Sin duda la visita de Barak Obama a La
Habana, Cuba, es un triunfo de la diplomacia de la Revolución Cubana.
Obama ya no llegó en un buque de Guerra
como en 1928, John Calvin Coolidge (aunque en son de paz).
Este es un triunfo que además testimonia el profundo
sentido de la dignidad revolucionaria que nos enseñó su líder histórico Fidel
Castro.
No se olvidan las palabras de Fidel en la
Segunda Declaración de La Habana, a propósito de suponerle intervenciones en
políticas internas de América Latina:
“Lo que Cuba puede dar y ha dado ya, es
su ejemplo”.