No puedo por menos de sentirme solidario con las actrices y actores norteamericanos que se preparan para marcharse del país, a propósito del gobierno de Donald Trump.
A todos nos cuesta asumir como realidad lo que está ocurriendo en los EEUU, sobre todo, el catastrófico futuro que ofrece Trump con sus amenazas, además de la nominación de su Gabinete que a primera vista es un disparate: nadie tiene conocimientos para el cargo que ha sido nominado. Y es más, algunos de los nominados tienen serios problemas con la justicia y/o la ética.
Durante el Siglo XX fuimos testigos de varias “revoluciones anticapitalistas”, y hoy, Donald Trump, parce ofrecernos una revolución “ultra capitalista”. Como toda revolución que se precie auténtica, será difícil que se realice pacíficamente. Sobre todo, porque Trump, aporta una inquina personal contra todo aquél que no se declare su “leal lacayo”. Mi opinión, como simple espectador o lector de las declaraciones de Trump, siempre me han dejado la impresión que he visto y leído las declaraciones de un sociópata.
En definitiva, el pueblo norteamericano dirá la última palabra.
E inevitablemente, en México y Canadá, soplarán vientos y tal vez tempestades…