viernes, 21 de septiembre de 2012

LA RIVIÈRE DES OUTAOUAIS




de Nelson Villagra

De regreso a Vaudreuil-Dorion, mi lugar de residencia, he retomado el hábito de salir a caminar una hora.

Durante mi “promenade” (paseo), atravieso el puente de la Rivière des Outaouais - cercano a los 300 metros - para llegar a Pincourt, villorrio vecino. Y de vez en cuando me detengo en medio del puente para contemplar el hermoso paisaje: familias de patos que gozan zambulléndose en busca de alimento; gaviotas, revoloteando algunas, otras, vigilantes esperando al inocente pececillo…, en fin, más allá, los caprichosos islotes boscosos y verdes todavía, y finalmente el sol de media tarde, que cae oblícuo para crear una atmósfera lumínica feérica…

Ese instante de mi detención me resulta tan beneficioso como si tuviera una sesión de yoga o de meditación trascendental.

Contemplando la belleza y quietud del paisaje de la Rivière des Outaouais, algunos de estos días, me he sonreído… Me he sonreído porque recuerdo que aún no hace 30 días, viví 8 meses en una ciudad loca y caótica: Santiago de Chile.

Me sonrío, además, porque desde la paz de este paisaje, recuerdo con más aprecio y cariño a los amigos con los cuales tuve la oportunidad de compartir durante los 8 meses; recuerdo con agrado placentero a mis compañeros de trabajo; también a tantos espectadores que se acercaron en la calle para saludarme, para expresarme una cálida palabra de elogio. Desde este paisaje, recuerdo con simpatía a don Rolando y a don Juan, gentiles taxistas que me facilitaron la vida ayudándome a atravesar la vorágine santiaguina.

Sólo me falta al fondo de este paisaje la Cordillera nevada, que solamente tuve ocasión de contemplar una o dos veces allá en Santiago, sin embargo. Porque el verano y la primavera decidieron confabularse en contra del invierno este año 2012.

Y continúo mi paseo, sabiendo que regresaré por el mismo camino lleno de imágenes y proyectos que bullen en mi mente. A propósito, hoy que la neurobiología ha establecido que la memoria no sólo es un receptáculo del pasado, sino también creadora del futuro, revisaré un intento de escribir mis memorias. Y claro, ahora estoy confundido, no sé si titularlas Memorias del Futuro… o…

Estos científicos “son la leche”, como decía mi suegro-amigo. Actualmente están desmintiendo todo lo que me costó tantos años retener. Resulta que ahora mi inconsciente es más útil que mi conciencia (lo cual entre otras cosas pone en jaque el libre albedrío); resulta que la realidad que veo no es la realidad; resulta que cualquier afirmación es tan válida como una negación; resulta que los sentimientos son más efectivos que la razón…

Y para finalizar – porque las “renovaciones” son infinitas -, resulta que hay varios de estos señores científicos que han concluido en que la verdadera solución para el género humano es REDISEÑARNOS BIOLÓGICAMENTE, y se preparan para hacerlo antes de lo que podamos imaginar…

Al puente, al puente, necesito volver al puente de la Rivière des Outaouais…

sábado, 8 de septiembre de 2012

IDAS Y VENIDAS



  
Hace un par de semanas, regresé de Chile – mi país natal - luego de 8 meses de estadía a propósito de un trabajo artístico. Trabajo que me obligó a permanecer en Santiago, la capital, ciudad loca y agobiante.

Quizás como nunca antes, esta vez se me hizo muy presente que hace 38 años que salí de mi país. 38 años que no pasan en balde. Si mal no recuerdo, tenía 37 cuando hube de abandonar aquella extraña larga faja de tierra.

Y digo extraña, porque cualquiera que mire el mapa físico de diversos países, esta delgada franja terrena que corre a partir de Arica por el norte hasta Punta Arenas por el sur, cercada por la cordillera de Los Andes por el Este y el Pacífico por el Oeste, resulta singular.

Sin embargo, este “largo pétalo de mar y vino y nieve” (al decir de Neruda), no termina en Punta Arenas, sino que atravesando el Estrecho de Magallanes, aún hay que agregarle un gran pedazo de Tierra del Fuego, y luego otro fragmento no despreciable de la Antártica.

Y es singular también que esta delgada franja, a medida que avanza hacia el sur, se vaya desgranando en una infinidad de islas e islotes, archipiélagos laberínticos donde se puede extraviar hasta el marino más avezado…

Agréguele a eso la Isla Juan Fernández – de triste memoria por un accidente aéreo -; la Isla de Pascua con sus enigmáticos Mohai; la Isla Santa María – de triste y negro recuerdo -; la Isla Dawson aún de más triste y sobre todo vergonzosa memoria. En fin, les puedo asegurar que hay muchas islas, cada una con su historia.

Y si usted se adentra en el país, en el territorio continental, es posible que perciba que curiosamente la ciudad de Santiago, por ejemplo, está constituida por tantos archipiélagos, como familias y consumidores la habitan.

Esa fue la impresión que me dejó Santiago. Y yo no sé si es verdad que “Santiago es Chile”.

Pienso que a pesar de todo, el avance de las comunicaciones internacionales han disminuido nuestra insularidad… Pero al parecer, en general, los habitantes no han podido evitar el contagio de las islas y archipiélagos… 

sábado, 21 de julio de 2012

Y MERARDO, PREGUNTÓSE:





Cercano al año dos mil

después que Cristo murió,

quien dicen resucitó

en medio de su redil

quedando como un candil

para creyentes y ateos,

miro al mundo en su aleteo

y me pregunto Señor

si el Hombre olvidó tu Amor

detrás de sus devaneos.



No puede ser de otro modo

al ver que en verano llueve

y en el invierno no hay nieve

- atravesado anda todo -.

Embadurnado de lodo

el Hombre perdió la lumbre.

Ni siquiera la costumbre

lo salvará de ser ciego.

Al terminar el milenio

terminan las certidumbres.



Habrá que empezar de nuevo:

¿Sólo posibilidades,

también probabilidades?

¿Estoy quieto o me muevo?

¿Quién es el más longevo?

¿Los flujos irreversibles

que en apariencia inservibles,

en ciertas correlaciones

se meten en colisiones

diminutas y perecibles?

viernes, 1 de junio de 2012

ACEITE SOBRE EL MANTEL

Dalí





Igual que una botella de aceite volcada sobre el mantel de la mesa, la corrupción se extiende día a día abarcando a todos los estratos sociales de Chile. Y no lo decimos quienes estamos de paso por el país, sino quienes viven en él, y tienen el deber de estar informados e informar a la ciudadanía.

Para mí como visitante, aunque con raíces afectivas profundas con Chile, me resulta doloroso darme cuenta que mi país se parece al río Mapocho: sus aguas corren turbias y llenas de desperdicios. Mientras a las grandes mayorías se las mantiene entretenidas con el sexismo y el consumismo irracional.

Es nada menos que un prestigioso periodista, Premio Nacional de Periodismo, quien escribe lo siguiente en el Diario Electrónico de Radio Universidad de Chile:

Domingo 27 de mayo 2012

La corrupción empresarial
Por Juan Pablo Cárdenas

Cuando el afán de lucro se constituye prácticamente en el fin único de la actividad empresarial no es de extrañarse que en su empeño los hombres de negocios cometan toda suerte de delitos laborales, evasiones tributarias, colusiones contra de la libre competencia, atentados medioambientales y abusos contra los usuarios de sus servicios. Más todavía cuando la legislación es tibia en sancionar la falta de probidad y la impunidad es pavorosa en cuanto a los delitos de “cuello y corbata”.
Los escándalos se han sucedido y multiplicado desde el momento en que la clase política y los Tribunales prefirieron abstenerse de castigar las escandalosas privatizaciones de empresas públicas realizadas en la Dictadura. Desde allí es que, los bancos en Chile ostentan las utilidades más elevadas del mundo a pesar de que regularmente inflan sus gastos y provisiones para evitar impuestos y repartir menos dividendos entre su personal. Tal como ha quedado demostrado con la reciente resolución de la Corte Suprema que obliga al Scotiabank a pagar más de 2 mil millones de pesos a 424 empleados que fueron burlados en sus dividendos en el año 2007, debido a que esta entidad financiera exageró en sus provisiones de riesgo para quedar con una rentabilidad menor al 8 por ciento sobre el que debía repartir beneficios entre sus trabajadores.

Ya el país ha conocido la forma en que las tres principales cadenas de farmacias convinieron en fijar los precios de sus medicamentos para burlar así la libre competencia y asegurarse ganancias espectaculares. Otro bullado caso de estafa empresarial que se ventila largamente en los Tribunales, en la certeza de que las multas que alguna vez paguen quienes se coludieron resulten la nada misma en relación a los millonarios beneficios obtenidos por el sobreprecio de fármacos, en muchos casos indispensables para la sobrevivencia de muchos enfermos, como quedara demostrado en tantos testimonios de pacientes crónicos o terminales. Se proclama todos los días la libertad para emprender y se sacraliza al mercado, pero en todos los rubros de la producción y el comercio sus ejecutivos conspiran de esta forma para granjearse utilidades ilegítimas.

Frescas tenemos en la memoria la cantidad de “emprendimientos” que se llevan a cabo con la complicidad de las autoridades en criminal riesgo de la vida humana y la sustentabilidad de nuestros ecosistemas. Hidroaysen y una enormidad de instalaciones que vulneran la legislación medioambiental y que agreden el curso de los ríos sin consideración alguna por los derechos de agua de los medianos y pequeños agricultores. Termoeléctricas que se instalan por doquier en un país privilegiado por los recursos que posee para producir energía limpia y renovable. Conflictos que se multiplican de norte a sur del país frente al desparpajo empresarial de Pascua Lama y los valles que van quedando sin recursos de agua y/o contaminados por los desechos industriales que se arrojan al lado de pueblos y ciudades. La población alzada de Pelequén y ahora de Freirina por plantas industriales que contaminan el aire, el suelo y las napas acuíferas, llegando a producir graves emergencias sanitarias. La brutal e inmediata represión de Carabineros, por supuesto, a quienes se ven legítimamente obligados a marchar, hacer barricadas y cortar las vías de acceso a estos letales centros. Más de 460 mil cerdos que depositan sus heces a la intemperie porque la empresa Agrosuper no cumple con los tratamientos que debe realizar para mitigar las aguas servidas y evitar la catástrofe que se ha conocido. Millones de dólares por el cierre de las faenas dispuesto por el Ministerio de Salud, cuando el hedor se hizo insoportable y las bacterias alcanzaron kilómetros a la redonda. Y lo que ahora se descubre: las “inversiones” de esta empresa han sido autorizadas sistemáticamente por los últimos tres gobiernos, pese a las múltiples protestas de la población y oposiciones de los ambientalistas que cumplen con tanto esmero en proteger nuestros recursos naturales y derechos sociales.

Concesiones para construir elefantiásicas multitiendas que constituyen verdaderos atentados urbanísticos, afectan el flujo vial y desprecian el patrimonio cultural. Como siempre, iniciativas arregladas entre empresarios, alcaldes, seremis y esa cantidad de políticos y funcionarios públicos acostumbrados a burlar la Ley a cambio de recibir coimas y erogaciones al financiamiento electoral de quienes se aferran a sus cargos de “servicio público” , devenidos en cotos de caza, de los partidos políticos.
La rapiña y la usura empresarial que paga sueldos de hambre a más del 40 por ciento de los trabajadores chilenos, todavía inermes por la falta de sindicalización, la corrupción que también afecta a las cúpulas gremiales, como ese insólito acuerdo firmado por la directiva de la a Central Unitaria de trabajadores (CUT) y la cúpula de la Confederación de la Producción y el Comercio (CPC), en uno de los países de más altos contraste entre el ingreso de ricos y pobres. Donde el indigno salario mínimo es disimulado ahora, con una serie de bonos que el Estado de Chile le dará a las familias de extrema pobreza, a fin de que los empresarios puedan seguir recaudando ingentes utilidades gracias a la mano de obra barata que el modelo económico vigente le garantiza a la inversión patronal interna o extranjera. Además, por supuesto, de la bajísima carga tributaria de las empresas y otra cantidad de prebendas que favorece al gran empresariado y, por cierto, ni roza siquiera a las pequeñas y medianas empresas (Pymes).

Que no se nos quede en el tintero consignar que la Gran Estafa de La Polar a más de un millón de consumidores está a punto de consolidar un arreglo extrajudicial en que los afectados serán indemnizados por la empresa, pero en montos que jamás alcanzarán los recursos ya defraudados y repartidos entre sus ejecutivos. Los que luego de algunos contratiempos judiciales podrán urdir nuevos delitos que vulneren la confianza pública y se aprovechen de la necesidad que tantos chilenos de vivir endeudados para sobrevivir.

Efectivamente, en la falta de ética que rige al mundo de los grandes negocios, resulta que los empresarios mejor considerados son aquellos que forjan rápidas fortunas sobre la base de ofrecer trabajo precario y realizar triquiñuelas como la del multi RUT, a objeto de evitar las demandas laborales. Así como burlar al máximo las normas medioambientales y guarecerse con buenos estudios de abogados, en el entendido que los costos de los litigios y las eventuales multas y costas judiciales nunca podrán menguar el enorme valor agregado en sus utilidades producto de vulnerar sus deberes y pisotear los derechos de la población.
En su extrema voracidad, los dueños de estas multitiendas han llegado al extremo de cobrar por el uso de los baños y el acceso a los estacionamientos de los miles de clientes que, a diario, van justamente a comprar a sus locales comerciales. En un nuevo atentado a la Ley y a la razón que tiene alerta al Servicio Nacional del Consumidor (Sernac), institución que cada vez es más requerida por quienes son víctimas de los establecimientos que incumplen con las garantías ofrecidas por los productos que venden y que castigan con multas despiadadas el atraso en el pago de las cuotas de crédito. Práctica que también se aprecia en los centros de salud que con estos cobros le ponen más utilidades agregadas a sus abusivos cobros de atención médica y hospitalización.

miércoles, 23 de mayo de 2012

¡OH, LA GLOBALIZACIÓN!


Osvaldo Guayasmín


Un ejemplo más  del desprestigio global de los políticos:

 *TEORÍA DE MARC FABER*
Curiosa teoría económica que se ha anunciado en Estados Unidos.
El tipo se llama Marc Faber. Es analista de inversiones y empresario.
En junio de 2008, cuando el Gobierno Bush estudiaba lanzar un proyecto de ayuda a la economía americana, Marc Faber escribía en su boletín mensual un comentario con mucho humor:
"El Gobierno Federal está estudiando conceder a cada uno de nosotros una suma de 600,00 $. Si gastamos ese dinero en Walt-Mart, ese dinero va para China. Si gastamos el dinero en gasolina, va para los árabes. Si compramos un ordenador, el dinero va para la India. Si compramos frutas, irá para México, Honduras o Guatemala. Si compramos un buen coche, el dinero irá para Alemania o Japón. Si compramos tonterías, se va para Taiwan, y ningún centavo de ese dinero ayudará a la economía americana. El único medio de mantener ese dinero en USA es gastándolo en putas o cervezas, considerando que son los únicos bienes todavía producidos aquí. Yo, estoy haciendo mi parte..."

Respuesta de un economista ESPAÑOL, igualmente de buen humor:
"Estimado Marc: Realmente la situación de los Norteamericanos es cada vez peor. Y lamento informarle que la cervecera Budweiser  fué recientemente comprada por la brasileira AmBev. Por lo tanto, le quedan solamente las putas. Ahora bien, si ellas (las putas), decidieran mandar su dinero a sus hijos, el mismo vendría directamente hacia el CONGRESO DE LOS DIPUTADOS DE ESPAÑA aquí en Madrid, donde existe la mayor concentración de hijos de puta del mundo".

domingo, 29 de abril de 2012

THE CHILEAN´S RELATIVITY




A excepción de un latinoamericano, cualquier otro extranjero que visite Chile, pasará por inocente si da crédito a varias expresiones utilizadas por los ciudadanos de este país.

Antes que nada, quiero advertirle que en este país, no existe la afirmación clara, nítida, del SÍ. Como tampoco existe el rotundo NO.
De tal manera, señor extranjero, que le prevengo ante la expresión chilena: “Ya, de acuerdo”. Frase ésta de uso corriente, que aparentemente implicaría un compromiso formal entre las dos partes. 

Sin embargo, nada más ajeno a la realidad. La frase se utiliza precisamente para escapar del SÍ o del NO.
Menos aún, amigo extranjero, usted debe dar crédito a la expresión: “Quedamos en eso…”. Porque, claro, usted pensará que luego de la reunión que tuvo con el ciudadano chileno, éste le ha manifestado su acuerdo en lo que usted propuso. No señor. Dicha expresión y la nada misma, es igual. Por favor, anote la frase en su bitácora de viaje, pa qu´en Chile no lo agarren pal hueveo (excusez-moi!).

Entre otras aventuras, tal vez en su visita a Chile usted puede hacer amistad con algún chileno, y en su inocencia creerá estar siendo invitado para juntarse, reunirse, etc., si su amigo chileno le dice: “Veámonos un día”. O peor: “Veámonos uno de estos días”. Y peor aún: A ver si nos vemos en uno de estos días”.

¿Se da cuenta? ¿Me capta? Ya se trate de negocio o de amistad, usted debe estar prevenido ante ese tipo de frases. Del mismo modo que de esa otra frase: “ya, entonces, nos llamamos”. Frase, al parecer, pronunciada originariamente por Werner Heisenberg, aplicando el principio de incertidumbre.

Aunque pese a todo, usted tal vez sea proclive a creerle a los chilenos cuando lo citan a un negocio o a una reunión de trabajo o amistad, y le dicen: “Veámonos tipín 8…” Usted se ensartará medio a medio si piensa que lo han citado a las 8 horas. Para un chileno las horas no son una unidad de tiempo, sino una aproximación horaria.
“Ya, pus, ahí lo vemos…”. ¿Cuál puede ser su conclusión ante una frase como ésa?

Es que mi amigo, aunque usted no lo crea, la relatividad la percibieron los chilenos mucho antes que la enunciara Albert Einstein.
Y si no me cree, medite esta frase: “En cuanto tenga tiempo (¿?), te llamo”. ¿Me cacha? Y aún, piense en esta otra: “Voy y vuelvo…”
Todavía tengo que decirle un par de cosas – en realidad no son cosas, son palabras obviamente -: si visita Chile en este año 2012, sepa Dios con cuántas otras expresiones se puede encontrar. Pero le aseguro que ninguna será para decir SÍ o NO.

No hace tantos años, la fauna servía en Chile para comunicar ciertas emociones. ”Esto está caballo”. “Esas cabras están el descueve”. “Te fuiste al chancho”. “Chanchita mía”. “Putas que erís burro, huevón”.
Pero en fin, no lo voy a confundir con el léxico popular. Como usted sabe, aquí y en la quebrada del ají, el lenguaje siempre está modificándose.

Lo importante es que en su visita a Chile no deje de comprarse – fíjese, ¡comprarse! ¿A quién, a usted mismo? - una libretita, y va anotando lo que escuche.
Esta constante relatividad verbal del chileno ¿será expresión de su carácter? A propósito, cuentan que un chileno, al momento que el cura le preguntó: ¿Acepta a fulana por esposa? El novio respondió: Bueno.
Pero, claro, si después de todo lo que le he advertido, me responde “Ya, listo nomás”, tengo que concluir que “usted me está agarrando pal chuleteo”.

Chao pescao.

jueves, 29 de marzo de 2012

¿AMENAZA O ESPERANZA?






Acabo de leer un artículo relativo a la astronomía, en el cual de acuerdo a las observaciones hechas recientemente, un grupo de astrónomos ha establecido que existirían en nuestra galaxia (ojo, solamente en nuestra galaxia) unos 160.000 millones de planetas similares a la tierra. Y en varios de ellos, habría altas posibilidades de encontrar signos de vida, tal como la concebimos los terráqueos.

¿Ha leído con atención la cifra de 160.000 millones? ¿Se da cuenta usted del trabajito que se llevó el Dios terráqueo? Con razón, el planeta Tierra, tuvo que construirlo a la rápida, en siete días, según fuentes responsables.
Algunos años atrás, aquí en Chile tuve la oportunidad de trabajar con un querido compañero actor – quien tenía la particular característica de ser tal vez uno de los últimos actores “molierescos” que existieron en nuestro país -, quien ante una sala escasa de espectadores, nos decía: “Bueno, compañeros, esta noche, rapidito y matizado”. Por lo visto, ese compañero había sido hecho “a imagen y semejanza” del arquitecto de nuestro planeta.

La cuestión entonces, es: ¿Esos millones de planetas, habrán sido construidos con la misma premura que el nuestro? ¿También allí, el constructor se habrá lavado las manos respecto de su creación del Hombre, con la chiva del “libre albedrío”?
Créame amigo lector (a), que no es mi intención vacilar los asuntos de fe. Es simplemente que pienso que a esta altura, me quedan pocas esperanzas que el asunto del libre albedrío haya sido una cualidad positiva aportada a la especie Hombre. Más hubiera valido que nos dijeran francamente, que la cosa era: “Camarón que se duerme, se lo lleva la corriente”. O la que le cuelgan a Francisco de Aguirre – “Agarra Aguirre” -, después que se había adueñado de todo el territorio de La Serena y alrededores. En fin, reclamo franqueza. Estoy harto que me vendan manzanas por peras.
Aunque esto último, es un dicho pasado de moda, porque hoy en día ni las manzanas tienen gusto a manzana ni tampoco las peras el suyo. Los tomates pueden ser muy lisitos y colaraditos, pero independientemente que quizás aún contengan vitaminas C y A, grupos de B, PP y K; fósforo, hierro, calcio, etc, etc…, ¿que ellos, tengan gusto a tomate?..., ¡las pinzas!

Resumiendo – debido que hoy no tengo tiempo para estar hablando “cascaritas de piña” -, si los 160.000 millones de planetas que se han descubierto, están hechos por el mismo caballero de los “siete días”, roguemos que esos ET, no estén más adelantados científicamente que nosotros. Porque en el caso que sea así, y se les ocurra venir a dar una vuelta por este planeta azul, ya nos lo advirtió don Stephen Hawking: La que hicieron los Conquistadores españoles con nuestros aborígenes, sería un moco de pavo, comparado con la que harían algunos de estos extraterrestres, con la especie Hombre.
Chao, pescao, dijo la foca cuando tuvo hambre.


jueves, 16 de febrero de 2012

SAN JUANITO, EL DE LA ESQUINA




Los regresos periódicos a mi país, Chile, ya no me provocan nostalgias ni melancolía, sino sobre todo desconcierto. El paisaje urbanístico de la ciudad de Santiago, en pocos años, ha cambiado quizás tanto como el paisaje humano. Pese a todo, Chile para mí sigue siendo un sentimiento.
Por razones de trabajo, me trasladan a barrios de la capital que tal vez hace 10 o 15 años no existían. Tengo claro que esta capital perdió hace mucho tiempo su nombre original “Santiago de Nueva Extremadura”. Y visitando estos nuevos barrios, pienso que hoy podría rebautizarse la capital, como “Santiago de Entrecerros”.

A gran parte de los capitalinos, aquellos que antiguamente se les denominaba como “copetudos” – actualmente suelen denominarlos “nuevos ricos” – han sido influenciados por el ganado “caprino”. Porque como las cabras, han ido construyendo sus viviendas cada vez más arriba de la cordillera, entre cerros y quebradas.
Todos sabemos que la inmensa mole cordillerana que rodea Santiago, en verano impresiona por su aridez, y en invierno por su belleza nevada.

Y me pregunto en este mes de Febrero de 2012, en medio de estos cerros y quebradas - probablemente a 500, 600 o más metros de altura -, si estos humanos santiaguinos mitad hombre, mitad cabras, tendrán un límite en seguir urbanizando la Cordillera de Los Andes.
Una actividad constructora tan activa y numerosa, que podría convertirse en una empresa mítica en los siglos venideros, una empresa de leyenda…, si alguna vez al corcel indomable se le ocurre sacudirse de sus jinetes, dejando sólo los vestigios, las ruinas de una conquista frustrada…
Ruego por tanto a todos los hados, que la Cordillera no se sienta mancillada por el progreso urbanístico.

La cabra o ganado caprino, es el segundo animal, después del perro, domesticado por el hombre, tal vez desde hace unos 8.000 años a.C. Y desde entonces ha ocupado un lugar importante como objeto mitológico, religioso, de supervivencia y económico.
Bien pudiera ser que en el futuro, masas de santiaguinos que viven en los valles, se reúnan a los pies de la Cordillera para dirigir sus plegarias a estos hombres-cabras. Quién sabe si las oraciones provoquen el renacimiento del maná, deslizándose por las laderas de los cerros, ofertas de trabajo, alimentos y vituallas para los humildes del valle.

La geografía y geología de esta capital, “Santiago de Entrecerros”, tiene todas las condiciones escénicas para levantar oráculos y altares de “sacrificio”. Y sus diferencias sociales de alto contraste, se prestan magníficamente para escuchar de cerro en cerro los ecos de los gritos aterradores del pasado y del presente

Don Juanito, el del almacén de la esquina, predijo hace tiempo que Chile es una gran marquesina que el Océano Pacífico ha ido horadando pacientemente, hasta que llegue el día en que la marquesina se despegue de la Cordillera, y salga navegando por los mares como un gigantesco transatlántico…

Ese día, los hombres-cabras sacarán, desde allá, desde las alturas de sus magníficas viviendas, sacarán sus pañuelos, despidiendo por fin a esas molestas gentes del valle que no fueron capaces de continuar la natural evolución hacia las especies cabronas humanas.

jueves, 19 de enero de 2012

TRASTOS ESCENOGRÁFICOS

Nelson Villagra en El Señor de las Luces, 1992


Mientras “el mundo sigue andando…”, como dijo Gardel, yo he llegado a Chile, una vez más por razones de trabajo profesional. Trabajaré en una teleserie nocturna de TVN.

Luego de haber estado trabajando 60 años en actividades artísticas como actor, me sigue causando una extraña sensación lo trastos escenográficos que suele haber en las áreas de servicio, ya sea de un escenario o en un set de cine o televisión. E inconscientemente, hago el símil entre un cementerio humano y los trastos de diferentes escenografías, quietos, arrimados contra los muros.

Aunque no quiera, la visión de muebles amontonados, de ventanas sin casa, en fin, fragmentos de una cabina de avión; alguna planta exótica; un piano desvencijado; una elegante puerta enmarcada, que no me atrevo a abrir, porque, quien sabe, detrás de ella está el vacío infinito. Trastos, aparentemente inertes, como los muertos en el cementerio.

Y sin embargo – ¡no lo voy a saber! -, esos trastos pueden adquirir tanta vida como yo, que camino en este momento por un largo y ancho pasillo, consciente de lo que digo. Esos trastos, en el fondo, están tan vivos como el actor que llevo dentro de mí. Aunque por el momento, sin el contexto de la magia de la ficción, mi actor, tal muñeco del ventrílocuo, es un trapo con una cabeza y brazos de cartón piedra. Un trasto.

Sin embargo, a pesar de todo, muchas veces he tenido dudas: tal vez yo soy el muñeco, y el actor, mi verdadero Yo.
El Canal Nacional de hoy, es muy diferente a aquellas naves inconclusas de alguna industria que decidió cambiar de sitio, vendiéndole el espacio a la Universidad de Chile, entidad que creó el Canal 9.
Junto a varios otros compañeros actores de la década del 60 del Siglo XX, fuimos los pioneros para las áreas dramáticas que crearon Canal 9 de la U. de Chile, y Canal 13 de la Universidad Católica. No existía aún el video en esos años, todo era al aire, técnicos y actores nos jugábamos la vida en el instante mismo de la transmisión.
Recordando esto, no me explico hoy, cómo entre técnicos y actores fuimos capaces en aquella época de producir obras de teatro, o telenovelas con caballos, cañones disparando, castillos, trajes de época, construidos y confeccionados de una semana para la otra… etc. etc….

Los tiempos han cambiado, qué duda cabe. Los contenidos de las áreas dramáticas también han cambiado, pero la ficción dramática sigue siendo el fenómeno mágico, “el juego” más divertido y poderoso que ha generado el ser humano. Un juego que ha servido para hacernos más humanos, como también para embrutecernos, permitiendo que el animal Hombre le aplaste la cabeza a su ser humano que lleva dentro.

Sigo caminando por los amplios pasillos del área de servicio del Canal Nacional, y poco a poco me he ido identificando con los diversos trastos que están contra los muros. Ellos y mi actor, cuando nos digan luz cámara acción, haremos volar las ilusiones humanas, sus esperanzas; la capacidad de compasión del ser humano; el asomo también de nuestra pequeña perversión, interesándonos más por el “villano” o “la villana”, aunque deseando que triunfe el bien…, bendita utopía que nos consuela.

martes, 20 de diciembre de 2011

ME MORDERÉ LA LENGUA

de Idoia, Mis nietos



Mirando a mis nietos…, de la misma forma que miré a mis hijos, tantos años atrás: ¡Me la muerdo! ¡Me muerdo la lengua en esta Navidad, como en tantas otras! Una vez más, hoy, aprieto las mandíbulas, observando la ilusionada incertidumbre de mis nietos, junto al árbol de Navidad:




“Tengo unas ganas locas de gritar
Viva la Cordillera de los Andes
Muera la Cordillera de la Costa.
La razón ni siquiera la sospecho” (Nicanor Parra)

Y por favor, no me toquen Noche de Paz. Prefiero que sean sinceros, y me toquen derechamente los cataplines. Estoy harto de que año tras año nos sometamos a esa suerte de santidad farisea escuchando villancicos, y el infaltable Adeste Fideles que nos persigue en las tiendas, en los bancos, en las Comisarías, en las cárceles.
Me tienen hasta más arriba del moño con los Nacimientos, a partir del cual, en el mundo occidental y cristiano, nos han venido contando una historia que las propias jerarquías cristiano-católicas se han encargado de desvirtuarla: del Pesebre al Vaticano hay una distancia tal, que ofende hasta la más mínima inteligencia.
Pero nada de esto le diré a mis nietos. Me morderé la lengua, en aras de su ilusión infantil.
No pienso hablarle a mis nietos de la crisis económica ni de los que han logrado domesticarnos en la resignación: llámense banqueros, empresarios, políticos, etc. No pienso decirle a mis nietos que nuestros geniales dirigentes nacionales e internacionales, actualmente nos anuncian próximas guerras, como quien anuncia las nuevas lavadoras que saldrán al mercado, porque nos han visto los genitales.
¡Me morderé la lengua!


“Perdonadme si pierdo la razón
En el jardín de la naturaleza
Pero debo gritar hasta morir
¡¡Viva la Cordillera de los Andes!!
¡¡¡Muera la Cordillera de la Costa!!!” (Nicanor Parra)

miércoles, 14 de diciembre de 2011

EL BOSÓN DE HIGGS Y LOS VIEJOS

R Matta, La espina roja


Óigame, me escribe Matías Malapuerta, un viejito encachao, campesino él, a quien los hijos lo trajeron a la ciudad cuando él había cumplido ya 70 años. Ahora tiene 79, y navega en internet tan hábilmente como cualquiera de mis nietos. Matías y yo, nos conocimos cuando los dos éramos cabros, de manera que andamos por ahi por ahi con este viejo.
Esto último que digo, me recuerda a mi querido suegro-amigo que murió hace ya algunos años. Lo íbamos a buscar al aeropuerto con mi mujer, y cuando salía a la Sala de Espera, luego de saludarnos, nos contaba: “He venido conversando en el viaje con un viejillo de lo más entretenido. Miren, ese que va allí, ese es el que digo”. Nosotros mirábamos al indicado, y resultaba ser un hombre más joven que mi suegro-amigo.
Y así pasa con los años. Con Matías Malapuerta lo compruebo. Es cierto, él tiene algunos años más que yo, pero en definitiva ambos pasamos los 70, de manera que si lo llamo viejito encachao es porque no me he mirado en el espejo. Aunque en el fondo, sucede que ambos no nos hemos dado ni cuenta cómo hemos llegado a estos años.
Matías, trabajó un tiempo, hace muchísimos años, en una parcela, una finca que tenían mis padres. Y nunca pude convencerlo que me tratara de Tú. Siempre fue de Usted. Menos mal que  logré que con los años me quitara el Don.
Y para mí fue una sorpresa tremenda - luego que pasaron muchos años sin saber de él -, recibir un correo electrónico de Matías Malapuerta. Por supuesto, pensé que sus hijos, en fin, alguna nieta, le habría escrito el correo. Sin embargo, al final de la carta, decía: “Y no crea que este e-mail, me lo han escrito. Yo solito hei aprendío esta cosa de la informática. A usted lo pillé a través de su blog”.
“Este e-mail”, decía. “Su blog…” Increíble. Si yo echo patrás la memoria, y me acuerdo ayudándole a Matías con el arado, arando con bueyes… Y ahora, escribiéndome por medio de un computador… Resulta extraño… Aunque la última vez que anduve por mi tierra carmelina, eran pocos los huasos que andaban a caballo, muchos de ellos andaban en bicicleta por los caminos, y no faltaba el que tenía moto.
Óigame, me decía Matías en su carta, me he enterado que hace rato ya, que los Físicos están de lo más entretenidos con el juguetito de unos 30 kilómetros – cercano a Ginebra, frontera franco-suiza - conocido como el Acelerador LHC (en inglés Large Hadron Collider, según leo). En español le dicen El Gran Colisionador de Hadrones (GCH).
Figúrese que estos Físicos, insisten en buscarle las cinco patas al gato, según entiendo: quieren encontrar la partícula que supuestamente crea la masa en las partículas conocidas – en las cuales nos incluimos nosotros mismos, claro -, que es como decir: desean encontrar el mecanismo de cómo está hecho el universo y cómo funciona en su nivel básico.
Uno de estos caballeros científicos, intentando explicar lo esquiva que es la partícula esa que buscan, decía que es como conocer un ave que se ha visto volar rara y fugazmente y a una velocidad más rápida que un pestañeo, entre inmensas bandadas de pájaros. Para poder estudiar ese ejemplar, al menos hay que lograr tomarle una foto, dice este caballero, en realidad miles de fotos. Desde distintos ángulos y a diferentes distancias. En fin, meterla en la jaula, figúrese. ¿Pero cómo lograrlo, si al mismo tiempo que aparece desaparece?
Le cuento todo esto, porque me acuerdo cuando usted, por gracia, se iba a acostar con nosotros en el muelle de paja, después de la trilla, y nos contaba que su papá le decía que un día el hombre iba a llegar a la luna…
Ahora, digo yo, si estos caballeros descubren todo, ¿qué nos queda? A mí nunca me gustó ser ignorante, un guaso bruto se puee decir, y le hice empeño pa aprender a leer, a escribir, usted sabe… Pero yo no quiero saberlo todo… ¿Pa qué?
Yo no veo el viento, pero veo moverse los árboles, y diai me digo que tiene que haber algo que mueve las ramas. Es el mismo viento que nos refrescaba la cara, allá, a la sombra de los hualles, ¿se acuerda?
Y Matías termina su carta, preguntándome:
¿No cree usted que estos caballeros Físicos nos están ayudando a imaginar el infinito…?
¿O usted está de acuerdo con los que dicen que uno no puede imaginar lo desconocido…?