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Una tentación que no recomiendo: buscar el antepasado prehistórico de las ardillas. Repito, no lo recomiendo. Es preferible conservar la imagen que hoy tenemos de estos simpáticos animalejos, la sensación de tierna picardía que transmiten.
En general, los creacionistas tienen la satisfacción de imaginar la naturaleza tal como la vemos hoy: allí, esa hermosa montaña, allá, las bandadas de pájaros de diversos tamaños y colores, ningún creacionista pierde el tiempo en pensar que los pájaros descienden de los Dinosaurios ¡¿?!
Que la Evolución existe, qué duda cabe, si todavía vemos que hay personas que no salen de su animalidad. Por ejemplo, entre mis vecinos norteamericanos hay un número apreciable de “humanosanimalados” liderados por un animal experto en fraudes de todo tipo, que sólo ofrece venganzas y muerte en su programa político. Así es que tampoco recomiendo ver canales de TV norteamericanos.
Prefiero contarles de mi amigo de infancia Rafillo, quien coleccionaba imágenes de animales prehistóricos, difíciles de obtener en aquellos años. Y cosas de la vida, cuando mayor, Rafillo se hizo sacerdote. Trabajaba en una “población callampa” la última vez que nos vimos. Un trabajo para el cual se necesitaba mucha Fe.
No tuve ocasión de preguntarle si aún coleccionaba animales prehistóricos...