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miércoles, 10 de abril de 2013

CINE CHILENO: LA GUINDA DE LA TARTA

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En medio de “juguemos a la guerra”entre las dos Coreas, incluido el “invitado de piedra” (cuándo no¡); el Medio Oriente, bajo su sino milenario de la muerte; en medio de la crisis económica global, que sigue favoreciendo a quienes la generan – los grandes especuladores financieros -; en medio, en fin, de un mundo que ha perdido el rumbo transformándonos a todos en hordas de no-videntes que caminan sin bastón ni perro guía, así, con los brazos estirados, sin saber si en el próximo paso encontraremos el abismo…

En medio de todo eso, digo, hay que enterarse que en Chile, el Ministro Presidente del Consejo Nacional de la Cultura – y hasta no hace mucho, talentoso colega actor -, ha metido la pata “hasta el zancarrón”, como diría mi mujer.


Explico. Con el objetivo de promover en el exterior las ventajas que ofrecería Chile para las producciones cinematográficas extranjeras, el organismo “Film Commission Chile” – como no resido en Chile ignoraba la existencia de dicha Comisión – ha publicado un libro titulado “Shoot in Chile”, libro que se supone aprobado por el Consejo Nac. de la Cultura, y por ende, por el Ministro Presidente del Consejo.


El cronista del Diario electrónico El Mostrador, Marco Antonio Coloma, nos ha advertido que dicho libro, en sus páginas finales expresaría lo siguiente (utilizo la propia traducción del cronista):
«el país cuenta con un grupo significativo de productores y técnicos bilingües — todos no sindicalizados — y excelentes facilidades de posproducción, todo lo cual ayuda a los cineastas a concretar sus proyectos». 


« Así, como lo lee - sigue comentando el cronista -, Chile no sólo ofrece desierto, montañas, mar y gente inteligente, sino que también empleados cuyo trabajo está completamente entregado a la intemperie del mercado ». Y Marco Antonio Coloma agrega con ironía: « Señor empresario, puede venir tranquilo, no tiene de qué preocuparse ».


De manera que el dichoso texto, ofreciendo nuestras ventajas comparativas a los capitales extranjeros, también en el terreno cinematográfico, viene a ser « la guinda de la tarta ».


Menos mal, el Sindicato del Cine de nuestro país ha enviado una carta a Luciano Cruz-Coke, reclamando por tamaña metedura de pata, y de paso, recordándole a él y al Consejo Nacional de la Cultura, que como tal Sindicato, tienen una larga existencia que el Consejo conoce perfectamente.


Ahora bien, la actitud un tanto indigna que expresan las líneas del mencionado libro, curiosamente son consecuentes con la actitud histórica de nuestras burguesías (perdón, nuestros ABC1), ofreciendo siempre nuestras materias primas y obra de mano al más bajo precio.


Dejando escapar al pequeño « opinólogo » que todos llevamos dentro, aprovecho de decir que no sólo en Chile, sino en este mundo global, los artistas no deberían aceptar cargos administrativos. La verdad, aquí y en la quebrada del ají, nunca lo han hecho bien.


Quizás en el futuro, los artistas serían más útiles integrando comisiones asesoras o consejeros (aunque en general, las Comisiones – en diferentes terrenos - también tienen mala fama).