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jueves, 4 de octubre de 2012

"NO HAY MAL QUE DURE CIEN AÑOS...,




… ni huevón que lo aguante”. Así es el dicho popular. Lo siento, si alguien todavía encuentra que es una grosería aludir a los testículos.

Aunque creo más bien que quizás serán las mujeres, quienes reclamarán tratándome de machista por no aludir a los ovarios.

Bien, desde ya acepto humildemente la crítica. De manera que quizás deberíamos modernizar el dicho popular: “NO HAY MAL QUE DURE CIEN AÑOS…., NI SEXO QUE LO AGUANTE”. De este modo incorporaríamos todas las opciones sexuales. Y con mucha razón, porque hoy día el cabreo es transversal y universal.

De hecho, es imposible esconderme detrás de las hojas del otoño. No puedo evadirme mirando el Lac Deux Montagnes hacia el costado Oeste, y el Lac Saint Louis, si miro hacia el Este, aquí donde habito.

No hay palomas ni garzas que me hagan olvidar la inocencia en la que he vivido y en la que continúo viviendo.

El amor al prójimo se cae a pedazos todos los días. En realidad, el futuro no pertenecía por entero al socialismo. Buscar el escape a través del Nirvana me resulta tan incómodo moralmente como quedarme mirando eternamente el vuelo de las grullas que desfilan en busca de mejores climas.

Menos mal que no tengo relaciones con Yahveh, porque he leído que es bastante vengativo.

En fin, resulta evidente que estamos cruzando por un campo minado. Cuando menos, entre llamaradas de paja…, por el momento…

Quizás por eso mismo, los que hace rato comprendieron que la inocencia sólo servía para ser domesticados, se las arreglan todos los días para poner en práctica otro dicho popular que se utiliza en Chile: “Agarra Aguirre…”, que en definitiva quiere decir que todo vale, con tal de hacerse rico: “después de mí, el diluvio”.

Yo soy de los privilegiados que viven en una ciudad, Montréal, en la cual todavía no andamos a balazos ni a bombazos,  “tranne i ragazzi che lavorano nella costruzione”. Mais pour le moment je n'ai aucune rénovation radicale dans ma maison. Je peux dormir en paix.

Vivir en Siria en estos momentos…, eso es morir un poco. Esto último creo que es título de algún film, además… (A propósito, tengo un premio de actuación en el festival de Damasco, 1995). ¿Y en Afganistán, qué vida se está viviendo? ¿O en Irak…?

Y donde no hay guerra abierta, la gente está hasta más arriba del moño. No hay mal que dure cien años... Y, paradoja, en eso consiste la esperanza de hoy.

Estamos dispersos, es cierto. Pero no me cabe duda que la historia nos juntará. Y no hay bola de cristal que pronostique fechas ni a través de qué métodos de lucha se le pondrá coto al descaro de los grupos financieros, empresarios, políticos y en general, poderes fácticos.  

« Los cortes de los períodos en la historia no los marcan los años sino los procesos sociales y económicos », pensaba Eric Hobsbawn. Tal vez tenga razón. On verra...