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sábado, 18 de diciembre de 2010

ANTES DE QUE NOS PONGAN LA MORDAZA...

de Otto Dix

La filtración de los documentos de Wikileaks, ratifican la obsolescencia de nuestros actuales aparatos de dominación y gobiernos. Demuestran en realidad nuestra decadencia cultural. No, por sus contenidos, sino sobre todo porque aceptaremos la impunidad en la que seguirán ejerciendo el poder los personajes y estamentos denunciados.

El Poder, en todas sus formas, económicas, políticas y morales ha sido cuestionado en dichos documentos. Y por supuesto, el Poder responderá a esos ataques con todas sus armas si es necesario. Lo hará de tal manera que entenderemos que hay que cerrar la boca. ¡Chitón!, será la orden implícita y explícita.
Quiero decir, que aparte del comentario de sobremesa de nosotros los huevonócratas, y las ganancias coyunturales que obtienen los medios de comunicación escandalizando respecto de estos últimos 250.000 documentos de wikileaks, todo seguirá igual.

Y seguirá igual, quizás porque en el fondo – de acuerdo al modelo cultural en que vivimos – todos nosotros pensamos, que puestos en circunstancias similares a los personajes esta vez denunciados, actuaríamos de la misma manera.
Sin embargo, llamaradas de paja se ven hoy por todas partes del mundo. Llamaradas reivindicativas: salarios; seguridad en el trabajo; huelgas; ¡incendios de cárceles!; derecho a la casa propia; pensiones; autonomías de varios pueblos - incluso luchas independentistas -, etc. etc. También se ven otras llamaradas, que más bien parecen hogueras: los pueblos que luchan por expulsar a los invasores.
Todas causas muy legítimas. Pero son muy pocos los que aún insisten en luchar por un profundo cambio cultural, que implica reconsiderar nuestra concepción misma del Poder y su ejercicio.

Conste que no estoy sugiriendo desterrar el capitalismo. Mientras no encontremos otro sistema que aporte sobre todo una “ilusión”, que contenga también un valor “mágico”, tenemos que resignarnos con el mito de la libertad individual, de la democracia, la justicia es igual para todos, en fin, el esfuerzo individual, etc. Aunque filtraciones como las de wikileaks demuestren precisamente su falsedad.
Pero hablemos claro, ya que a usted le gustan las “verdades reveladas”. Tengo que decirle que si aún no es capaz de confiar en el otro, si todavía no es capaz de actuar unido tras la utopía de que otro mundo es posible - para qué lo voy a engañar -, usted seguirá perteneciendo a la huevonocracia. Y un huevonócrata consecuente no tiene derecho a quejarse. Acepta su condición sin chistar.
¿Y sabe quién ha escrito esto? Un consecuente huevonócrata. *


*NOTA: Amigas fraternales me han criticado el término “huevonócrata”, por considerarlo sexista, con intención de género. Aunque bien se sabe que ser huevón es una condición sicológica, que no designa género ni cualidad testicular. Me han propuesto el término “úterohuevonócrata”. Sin embargo, a riesgo de ser denunciado por wikileaks, he decidido por mayoría absoluta rechazar tal propuesta.