La Tierra en el Universo |
De vez en cuando me pregunto si realmente soy escéptico frente a diversas historias o acontecimientos, o sobre experiencias singulares que cuentan diversas personas. No creo ser escéptico dogmático. Pero me gusta conocer las evidencias y estrujar primero mi razonamiento antes de aceptar historias extrañas. Aceptando eso sí, la extrañeza inexplicable de nuestra existencia en este espacio infinito. Al respecto, la astrofísica avanza día a día buscando la explicación que, en última instancia, todavía resulta insondable. Pero el “vicio” de querer saberlo todo supongo que es intrínseco a nuestra existencia.
Nuestro diario vivir en este planeta está en permanente cambio, un diario vivir desastrosamente desigual y escasamente solidario. A pesar de que no tenemos idea adónde nos lleva este viaje astral, y a pesar de que tenemos conciencia de no ser más que una brizna en el universo – también nuestro sistema solar –, vivimos en permanente competencia, en guerras unos contra otros.
Hace milenios, muchos seres humanos, pese a su primitivismo, sintieron la necesidad de protección y se aferraron a la idea o sentimiento de que existía un ser protector. Para ellos es un alivio pensar que el paso por la tierra es efímero porque más allá les espera la eternidad, junto a su protector.
Todo esto me parece mucho más asombroso que los que se pretenden “psíquicos”, o aquellos que pretenden tener poderes extrasensoriales, etc., la mayoría de ellos simples embaucadores.