Van Gogh, potato eaters |
¡Pero cómo es posible! ¡Si ya no hay respeto, oiga!
¡Algunos bomberos se dedican a saquear, en medio de las catástrofes! ¡Sólo falta que se dediquen a provocar incendios en vez de apagarlos!
¡Los grandes bancos y financieras hacen fraudes y quiebras – tipo Goldman Sachs - que afectan al mundo entero, y el mundo entero es quien paga sus sirvenguenzuras! ¿Y si usted hace quiebra, quién le echa una mano?
¿Cómo es posible que aquí en Montreal, el precio de la gasolina cambie dos o tres veces al día, no dependiendo del mercado internacional, sino del horario en que haya mayor flujo del transporte público y privado?
¿Cuándo terminaremos con la política internacional estilo far west, entre el malo y el bueno?
¡Por otra parte, cómo olvidar aquella cancioncilla de mi infancia…! : « Cura de mi pueblo/ cuando yo era un niño/ me dabas santitos/ me hacías cariño… ». Sé que hoy la cancioncilla parece un chiste de mal gusto, pero al mismo tiempo sé que ha habido y los hay, sacerdotes y curas que han luchado mano a mano – y están luchando en diversas partes del mundo – por una mayor justicia social. Las cuestiones de fe van aparte, asunto de cada cual.
¡No, no, no! ¡Le digo!: todo tiempo pasado fue mejor. ¡Cómo, me sorprendo preguntándome : es decir, ¿éste, que al momento de escribirlo ya es pasado?
Al respecto, un poeta chileno – famoso porque con su poesía le gusta arrastrar el poncho -, escudándose en un supuesto filósofo, dice : « … el ayer es ayer/nos pertenece sólo en el recuerdo:/ a la rosa que ya deshojó/ no se le puede sacar otro pétalo ».
Y no bastándole con eso, el mismo poeta insiste : « Las cartas por jugar/ son solamente dos:/ el presente y el día de mañana ».
Y luego, rayando en una actitud, me atrevería a decir, sadomasoquista, abunda : « Y ni siquiera dos/ porque es un hecho bien establecido/ que el presente no existe/ sino en la medida en que se hace pasado/ y ya pasó…/ como la juventud ».
Felizmente, cuando ya estaba a punto de lanzarme al vacío, tuve la valentía para leer su última estrofa : « En resumidas cuentas/ sólo nos va quedando el mañana:/ yo levanto mi copa/ por ese día que no llega nunca/ pero que es lo único/ de lo que realmente disponemos ».
Y me aferré a la copa, lo confieso.¡Me la mandé al seco!…, a la salud de lo que realmente disponemos (¿?). Miré la copa vacía… En ese momento me acordé de mi calavera, quien suele quedarse dormitando bajo mi almohada. Llené la copa nuevamente, corroborando que « entre ponerle y no ponerle, más vale ponerle », y con la copa en la mano subí al dormitorio en busca de mi calavera…
Y ahí estaba ella, ¡durmiendo, la perla! La miré un instante y ¡zaz!, que la agarré de un manotazo :
-¡To Be, to be!, chilló asustada.
-¡No digas bobilongadas!
-Es que viéndote esa cara, y con una copa en la mano, no me atrevo despertar diciendo « or not to be »-, agregó posando su calavera sobre mi pecho, melindrosa.
No lo puedo negar. Mirando sus ojos negros, tan profundos, con sus dientes al aire, tan contenta siempre…, me enterneció la muy puta... Me senté en la cama y la apreté contra mi corazón…
-Dime, le dije, mirando los brotes de los añosos árboles que se veían por la ventana, ¿crees que en el día de mañana existirá la primavera?
-¡Ay, compadre, qué afán el suyo de hacerse cargo del mundo cada vez que mira por la ventana…! Vanitas vanitatum et omnia vanitas.
-Tal vez… Tómate un trago conmigo… ¿Dime,sinceramente, piensas que el mañana existe?
-Veritas filia temporis, compadre… ¡Salud!
Y pasándome el brazo por los hombros, agregó consoladoramente:
-¿Sabes lo que me dijo la calavera de nuestro amigo, el que murió el año pasado?
-¿Qué?
-Cuando el ruido del mundo te espante, me dijo, piensa en la fabulosa biodiversidad de nuestro planeta azul : existen buitres, pero también ruiseñores; zarzales, pero también suspiros de mar; hienas, pero también gacelas…
La separé de mi pecho para mirarla de frente. A través del vacío de sus ojos me parecía ver el infinito :
-¡Pero el Hombre, huevón!, le dije… ¿Qué hacemos con ese animal?
Y ella, con esa sonrisa metafísica y serenidad eterna, me contestó :
-Existen hombres…, sí…, pero también seres humanos, compadre… ¡Salud…! Carpe diem...