¡Qué le pasa, mi amigo! ¿Por qué preocuparse? ¡Y qué! ¿Que ganó Piñera? ¿Que perdió la
Concerta…? ¡Y qué! Tranquilo el perro… Si usted es de los que ha estado ganando plata con la política de la Concerta, va a seguir ganando plata con la Alianza por Chile. Tiene asegurada la continuidad del neoliberalismo por otros 4 años. ¿De qué se queja? Usted es de los ABC1. ¿Qué le hace el agua al pescao?
Ahora, si usted es “de las chacras”, quiero decir, que perteneciendo a la eufemística escala social, esa de los C2 Y C3 (clase media, tirando pa “medio pelo”), y peor aún, si pertenece a los D y E - casi codeándose con los torrejas, por ser usted de la clase obrera y de los trabajadores más pobres -, si usted es de esos, ¡qué quiere que le diga, mi amigo…!
Le voy a ser franco: si hay alguna epidemia en este mundo que no es contagiosa, esa es la riqueza. Así es que si usted creyó que votando por un millonario, lo infectaría alguna bacteria… Ya sabe…, en ese caso usted no es de las chacras. A usted, seguro que le cantan aquello de: “¡Cómo no te han de llamar/ mata de, mata de arrayán florido!”
Y no me venga ahora conque si la segunda vuelta hubiera sido entre Seba y ME-O… ¡Que no! Que este último, aún es una ponchera recién revuelta. Hay que esperar que se aconchen las presas todavía, pa saber qué tal es ese ponche.
Así es que, tranquilo el perro. Piñera, viene al pelo pa seguir la fiesta. Fueron, seis millones, novecientos cuarenta y dos mil seiscientos un (6.942.601) electores, que decidieron darle continuidad al neoliberalismo, administrado eficientemente durante 20 años por la Concerta. Seguro que entre alguno de esos seis millones de votos está el suyo… ¿O usted se fue en la onda del amurrao?
Tranquilo el perro… Usted, siga dándole altos rating a los programas que usted mismo ha convertido en los más populares. Esos, que le han ayudado a entretenerse tanto, que usted se va a morir de la risa por cuatro años más, mientras le seguirán pasando gatos por liebre. ¡Además, la cultura de masas está tan interesante! Ahora las telenovelas se han transformado en tetanovelas, y algunas señoras piensan que sería justo que también derivaran en penenovelas.
Tranquilo el perro, compatriota… ¡Qué diablos! “El carácter del hombre hace su destino”, dicen que dijo un caballero que le gustaba tomar caldo´e cabeza. Así es que, si usted está entre los seis y tantos millones que se encuentra conforme con el rumbo que se sigue allí en la larga faja, mejor boquita cómete un pavo.
¿Que la Pacificación de la Araucanía, se está reeditando con descaro?: “Bah, total, son mapuche”. Como ayer, quizás, dijeron de usted mismo o de su pariente desaparecido o exiliado: “Total, es marxista”. ¿Que según los peladores, el 66% de los chilenos no lee un libro en el año? “Bah, es que es más entretenido chuparnos la sangre unos con otros”.
Aunque, ¡chante la piola! La última cifra sobre la lectura, significaría a vuelo de pájaro, que de los seis y tantos millones de electores que votaron por Frei y Piñera, más de cuatro millones y medio no había leído un libro durante un año. “¡Chis!, así cualquiera gana, pus!”
Según el historiador Gabriel Salazar, cuenta que unos médicos copuchentos han dicho que el 46% de los chilenos padece de neurosis o depresión. Dato del cual se puede colegir que más de 3 millones de los electores, pudieron estar bajo padecimientos de una neurosis, o de una depresión en las dos últimas elecciones. Asunto que ayudaría a comprender no sólo los recientes actos electorales, sino sobre todo, el afán de muchos chilenos que desean vivir muertos de la risa, con la cabeza bajo la arena.
Tranquilo el perro... Siga gozando o sufriendo – según el peldaño que usted ocupe en la escalera chilena - el magnífico modelo que hace ganar plata a los que tienen plata. Tranquilo... Puede seguir en la cultura de la farándula, mientras le venden a los extranjeros la mitad del país. Tiene tiempo. Porque probablemente pasarán varios años, antes que en mi “largo pétalo de mar/ y vino, y nieve…”, se levante una verdadera alternativa de izquierda.
Una izquierda que nos ofrezca una cultura no solamente de alegría o para soñar, sino, al contrario de anestesiar nuestra conciencia crítica – como ha sucedido en los últimos veinte años -, nos ofrezca una cultura que despierte y desarrolle nuestra conciencia para avanzar hacia un país digno y desarrollado.
Personalmente, esa izquierda no la necesito expropiadora, ni con partido único, ni dictaduras de ninguna especie. Me basta que aspire con sinceridad a un reparto equitativo, e igualdad de oportunidades: “De cada uno según su capacidad, a cada uno según su trabajo”.