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Quién sabe... Al parecer, en todas las épocas surgen canciones populares, cantadas individualmente y en grupos. Supongo que poco a poco van quedando en el armario mientras otras ocupan su lugar.
En mi infancia, adolescencia y madurez, había tres o cuatro canciones, infaltables en el coro de la escuela, en las fiestas familiares, y entre amigos. Estas últimas, generalmente con una copa en la mano. Ocasión que no perdía más de alguien, demostrando su aptitud para el “Bel canto”.
En estos agresivos tiempos que corren, la inocencia solidaria de aquellos momentos “cantábiles”, me resultan un verdadero refugio. Comienzo tarareando, y más de alguna vez inundo la casa con mis gritos de “Bel canto”. Quien desee probar su aptitud “cantábile”, puede buscar en la red el “Ay, ay, ay” – se pronuncia ayayay –, de Osmán Pérez Freire.
