de la red, escribiendo |
Ya no recuerdo cuántos años hace que escribí la última carta de “puño y letra”. La máquina de escribir, el teléfono, el correo electrónico y finalmente el “whatsapp” y el celular, acabaron con la cálida conexión que mis sentimientos establecían entre la pluma y la hoja en blanco. Creo que, coincidentemente, fue a Begoña a quien escribí la última carta, hace ya muchos años...
No voy a negar que la tecnología actual, permite la inmediatez de la expresión del sentimiento, o la información necesaria.
Pero qué quieren que les diga: como a muchos de mi edad, pienso, o más bien siento, que aquello de la pluma y el papel, creaba un momento de cálida inquietud, debido seguramente, al tiempo que pasaría antes que tu sentimiento llegara hasta la persona requerida, o amada. Mientras escribías, te invadía una dulce angustia a la espera de la respuesta...
Y qué decir de aquellas o aquellos que se atrevieron a escribir una carta “tentativa”, buscando reciprocidad de sentimientos. El tiempo de la respuesta... ¡ay corazón!..., el tiempo de la respuesta ...
No dudo que, para mucha gente, un encuentro en zoom puede ser altamente conmovedor.
Para mí, sin embargo, nunca será igual que la anhelante espera que sufrías esperando la carta de tu amada...