No soy de los que afirman que “todo tiempo pasado fue mejor”, pero que eran otros tiempos, eran. Yo me voy al tiempo en que el organillero recorría las calles de mi ciudad y desde sus tubos emergía:
“Cierto pajarillo una mañana
herido fue a caer a mi ventana
yo me compadecí del pajarillo
y yo le di el calor que le faltaba.
Lo puse en una jaula primorosa
lo cuidé con afán de noche y día
y al ver que el pajarillo se moría
le di la libertad que me pedía.
ESTRIBILLO
Pajarillo, pajarillo,
que vuelas por el mundo entero
llévale esta carta a mi adorada
y dile que por ella muero.
Si en la memoria de alguien, aún suenan esas notas, vivirá algunos instantes de inocencia.