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martes, 11 de febrero de 2020

¿NOSOTROS... VOSOTROS...?

Roberto Matta Echaurren, The end of everything

El Socialismo, con “cuernos y cola”, al parecer será una de las banderas de la campaña presidencial que ya ha iniciado Donald Trump para el 2020. Varios candidatos opositores han comenzado también su precalentamiento.
“Esta noche, renovamos nuestra determinación de que EEUU nunca será un país socialista”, afirmó Trump en el discurso sobre el Estado de la Unión, el pasado 5 de febrero.
Y a propósito de qué, se preguntará el lector, salió a relucir el temido socialismo? Sencillamente porque algunos evoquen la necesidad de un acceso para todos a los beneficios de la salud, que deje de ser un privilegio de los millonarios, estarían intentando implantar el socialismo.
Medicina “socializada”, como existe aquí en el Québec, en Cuba y en otros países escandinavos. Aspiración del 90% de la población mundial.
Sin embargo para los sectores de la derecha conservadora norteamericana, hablar del cuidado del medio ambiente, de la no proliferación de las armas nucleares, defensa de los inmigrantes, restricción de la venta de armas, oposición - o siquiera crítica al racismo -, y un sinnúmero de etcéteras que buscan el bienestar social, es sinónimo del “siniestro socialismo”.
Los numerosos intelectuales y artistas que en ese país han firmado una carta denunciando y oponiéndose al descarado intervencionismo del gobierno norteamericano en Venezuela, bueno, esos, ya, son “socialistas antipatriotas”, quizás en el fondo “terroristas camuflados”.
En el fondo, es la reacción de la economía salvaje mundializada, aquella de la cual los Trump del mundo se felicitan y profitan, los que confunden sin cesar la libertad de circulación de capitales con la libertad de los ciudadanos. 
La concentración de la riqueza mundial ha llegado al punto en que ha logrado dominar los gobiernos. 
De manera que hoy en realidad son los capitales transnacionales quienes admiten o promueven guerras, acuerdan o desechan tratados y/o sanciones internacionales.