sábado, 21 de julio de 2012
Y MERARDO, PREGUNTÓSE:
Cercano al año dos mil
después que Cristo murió,
quien dicen resucitó
en medio de su redil
quedando como un candil
para creyentes y ateos,
miro al mundo en su aleteo
y me pregunto Señor
si el Hombre olvidó tu Amor
detrás de sus devaneos.
No puede ser de otro modo
al ver que en verano llueve
y en el invierno no hay nieve
- atravesado anda todo -.
Embadurnado de lodo
el Hombre perdió la lumbre.
Ni siquiera la costumbre
lo salvará de ser ciego.
Al terminar el milenio
terminan las certidumbres.
Habrá que empezar de nuevo:
¿Sólo posibilidades,
también probabilidades?
¿Estoy quieto o me muevo?
¿Quién es el más longevo?
¿Los flujos irreversibles
que en apariencia inservibles,
en ciertas correlaciones
se meten en colisiones
diminutas y perecibles?