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| collage de Bego |
Esta madrugada fui asaltado por fantasmas..., mis fantasmas. Supongo que debe ser algo corriente en quienes trabajan en la creación de personajes: escritores, pintores, cineastas, etc.
Sin embargo, es la primera vez que mis personajes me asaltan en sueños. Ellos suelen aparecer en mi memoria durante el día, estimulados por una lectura que describe un personaje similar, a veces un film, una conversación. Algunos de ellos me provocan largas meditaciones sobre ellos mismos o personas parecidas, hay muchas, aún a pesar de que varios de mis personajes interpretados eran unos “cabrones”, excusando la expresión. Pero estaremos de acuerdo que de esos hay muchos.
Aunque, claro, hay otros tantos con los cuales fui y seguimos siendo amigos. Otros provocan mi conmiseración.
Como sabemos, el trabajo del actor no consiste solamente en interpretar y actuar un personaje. En realidad, llega un momento del trabajo en que resulta confuso si eres tú quien “encarna” al Personaje o es éste el que te encarna. Esa intimidad es imprescindible. Sin ella, no habrás conseguido un buen trabajo.
En teatro, cine y televisión a lo largo de 70 años interpreté y actué innumerables personajes. Con quien soñé esta madrugada no debió ser de los amigos porque desperté sobresaltado. Quizás por autodefensa mental, el sueño se desvaneció en el acto. Intenté agarrarle la cola, pero se escapó dejándome solamente una sensación desagradable.
Todos mis personajes los trabajé con igual esmero, incluso ésos que nombré, porque, claro, el trabajo del actor en esencia es sobre el ser humano y para el ser humano.
