Estimadas amigas y amigos que a veces
leéis las “bobilongadas” que suelo escribir, les debo una rectificación:
a propósito de “Los Papeles de Panamá”
dije que la corrupción se había convertido en la sub-cultura que recorre el
mundo.
Y no, rectifico: la corrupción y la
impudicia de los grandes grupos económicos y financieros (léase la banca),
junto a la gran mayoría de empresarios y políticos se ha convertido en la
CULTURA UNIVERSAL Y OFICIAL del presente.
En la sub-cultura viven hoy marginados:
los intelectuales que intentan preservar el pensamiento crítico; los artistas
en sus diferentes disciplinas; las ciencias al servicio del ser humano; las
juventudes que intentan generar un mundo solidario; los trabajadores que viven
de sueldos y/o salarios…
Hoy, más que ayer, es expresiva esta anécdota:
"Alejandro Magno increpaba a un pirata que
había capturado, echándole en cara su profesión:
-Soy pirata – se oyó responder – porque
no tengo más que un barco. Si tuviera una flota sería un Conquistador".