A propósito de recordar días atrás a nuestro distinguido actor y director chileno, Agustín Siré, debo agregar que él, además, integró el grupo de fundadores de dos grupos teatrales que sobrepasaron su disciplina teatral convirtiéndose en dos focos culturales irradiantes: TEUCH (Teatro Experimental de la Universidad de Chile) e ITUCH (Instituto del Teatro de la Universidad de Chile).
En 1941 se fundó el primero, a iniciativa de un grupo de estudiantes del Instituto del Pedagógico de Santiago, y los mismos, años más tarde, 1959, lo convirtieron en el ITUCH.
La historia de ambos está escrita, y mi intención solamente desea destacar la maravillosa irradiación que ese grupo de estudiantes provocó en el desarrollo cultural de nuestro país.
Por lo pronto, el grupo santiaguino motivó a sectores provincianos, creando ellos también grupos teatrales con el apelativo de “experimental”. De hecho, yo mismo, llegué a la Escuela de Teatro del TEUCH en 1955, miembro del Teatro Experimental de Chillán. Fue, Enrique Gajardo Velásquez, quien viajó desde Santiago con la misión de crear esos grupos amateurs.
En Santiago, los grupos mencionados, desde el comienzo se transformaron en un foco de atracción para intelectuales y artistas en general. Resultaba atractiva la renovación teatral que dichos grupos pudieron hacer, gracias al financiamiento de la Universidad. La disciplina de directores, actrices y actores, permitían que sus producciones teatrales contaran con amplio reparto de actores, maquinaria escenográfica, iluminación especializada, vestuario, etc., gastos que las compañías profesionales existentes no podían solventar.
Aparecieron entonces grandes títulos de la dramaturgia internacional, con puestas en escena que no envidiaban a las extranjeras. Y emergieron los autores nacionales beneficiándose de excelentes puestas en escena que aumentaban el valor artístico de sus obras.
Yo ingresé a la Escuela de Teatro en 1955 y el TEUCH estaba en su plena madurez.
Muchos intelectuales, artistas y simples admiradores, rondaban alrededor de actores, directores, vestuaristas, maquilladores, etc.
Innegablemente el TEUCH e ITUCH fueron también centros motivadores de todo el ascenso cultural de nuestro país hasta 1973. se fundó el primero, a iniciativa de un grupo de estudiantes del Instituto del Pedagógico de Santiago, y los mismos, años más tarde, 1959, lo convirtieron en el ITUCH.
La historia de ambos está escrita, y mi intención solamente desea destacar la maravillosa irradiación que ese grupo de estudiantes provocó en el desarrollo cultural de nuestro país.
Por lo pronto, el grupo santiaguino motivó a sectores provincianos, creando ellos también grupos teatrales con el apelativo de “experimental”. De hecho, yo mismo, llegué a la Escuela de Teatro del TEUCH en 1955, miembro del Teatro Experimental de Chillán. Fue, Enrique Gajardo Velásquez, quien viajó desde Santiago con la misión de crear esos grupos amateurs.
En Santiago, los grupos mencionados, desde el comienzo se transformaron en un foco de atracción para intelectuales y artistas en general. Resultaba atractiva la renovación teatral que dichos grupos pudieron hacer, gracias al financiamiento de la Universidad. La disciplina de directores, actrices y actores, permitían que sus producciones teatrales contaran con amplio reparto de actores, maquinaria escenográfica, iluminación especializada, vestuario, etc., gastos que las compañías profesionales existentes no podían solventar.
Aparecieron entonces grandes títulos de la dramaturgia internacional, con puestas en escena que no envidiaban a las extranjeras. Y emergieron los autores nacionales beneficiándose de excelentes puestas en escena que aumentaban el valor artístico de sus obras.
Yo ingresé a la Escuela de Teatro en 1955 y el TEUCH estaba en su plena madurez.
Muchos intelectuales, artistas y simples admiradores, rondaban alrededor de actores, directores, vestuaristas, maquilladores, etc.
Innegablemente el TEUCH e ITUCH fueron también centros motivadores de todo el ascenso cultural de nuestro país hasta 1973.