Hay instantes en que nos encapsulamos en el espacio-tiempo. Nada existe alrededor, sólo el instante...
Sus
manitas se mueven con la habilidad de artesanas, concentradas en su trabajo
tanto como yo en mi observación... El Mar Cantábrico ruge a placer contra las milenarias peñas a unos cuantos metros más abajo...
Emerge un
murmullo de las artesanas..., se transforma en un canturreo automático, impersonal..., no logra romper el silencio
interior...
Continúan trenzando cintas coloridas, elásticos, pequeñísimas esferas de colores
brillantes... Se prueban los colgajos entre sus cabellos... Las princesas de
las Mil y una Noches querrían lucir el colorido de las
joyas de este par de artesanas...
El Peñón de Ogoño, visto por Nelson |
La niebla cubre parte del gran peñón de Ogoño allá lejos esta mañana... La levedad del sirimiri humedece todo el verde paisaje... Las manitos trabajan, crean..., la concentración, el ruido del mar...
El
silencio interior nos inunda... Aiala, Maider y el observador... Existimos
solamente dentro de una cápsula, quizás en la burbuja primigenia... Un instante...