Stefan Zweig, como muchos saben, fue un prolífico, talentoso y múltiple escritor, nacido en Viena (Imperio austrohúngaro) en 1881.
Yo no conocía sus tres magníficas biografías de Franz Mesmer, hipnotista del siglo XVIII, Mary Baker Eddy, fundadora de la Ciencia Cristiana, y Sigmund Freud, padre del psicoanálisis. Las tres, bajo el título “Curación del Espíritu”.
Me ha dejado impactado el personaje de Mary Baker. Stefan Zweig, cuenta la vida de ella convirtiéndola en un formidable personaje de novela.
Zweig, tiene otras dos biografías de personajes femeninos que le han otorgado su bien merecida fama. Sin embargo, ésta, de Mary Baker, norteamericana, no desmerece ante ellas. Una mujer que se mueve entre el interés pecuniario y su misión espiritual, con una personalidad obsesiva, angustiante, paradojalmente solitaria.
La egolatría y el narcisismo siempre son ingredientes que aportan un “plus” a los personajes reales o de ficción. Sean sus acciones admirables o detestables, los ingredientes mencionados aportan a esos personajes una fuerza de voluntad singular. En el caso de Mary Baker, su contradictoria conducta la enfrenta a violentas crisis emocionales y físicas. ¿Qué habría dicho Freud? Ante la angustiosa soledad de Mary Baker, su “misión” es el refugio. Allí donde otros seres humanos se derrumban, Mary Baker, sale fortalecida. Generosa, egoísta, convencida que su razón es la única válida..., no son pocas las víctimas que deja su carácter. Pese a ello, llega a la vejez santificada por sus fieles. Mary Baker, descrita por Zweig, es un personaje femenino apasionante