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jueves, 1 de julio de 2010

LEJOS DEL MUNDIANAL RUIDO DE LAS VUVUZUELAS





de Roberto Matta, Vive que no es poco
Pues sí. Ahora que los hechos, los porfiados hechos, han enviado de vuelta a casa a la selección chilena, junto al mediatizado ché Bielsa, podré ver el resto del mundial de fútbol, tranquilo. Quiero decir, distante emotivamente.

Y aunque como el que se está ahogando, saca la mano para que lo vean, yo grito con el agua al cuello: “¡Pero nos quedan los equipos latinoamericanos!” Y claro, digo latinoamericano, con toda la intención de arrastrarles el poncho a los españoles, quienes gustan definirnos como “hispanoamericanos” (no faltos de razón).

No fue suficiente esta vez con tener en el equipo “magos”, “chupetes”, “matigoles”. Pero como estamos a acostumbrados a celebrar derrotas - sobre todo en el fútbol -, esperaremos resignadamente 50 años más, a ver si llegamos a los cuartos de final.

Sin embargo, pensando en lo difícil que nos resulta en el fútbol tener buenos resultados internacionales (como equipo, porque individualmente, hace rato que compran jugadores chilenos en el extranjero), ¿qué les parece si reflexionando con calma, caemos en la cuenta que quienes nos están dando buenos resultados internacionales desde hace muchos años, son los artistas chilenos?

Fíjese. En el campo internacional tenemos destacadísimos poetas; escritores; pintores. Y con muy buenos resultados internacionales tenemos a cantantes de ópera; cantautores; actrices y actores; cineastas (¡dictadores!, pero esto último lo dejamos pa callao), en fin, artistas.

Así es que quizás, pensándolo bien, tal vez somos un país de artistas, no de equipos de fútbol. Triste constatación para muchos, es cierto, pero que debería llevar a nuestros gobiernos a difundir mucho más la labor artística, y prestar cada vez más ayuda financiera a nuestros artistas nacionales (buen dato para Luciano Cruz-Coke, ministro de cultura).

De esta forma, una política realista, dejaría a nuestro fútbol en su nivel correspondiente: entretención solamente nacional.

¿Por qué en nuestro país se han desarrollado magníficos artistas que una y otra vez han desbordado las fronteras nacionales, y en el deporte, en general, tenemos una irregularidad casi inexplicable? Y aunque ésta parece una pregunta tipo Carcuro, la respuesta amerita complejas argumentaciones.

Yo, ni estoy capacitado para intentar esa argumentación ni éste es el lugar. Sólo alcanzo a darme cuenta que a diferencia del deportista, el artista no compite (¡excepto consigo mismo!).

Supongo que un competidor, además de la preparación técnica, necesita la aspiración de ganar, pero sobre todo, necesita antes que nada confianza en sí mismo. Confianza que en un ser humano, la procura no solamente la técnica, sino una actitud cultural.

Por ejemplo, el artista, por regla general es un contestatario, de cierto modo un rebelde, con un sentido crítico que lo impulsa a dilucidar su inquietud derivando en la creación de un objeto sensible, su obra artística.

El deportista… ¡Bueno, que lo diga Carcuro, que pa eso le pagan!