Eclipse de sol 2024. Fotografia de Idoia Prieto Zabala |
Es imposible no hablar de este eclipse reciente del 8 de abril 2024. Pero por sobre el fenómeno físico, científico, me ha dejado emocionado el vínculo subconsciente que sentí momentos antes de iniciarse el acontecimiento, más intenso durante el mismo, y su dilución una vez restablecida la luminosidad habitual de un día soleado.
Ni Bego ni yo, estuvimos en ningún grupo de los numerosos que se formaron a traés de las ciudades y pueblos de la provincia del Québec y en parte de la costa norteamericana. Estuvimos en nuestra casa, y por un par de instantes salimos a la terraza, y no contando con los instrumentos apropiados - solamente con anteojos de sol - miramos rápidamente de reojo el sol cubierto por la luna. De manera que sí, el fenómeno lo vimos por la televisión.
Y, sin embargo, regreso al comienzo: todo el tiempo nos sentimos conectados emocionalmente con los miles – tal vez millones – de personas, adultos y niños, que estaban compartiendo un acontecimiento tan singular. Un acontecimiento alegre y sorprendente, el mismo que, sin embargo, durante siglos estuvo ligado a presagios de desastres, acciones mágicas y otras mitologías.
Esta vez, solo prevaleció el sentido de comunidad. Maravillosa comunidad… Esa comunidad solidaria que, en otras esferas, cada día se difumina, se difumina hasta el punto en que para miles de seres humanos da como resultado el desamparo…
Me quedo con la esperanza y emoción que viví en los minutos del eclipse….
NOTA: Merci. La foto es de Idoia Prieto Zabala