A propósito del golpe en la mesa que ha
dado Mike Pence, vice-presidente de EEUU, exigiendo al resto de sus aliados de
la OTAN que cumplan con su compromiso de aportar el 2% de su PIB para gastos
militares, las preguntas que nos hacemos los “pagadores de impuestos” que
vivimos en Canadá, es:
¿En qué nos beneficiaría si Canadá en vez
de aportar actualmente a la OTAN un poco más de veinte mil millones de dólares
(0.99% de su PIB), comenzara a pagar 41 mil millones de dólares (2% de su PIB)?
La cantidad se lee fácil.
La reflexión es obvia como siempre:
¿cuántos hospitales y personal de la salud; cuántos establecimientos
educacionales y personal educativo; cuántos puestos de trabajo, carreteras,
mejoras salariales, etc., etc., podrían conseguirse con esas cantidades de
dólares?
Me ahorro buscar cuántos miles de
millones de dólares serán el gasto total de la OTAN si todos los países del
organismo aportaran el 2% de su PIB. Y por supuesto me ahorro soñar lo que
podría hacerse con ese dinero en beneficio de la humanidad.
¡¡¡Locura-demencia-esquizofrenia-alienación-enajenación-chifladura-manía-paranoia
desequilibrio-monomanía!!! (se agradece a quien pueda continuar alargando la
palabra).
Me gustaban más los años en que salíamos
a la calle a recibir palos y bombas lacrimógenas por protestar en contra de la
absurda carrera armamentista. Pero claro, eran años en que el “big-brother” aún
no había logrado el dominio de nuestras mentes…
Si actualmente, las voces protestatarias
laicas y religiosas, no nos volvemos a unir, terminaremos como un montón de
selfies repartidos por la red…, hasta
que ésta se queme debido a una súbita y ardiente explosión…