|
de Marguerite Duras dirigida por Jaime Silva Teatro El Conventillo Santiago de Chile 2000 con
Nelson Villagra G José Ignacio García Begoña Zabala Aguirre |
He estado valorando la gente de teatro en Chile, de algún modo rindiéndoles homenaje a los autores, directores, actrices y actores. Estuve en la butaca desde los años 50, y ese fue el estímulo que descubrió mi vocación artística.
Y aunque probablemente la gran mayoría de los chilenos me ubican y me catalogan como actor de cine, yo me siento un actor de teatro. Son casi 50 obras teatrales que me avalan como tal.
Es más, luego del exilio, mi primera visita a Chile fue con una obra de teatro, “El Señor de las Luces” – de mi autoría -, acompañado por Begoña Zabala y Luis Cerpa. Y posteriormente, con Begoña, decidimos visitar Chile, desde Montréal, para trabajar en teatro. Begoña, tenía una larga experiencia teatral en Montréal en diversos grupos teatrales, dirigida por excelentes directores como Madame Beaubien, Septimiu Sever (director rumano) y con Jean Pierre Ronfard, en un montaje que hizo historia en los medios artísticos de Montréal: “Le Grand Théàtre du Monde, selon Ronfard”. Y en las visitas a Chile, comencé dirigiendo el montaje, “La Farsa del Caballero y la Muerte”, obra que escribí en versos, y en cuya obra Begoña, logró un excelente trabajo interpretando el personaje La Muerte. Como dije alguna vez, Begoña se robó la película: “Si la Muerte fuera así, me entregaría en sus brazos”, la priropeó un espectador. El personaje interpretado por ella logró una comunicación espectacular con los espectadores.
Financiado por FONDART, decidí estrenar la obra en provincia, visitando varias ciudades sureñas. Nos acompañaron en el reparto Pedro Villagra y Violeta Vidaurre.
Posteriormente, Begoña, dirigida por Jaime Silva trabajó en “Rockaby” de Samuel Beckett, una obra de intenso y seco dramatismo. Luego, bajo mi dirección, trabajó en “Ópera Inmóvil” de Jorge Díaz, junto a los actores Alberto Chacón, Ignacio García, Erika Corbalán.
Y otra vez, bajo la excelente dirección de Jaime Silva, Begoña, Ignacio García y yo, montamos “La Amante inglesa” de Marguerite Duras. Un montaje celebrado por la crítica y los espectadores, en su estreno y en su reestreno. Begoña, nuevamente lució su talento de actriz interpretando magníficamente la angustia emocional de Claire Amélie, en su caótica relación con Pierre Lannes.
Es un montaje que Begoña y yo recordamos con entrañable cariño.
Así es que así es, desde el teatro surgimos, es nuestra escuela. El teatro, ese espectáculo efímero, que solo queda en la memoria de los espectadores.
Por ello mismo, tiene un matiz mágico, sagrado, único, irrepetible