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viernes, 3 de mayo de 2024

BÁJATE DEL AROMO, PALOMO



Ave del Paraíso




Cuando veo una buena película me doy cuenta que, entre sus cualidades, la película posee una excelente actuación de actrices y actores. Y siento ganas de haber sido parte del reparto.
En las películas argumentales, los actores somos el nexo más inmediato de la comunicación artística con el espectador. Por ese motivo muchos espectadores no se detienen a pensar en la calidad del guion, ni en la calidad de la dirección, o el fotógrafo, mucho menos en el editor, en fin, en la participación de muchos creadores artísticos y técnicos que participan en la película, un arte esencialmente colectivo, como varias otras expresiones artísticas.
Todos los actores utilizan en su trabajo la imaginación y la memoria, cualidad maravillosa del cerebro humano. Pero, ojo, la imaginación y memoria no es exclusiva de nosotros. Hace ya tiempo que la propia ciencia ha comprobado lo que nosotros, desde niños, hemos observado en los animales y pájaros: también ellos tienen imaginación y memoria. Y ambas especies tienen la capacidad de transformarse, en sus trances de seducción, por ejemplo, o en ataque o defensa.
De tal manera que los actores que se sienten “la guinda de la torta”, están equivocados pensando que son los únicos capaces de crear un personaje.
Sí, sí, podrán argumentar que sus creaciones son artísticas y conscientes de un principio y un fin. Sí, sí. Podrá venir un esteta a darnos una conferencia sobre la filosofía del arte, pero ciertos pájaros, por ejemplo, seguirán bailando ante su damisela, transformando su plumaje y su tamaño, un baile envidiado por cualquier cuerpo de ballet… ¿Es solo instinto o es un acto consciente?
“Pregúntale a las estrellas si por las noches me ven llorar…”
NOTA: imagen, Ave del Paraíso.