martes, 20 de diciembre de 2011

ME MORDERÉ LA LENGUA

de Idoia, Mis nietos



Mirando a mis nietos…, de la misma forma que miré a mis hijos, tantos años atrás: ¡Me la muerdo! ¡Me muerdo la lengua en esta Navidad, como en tantas otras! Una vez más, hoy, aprieto las mandíbulas, observando la ilusionada incertidumbre de mis nietos, junto al árbol de Navidad:




“Tengo unas ganas locas de gritar
Viva la Cordillera de los Andes
Muera la Cordillera de la Costa.
La razón ni siquiera la sospecho” (Nicanor Parra)

Y por favor, no me toquen Noche de Paz. Prefiero que sean sinceros, y me toquen derechamente los cataplines. Estoy harto de que año tras año nos sometamos a esa suerte de santidad farisea escuchando villancicos, y el infaltable Adeste Fideles que nos persigue en las tiendas, en los bancos, en las Comisarías, en las cárceles.
Me tienen hasta más arriba del moño con los Nacimientos, a partir del cual, en el mundo occidental y cristiano, nos han venido contando una historia que las propias jerarquías cristiano-católicas se han encargado de desvirtuarla: del Pesebre al Vaticano hay una distancia tal, que ofende hasta la más mínima inteligencia.
Pero nada de esto le diré a mis nietos. Me morderé la lengua, en aras de su ilusión infantil.
No pienso hablarle a mis nietos de la crisis económica ni de los que han logrado domesticarnos en la resignación: llámense banqueros, empresarios, políticos, etc. No pienso decirle a mis nietos que nuestros geniales dirigentes nacionales e internacionales, actualmente nos anuncian próximas guerras, como quien anuncia las nuevas lavadoras que saldrán al mercado, porque nos han visto los genitales.
¡Me morderé la lengua!


“Perdonadme si pierdo la razón
En el jardín de la naturaleza
Pero debo gritar hasta morir
¡¡Viva la Cordillera de los Andes!!
¡¡¡Muera la Cordillera de la Costa!!!” (Nicanor Parra)