De acuerdo a las investigaciones de la ciencia junto con las reflexiones de
la filosofía, pareciera que uno de los signos de la evolución del homínido a su
calidad humana es la emergencia del afán recóndito de imaginar un más allá de
sí y que sea inalcanzable...
Según algunos estudiosos, estiman que ese salto cualitativo es similar al
enrarecimiento que se provocó en la formación del universo observable.
Investigadores de la prehistoria humana han encontrado diversos testimonios
físicos que hacen presumir que el hombre en ese periodo, aunque primitivo,
imaginaba sin embargo una realidad más allá de sí.
Posteriormente la historia cultural fue registrando y reflexionando sobre
el
« enrarecimiento » de los mitos primigenios; anotando sus leyendas;
supersticiones; e infinidad de seres y elementos naturales que gobernaron el
sentimiento y el pensamiento de aquellas hordas recolectoras, hasta organizarse
en tribus y asentamientos más o menos estables.
Sin duda, la emergencia de los dioses y las religiones constituyeron un
paso superior en el proceso de humanización del hombre...
Al mismo tiempo que las ciencias se convertían en el otro polo intrínseco
de lo humano - la búsqueda incesante del conocimiento -, que le ha permitido al
hombre avanzar con menos temor ante el misterio...
La necesidad de una divinidad protectora, por una parte, y de la otra, la
necesidad de verificar lo que se piensa, son como dos polos paralelos que se han
unido y separado continuamente en el transcurso de la historia.
Me permito pensar que ambos polos están incentivados por el mismo afán
recóndito del más allá de sí y que sea inalcanzable.
El cangrejo me
mira y sonríe…