de Nelson Villagra |
De regreso a Vaudreuil-Dorion, mi lugar de residencia, he
retomado el hábito de salir a caminar una hora.
Durante mi “promenade” (paseo), atravieso el puente de la
Rivière des Outaouais - cercano a los 300 metros - para llegar a Pincourt,
villorrio vecino. Y de vez en cuando me detengo en medio del puente para
contemplar el hermoso paisaje: familias de patos que gozan zambulléndose en
busca de alimento; gaviotas, revoloteando algunas, otras, vigilantes esperando
al inocente pececillo…, en fin, más allá, los caprichosos islotes boscosos y
verdes todavía, y finalmente el sol de media tarde, que cae oblícuo para crear
una atmósfera lumínica feérica…
Ese instante de mi detención me resulta tan beneficioso como
si tuviera una sesión de yoga o de meditación trascendental.
Contemplando la belleza y quietud del paisaje de la Rivière
des Outaouais, algunos de estos días, me he sonreído… Me he sonreído porque
recuerdo que aún no hace 30 días, viví 8 meses en una ciudad loca y caótica:
Santiago de Chile.
Me sonrío, además, porque desde la paz de este paisaje,
recuerdo con más aprecio y cariño a los amigos con los cuales tuve la
oportunidad de compartir durante los 8 meses; recuerdo con agrado placentero a
mis compañeros de trabajo; también a tantos espectadores que se acercaron en la
calle para saludarme, para expresarme una cálida palabra de elogio. Desde este
paisaje, recuerdo con simpatía a don Rolando y a don Juan, gentiles taxistas
que me facilitaron la vida ayudándome a atravesar la vorágine santiaguina.
Sólo me falta al fondo de este paisaje la Cordillera nevada,
que solamente tuve ocasión de contemplar una o dos veces allá en Santiago, sin
embargo. Porque el verano y la primavera decidieron confabularse en contra del
invierno este año 2012.
Y continúo mi paseo, sabiendo que regresaré por el mismo
camino lleno de imágenes y proyectos que bullen en mi mente. A propósito, hoy
que la neurobiología ha establecido que la memoria no sólo es un receptáculo
del pasado, sino también creadora del futuro, revisaré un intento de escribir
mis memorias. Y claro, ahora estoy confundido, no sé si titularlas Memorias del
Futuro… o…
Estos científicos “son la leche”, como decía mi
suegro-amigo. Actualmente están desmintiendo todo lo que me costó tantos años
retener. Resulta que ahora mi inconsciente es más útil que mi conciencia (lo
cual entre otras cosas pone en jaque el libre albedrío); resulta que la
realidad que veo no es la realidad; resulta que cualquier afirmación es tan
válida como una negación; resulta que los sentimientos son más efectivos que la
razón…
Y para finalizar – porque las “renovaciones” son infinitas
-, resulta que hay varios de estos señores científicos que han concluido en que
la verdadera solución para el género humano es REDISEÑARNOS BIOLÓGICAMENTE, y
se preparan para hacerlo antes de lo que podamos imaginar…
Al puente, al puente, necesito volver al puente de la
Rivière des Outaouais…