Rodney |
Supongo que mucha gente habrá tenido la experiencia de estar leyendo algún texto de historia, Siglo XIV, Siglo XV, por ejemplo, y en la medida que avanza la lectura comienzan a asomar similitudes con los acontecimientos presentes de la humanidad... En mi caso, detengo la lectura... Comencé a propósito de mi inquietud sobre la importancia social de los prejuicios. ¿Las similitudes que encuentro, no serán precisamente mis prejuicios?, me pregunto.
Porque, claro, el tema del “prejuicio” tomó un camino trágico en el libro que he escogido: “El Martillo de los Brujos”, una suerte de decálogo para detectar y castigar la brujería, los pactos con el demonio, herejías de todo tipo, etc. La Inquisición fue un momento negro no sólo para la Iglesia Católica, sino para la humanidad entera. Un momento negro que, aunque en menor intensidad, no concluyó “oficialmente” sino hasta mitad del siglo XIX.
Como no es mi intención meterme en asuntos de Fe, solamente me interesa referirme al daño que un “pre- juicio” puede hacer socialmente. Y la Inquisición es una evidencia.
En política, también hemos visto, a veces hemos sido testigos, o víctima, de los momentos históricos cuando una norma se convierte en dogma, y éste, estimula el prejuicio de manera notable.
El racismo, la xenofobia y la homofobia, entre otras lindezas, encuentran en el prejuicio, el ingrediente impulsor capaz de agredir a personas o países. Y no es fácil reconocer nuestros propios prejuicios.
Amistades, me temo que “El Martillo de los Brujos”, es un libro que muchos intentan reescribir actualmente en varios lugares, incluso, en países que hasta ayer se proclamaban como líderes de la libertad.
Estimadas amistades, no estaría demás, que de vez en cuando revisemos nuestros “juicios”. Saludos.