Agradezco a la Memoria, agradezco su ambivalencia: me permite prever la tristeza que me dejará la partida de quienes ayer eran niños, hoy, de visita, convertidos en tres hermosos muchachos.
Tuve la alegría de abrazarlos repetidas veces. Esos abrazos, alimentarán con ternura mi Memoria.
Su madre, y ellos, dejarán un vacío visual, pero el corazón pleno de cariñosos recuerdos.