viernes, 1 de septiembre de 2023

LA MATRIZ

Nelson Villagra  José Ignacio García  Begoña Zabala  

en

La Amante Inglesa  de Marguerite Duras  y la Dirección de Jaime Silva 







Debo reconocer que he sido sorprendido por las numerosas visitas que ha recibido el comentario anterior que titulé “UN ENCUENTRO INESPERADO”, a propósito del recuerdo de mi primera película (1967) y una teleserie grabada en 2012. No solamente fueron numerosas las visitas, sino que especialmente elogiosas. Hace tantos años que resido fuera de mi país que me resulta particularmente emocionante el recuerdo que como actor he dejado en los espectadores chilenos.
Obviamente, la tecnología del cine y la televisión ha permitido la masividad de la difusión de los trabajos mencionados, y otros, que he realizado a lo largo de los años.
Es la diferencia con el teatro, matriz de mi trabajo actoral, que evidentemente no se difunde sino solamente en el instante restringido y mágico de la función teatral.
A riesgo de equivocarme: de las visitas a mi comentario anterior de cine, un porcentaje mucho menor de espectadores habrá asistido por ejemplo a las presentaciones teatrales que hice en mis visitas artísticas a Chile en el 2000, cuyo mayor éxito lo constituyó la puesta en escena de “La Amante Inglesa” de Marguerite Duras, gracias a una excelente dirección de Jaime Silva, que permitió una de las mejores actuaciones teatrales femeninas que he presenciado en Chile y en el extranjero. Begoña Zabala, interpretando el complejo personaje de Claire Amélie, fue celebrada por los espectadores y la crítica especializada, constituyéndose en el eje central del éxito que obtuvimos con la obra mencionada, en Santiago y provincias.
Pero claro, esos éxitos no están grabados, excepto en la memoria del espectador que asistió a la sala de teatro. Pero quizás por eso mismo, el teatro, cuando alcanza un determinado nivel artístico, adquiere una calidad sublime, única, irrepetible, capaz de crear una relación mística con el espectador.
Es una relación viva, un cordón magnético, umbilical, de ida y vuelta, entre el actor y el espectador, que subyace en su memoria...

UN ENCUENTRO INESPERADO

Nelson Villagra G 
Nelson Villagra G






En la típica búsqueda de alguna información personal guardada en el ordenador, me encontré con imágenes ajenas a la búsqueda. Y en este caso, tropecé con imágenes de la primera película que filmé, en 1967. Han pasado 57 años. La película es “Regreso al silencio” de Nahum Kramarenko, quien a pesar de su nombre era un ciudadano chileno. Compartí los roles protagónicos con los hermanos Duvauchelle, quienes también a pesar del apellido eran chilenos. Héctor
y Humberto eran dos excelentes actores y muy populares en aquellos años.
Como diría el vendedor de la feria en Chile:“Mire, mi dama, aquí le tenemos todo tipo de apellidos, incluidos mapuches y diaguitas, dígame cual prefiere”.
En fin, como en Chile nos distingue el arribismo, todos preferimos tener apellidos europeos. Pero, bueno, no nos desviemos, y volvamos al paso de los años. Es una de las virtudes que tiene el cine a diferencia del teatro. Las actrices y actores nos sorprendemos a nosotros mismos cuando nos vemos actuando hace 50 años. Y así, en un acto de masoquismo humorístico me he atrevido a comparar mi imagen de un film de 1967 con otra imagen de una teleserie de 2012, “Reserva de Familia” en Televisión Nacional. Las imágenes hablan más que las palabras...

lunes, 21 de agosto de 2023

NO ME HABLEN DE MONOS












Supongo, ha sido mi subconsciente que ha venido en mi ayuda, trayendo a mi memoria recuerdos que me hacen alejarme de la estúpida y trágica realidad internacional que estamos viviendo.
Me he reído de mi mismo, acordándome de una anécdota que me sucedió en los inicios de mi vida artística. Me había incorporado recientemente a Radiodifusión Cultural de Chillán, dirigido por quien fuera mi maestro, Ciro Vargas Mellado. Transmitíamos un programa cultural de una hora todos los domingos a la noche en Radio La Discusión de la ciudad. Además de las informaciones culturales nacionales e internacionales, radio teatralizábamos cuentos de la literatura nacional e internacional. Y entre esos cuentos un x domingo se eligió un conocido cuento del norteamericano Edgar Allan Poe, titulado “La Pata de Mono”. Como muchos de los cuentos de Poe, éste también era de misterio y de miedo. Todos estábamos entusiasmados con la elección, porque era seguro que esa noche tendríamos muchos auditores. Tres o cuatro días antes habían publicitado la transmisión del cuento para el domingo. Y oh, suerte mía! Me habían designado como el locutor que anunciaría el título del cuento, La Pata de Mono. Me sentía orgulloso de esa responsabilidad. Me hicieron ensayar cuatro veces, debía decir con voz lenta y misteriosa: La Para de Mono... “Perfecto, muy bien, muy bien, Nelson”, me dijo Ciro, mi maestro en los ensayos.
Y bien, llegó el domingo a las 9 y media de la noche, y comienza el programa directamente al aire (aún no se grababan los programas). Suena la música característica del programa y mi compañero locutor dice “Radiodifusión Cultural comienza su programa. Esta noche se complace en presentar un programa de misterio sobre el cuento de Edgard Allan Poe... tatatán... música misteriosa y el Técnico me hace la señal de entrada y digo....: LA PATA... DE PALO... Quedan dos segundos de silencio... todos los compañeros se miran... no lo pueden creer.... yo tampoco. Ya ha salido al aire La Pata de Palo, no LA PATA DE MONO....
Qué quieren que les diga. Fui motivo de risas durante un par de semanas por mis compañeros.

“HAY PAYASOS BUENOS Y PAYASOS MALOS”

imagen de la red





A veces los acontecimientos personales adquieren una dinámica negativa o positiva de tal envergadura, que resulta difícil pronosticar el futuro de esa persona. Aunque seamos nosotros mismos.
Si se trata de una enfermedad, habitualmente el médico suele ser nuestro “futurólogo”. Y, de acuerdo con las circunstancias, resulta nuestro salvador.
Pero en los acontecimientos sociales, el diagnóstico es más complejo. Como todos sabemos, la dinámica social es dispersa, se expresa en diversos sectores, en variados intereses. Ya no basta el médico – aunque puede serlo de profesión -. En este caso, se necesita aquel personaje que habitualmente denominamos “el Líder”, a quien le atribuimos la capacidad de encarnar el ideario que se manifiesta de manera confusa en nuestros diversos sectores, ideario que sin embargo ignoramos. Es el líder que, abriéndose paso en las mentes de nuestros agitados sectores, organiza nuestras aspiraciones, les da coherencia y raciocinio.
Nos guste o no, es así como se ha venido moviendo la historia social en este Globo Azul.
Y así como dicen que hay payasos buenos y payasos malos, obviamente, entre los líderes, también existen unos y otros.
Al respecto, sinceramente le deseo a las amistades que lean este comentario que estén guiados por un líder que satisfaga sus inquietudes y aspiraciones sociales.
En gustos, no hay nada escrito, menos aún en la cuestión social. Estamos llenos de ejemplos históricos de sociedades que han sido cooptadas por líderes que no solamente han sido payasos malos, sino siniestros payasos. Nuestro sentido crítico debe estar alerta.
Hay líderes que nos pueden llevar a la gloria, y otros, al infierno... Y estos últimos, por ejemplo, amenazan con tomar el poder en el vecindario del sur...

¿DE QUIÉN ES EL FUTURO?







Mientras recordaba la límpida atmósfera de mi ciudad en los años 40, las informaciones internacionales destacan la tragedia del incendio en Hawái, resultado obviamente del deterioro climatológico: 80 personas muertas entre las llamas. Pueblos enteros y balnearios debieron ser evacuados con urgencia. El resto vive en la incertidumbre. La naturaleza nos viene advirtiendo en diversos puntos del globo que no es capaz de superar el deterioro que le venimos provocando masivamente.
Y es que gobiernos y habitantes hemos creído que podemos desarrollarnos indefinidamente, indefinidamente en un mundo, en un globo, que es finito. El confort al que todos aspiramos se ha transformado en una trampa.
No es fácil hablar de este tema sin aparecer como alarmista. Pero cómo evitarlo, gobiernos y habitantes somos la causa del problema. ¿Podremos al mismo tiempo ser la solución del deterioro? Esto último no es nada fácil en un mundo esencialmente individualista. ¿Seremos capaces de uninos en defensa de nuestro globo azul? ¿Gobiernos y habitantes, seremos capaces de llegar a un acuerdo de producción sustentable intentando ahorrar energía?
Inevitablemente le cargo la mano a las juventudes, porque, claro, son ellas las más interesadas en el futuro: está a su disposición, con tal que sepan administrarlo.

MÁS QUE UN PAISAJE...

Volcán El Nevado de Chillán, Chile. Fotografía de Nelson Villagra G




Inevitablemente, recordando a mi madre, me surgieron multitud de recuerdos de infancia. Puedo decir que tuve una infancia feliz, tranquila, normal. Sobre todo, hasta los 6 años.
Sin duda, mi país, Chile, era muy diferente entre 1937-43, y particularmente mi ciudad natal, Chillán. Curiosamente, el pueblo donde vivo actualmente, Vaudreuil-Dorion, se ha desarrollado hasta alcanzar la misma cantidad de habitantes que Chillán, en los años mencionados. Claro, el ambiente social es muy diferente.
Lo he dicho más de alguna vez, durante mi infancia en mi ciudad, al fondo de la calle Libertad, se veía claramente el Nevado y Volcán de Chillán, aunque de la Cordillera nos separaban 80 kilómetros. Así era de limpia la atmósfera en aquel tiempo...
La presencia visual de la Cordillera resultaba misteriosa para mis fantasías infantiles. Me hubiera encantado tener poderosos catalejos para apreciar los detalles. Tuvieron que pasar muchos años para que, literalmente, palpara esos detalles...
Quizás fue por eso, que terminada la filmación de El Regalo – 2008, rodada en las Termas de Chillán -, regresando a la ciudad, nos detuvimos con Bego en el camino para contemplar el paisaje cordillerano que dejábamos atrás. Tomé una foto, como recuerdo. Y esa foto del Nevado y el Volcán, la tengo incorporada en la pantalla de mi ordenador. La veo todos los días, y todos los días me recuerda mi infancia.
Hay muchas personas que están ligadas a un paisaje. No soy el único. Para mí, la límpida Cordillera de Los Andes siempre estará en mi memoria. Como Bego, que siempre tendrá en su memoria Ogoño, allá en Euskadi, el País Vasco...

A MI MADRE






El 5 de Agosto, fue el cumpleaños de mi madre. 

No la saludé públicamente respetando los funerales de mi amigo y compañero actor Luis Alarcón que fueron ayer 6 de agosto.

De manera que, en privado, el día 5 de agosto abracé a mi madre con el más cariñoso recuerdo.

Como nos pasa a muchos, en la medida que avanzamos en los años, valoramos cada día más el cariño protector que recibimos de nuestros padres. Y ellos son los míos. A todas las amistades les deseo que hayan tenido una cariñosa relación paterna.



jueves, 3 de agosto de 2023

" GATOS POR LIEBRES "

Saturno devorando a su hijo, de Francisco Goya





He visto un documental en Netflix que me ha dejado “turulato” (expresión utilizada cuando era niño: tembloroso), resultado de ver lo peligroso que resulta la credulidad que, en general, pertenece a nuestra naturaleza. Nos resulta fascinante el mundo sobrenatural, y ante ciertos fenómenos perdemos rápidamente nuestro sentido crítico. El título del documental mencionado tiene por título “CÓMO SE CONVIRTIERON EN LÍDERES DE SECTAS”.

El negocio de ser Médium o Gurú es fructífero, por lo visto. Pese al avance de las ciencias, existen numerosas personas, jóvenes, viejos, de todas las etnias y de los más variados colores, quienes han recibido la “gracia divina”, para sanar a otros de todo tipo de enfermedades, para hablar con los muertos, etc. Son personas que tienen la facultad de recibir mensajes divinos, transformándose ellos mismos en una suerte de divinidad para cientos y también para miles de adeptos. Éstos, antes que se den cuenta, o más bien en plena conciencia, entregan todo su ser, entregan su alma al Gurú. Su obsecuencia con el Gurú es total

Sé que más de alguien puede sentir que le estoy faltando el respeto a sus creencias o a su propia experiencia salvadora, gracias a uno de estos innumerables Gurú. Desde ya pido excusas. Sin embargo, cuando uno busca información al respecto, son tantos los fraudes cometidos por estos curanderos, son tantas las víctimas, son tantos los trágicos finales que estos propios Gurús han tenido – en algunos casos arrastrado con él a cientos de sus adeptos – que ojalá las personas que buscan sanación piensen dos veces antes de someterse al “dominio espiritual” de estos mensajeros de la divinidad. Es conveniente que no devoren nuestra alma.

Confieso que el documental me ha dejado preocupado porque al parecer la búsqueda del milagro es más masiva de lo que me imaginaba y los riesgos a veces son fatales.
Y, ojo, también en política es peligroso confundir el partido político por una secta, confundir a su líder por un ícono.
Conservar el sentido crítico nos preserva de confundir gatos por liebres.

jueves, 27 de julio de 2023

“EL INDIO PAVEZ”




"
El Indio Pavez



Recordando algunos amigos y compañeros que conocí en la Escuela de Teatro de la U. de Chile, he constatado que, de la “hornada” de los años 1955-65, salieron una pléyade de futuros actores, actrices, directores teatrales, autores y cantautores, de singular talento. Si los nombrara uno por uno, seguramente estarían de acuerdo conmigo en cuanto a su calidad.
Sin embargo, esta vez deseo destacar a uno de ellos, alguien que fue conocido popularmente por el apodo de “El Indio Pavez”, un cantautor e investigador folklórico de la época en que surgió el movimiento de la Nueva Canción Chilena.
Héctor Pavez, ingresó en la Escuela de Teatro en busca de su vocación..., artística, sin duda, pero aún indefinida. Tendría 19 años, tal vez. Y el bautizo de su apodo del “Indio Pavez” lo obtuvo Héctor trabajando de comparsa en la puesta en escena de la obra “Fuerte Bulnes” de María Asunción Requena, presentada por el Teatro Experimental de la Universidad de Chile. En cuya obra, Héctor y otro compañero, ejercían de indígenas de la Patagonia.
Y la verdad es que, aplicado el maquillaje y el vestuario, de los dos figurantes, era Héctor sin duda quien convencía plenamente como auténtico indígena. De manera que, desde el estreno de la obra en 1955, Héctor fue nombrado y conocido como “El Indio Pavez”.
Y en los descansos de los ensayos de la mencionada obra, Héctor me pidió, tímidamente, que le enseñara algunos acordes en la guitarra. Y no podían ser más que acordes, era todo lo que yo sabía en esos años.
Nunca imaginé que posteriormente, Héctor se convertiría en un tremendo aporte para la Nueva Canción Chilena, realizando además una magnífica investigación folklórica en la Isla de Chiloé.
Cuando, desde el TUC de Concepción, me incorporé en las actividades profesionales teatrales, de televisión y cine en la capital (o quizás fue en una visita anterior), tuve la satisfacción de visitar la Peña Folklórica que Héctor compartía con su esposa Gabriela Pizarro, conociendo de paso algunos de sus hijos. Canté alguna canción de mi cosecha aquella vez...
Flaco, como siempre, sonriente y cariñoso, ese es el último recuerdo que tengo de Héctor, “El Indio Pavez”.
NOTA: a la derecha del sacerdote está Héctor.

ENTRE LA DESGRACIA, UN SUEÑO

Chillán Viejo










En Chillán, durante mi infancia, y hasta los 6 años, viví muy cerca de la Estación de Ferrocarriles del Estado. Mi padre era paramédico y atendía el Policlínico de esa institución.
Entre los 3 y 4 años (1940-41) fui un “militante pacifista”. Durante los horarios en que llegaban los trenes de la capital, el andén exterior de la Estación se transformaba en el paseo chillanejo, un momento social: damas, varones y niños, lucían sus mejores galas para pasear por el andén a la espera del tren. Ese era el momento en que yo, montado en la higuera que había en el fondo del patio de mi casa, comenzaba a gritos mi discurso pacifista: “Pobres madres que lloran viendo a sus hijos que parten a la guerra. Mueren cien, mueren miles, y nadie dice basta”. Eran las mismas frases que yo escuchaba en la radio y que repetía todas las tardes desde la higuera. Y más de alguien se lo comentaba a mis padres, con lo cual estimulaban mi “campaña pacifista”.
Creo que a todos los niños les encanta andar en tren, en mi caso gozaba enormemente todos los veranos cuando partíamos a Dichato, el balneario de los chillanejos.
Pero, además, en los años 40, en Chillán aún existía el “Tren Chico”, un ramal de Chillán hasta Recinto, un pueblo precordillerano, cerca de las famosas y mitológicas Termas de Chillán, con aguas termales capaces de curar todo tipo de enfermedades.
El Tren chico, de trocha angosta – con vías un metro de ancho -, efectivamente tenía una máquina mucho más pequeña que las locomotoras habituales, y sus carros eran también de menor tamaño. Como la terminal de ese Ramal estaba a 50 metros de mi casa, con mis amigos solíamos jugar en aquellos carros detenidos, y soñábamos una y otra vez con la posibilidad de viajar algún día en ese pequeño tren. Jugando en aquellos carros nos sentíamos como en un cuento de Pulgarcito. Nada hacía presumir, sin embargo, que pudiéramos hacer realidad ese sueño.
¡Y hete ahí, que sí! ¡Que sí! ¡No lo podía creer! Mi padre, mi padre me invitó a viajar en ese “sueño de mi infancia”. El motivo de la invitación tenía un fondo trágico, motivo que conocí posteriormente. Por el momento, tenía los ojos llenos de lágrimas, lágrimas de contento..., de ilusión: el Tren Chico, el tren de Pulgarcito, el viaje tantas veces soñado...
Tal vez fueron 10 kilómetros hasta el lugar del accidente, 20 de ida y regreso. ¡Pero alma de mi alma!, viajar en un tren que en mi imaginación era un tren de juguete...
Padre, recuerdo tu cara de preocupación cuando regresaste al carro. Como paramédico de Ferrocarriles debiste atender a un herido atropellado por el tren. Y en mi egoísmo infantil no mostré preocupación por el accidentado. Hoy lo lamento. Tampoco te pedí disculpas en aquella ocasión, porque mi infancia estaba demasiado gozosa viviendo la experiencia soñada. Y al recordarla hoy, con los ojos húmedos, te doy las gracias por tan emocionante regalo...

EN UN MUNDO DOS MUNDOS




escultura de Sophie Favreau






Tengo dos recomendaciones de películas que a mi juicio vale la pena ver. Es en Netflix, servidor que raramente ofrece películas de calidad (ojalá la huelga de Hollywood también incida en ello). Mis recomendaciones son: MAKING A MURDERER, serie documental norteamericana, basada en hechos reales – que parecen irreales -, dirigida por dos mujeres, Laura Ricciardi y Moira Demos. La serie ha provocado controversias tanto en el Condado de Manitowoc, donde se desarrollan los hechos, y en el resto del país.
Prefiero reservarme detalles, precisamente para preservar la intriga y el suspenso que contienen los hechos relatados.
Y para quienes se interesen en los misterios que nos viene develando la ciencia de los fósiles – paleontología –, acaba de comenzar la exhibición de la mi segunda recomendación. También es un film documental, aunque de un tema muy distinto: LO DESCONOCIDO, dirigido por Lessie Norman y Joseph Losey. Quienes lo vean, quizás terminarán preguntándose como yo: ¿cuándo empezamos a ser humanos? Y sobre todo, ¿en qué momento perdimos la ruta de “ser humanos”, convirtiéndonos en enemigos permanentes del “otro”.
Durante miles y miles de años no hemos parado de matarnos unos a otros. Partimos cooperando unos con otros, para terminar en una competencia despiadada por el poder.
En fin, es una reflexión ajena al documental, aunque por él motivada...

“NOS CHUPA LA BRUJA”

La Presse Montreal  Junio 2023  





Amigas y amigos, tenemos suerte de vivir en Vaudreuil-Dorion. Hasta el momento, solamente hemos tenido amenazas de tornados y lluvias torrenciales, fenómenos atmosféricos que han puesto en crisis a la ciudad de Montréal y otros varios lugares del Québec. Miles de hogares sin electricidad e inundaciones de calles además de cientos de hogares. Es “la muerte anunciada”. Los meteorólogos, hace tiempo, nos vienen anunciando el cambio climático y el daño del medioambiente que está creando nuestro “progreso”.
Nadie ignora que estamos avisados y advertidos del daño del medio ambiente a nivel mundial. Nuestra responsabilidad individual es creciente, pero pienso que debemos exigir a nuestros gobiernos una mayor eficacia en el cuidado del medio ambiente, teniendo claro, eso sí, algo fundamental: “el cuidado del medio ambiente supone renunciar a buena parte de nuestro moderno confort”. ¿Estamos dispuestos?
“Muchísimas son las cosas/
que nuestra madre Natura/
hace con mucha ternura.
Más aún, las hace hermosas./
Por lo mismo es tan celosa/
de nuestra eterna inconsciencia,/
que hasta pierde la paciencia/
con tanta locura humana,/
y en su lenguaje proclama/
su furia, con inclemencias”.

¿ASOMBROSO ?

La Tierra en el Universo




De vez en cuando me pregunto si realmente soy escéptico frente a diversas historias o acontecimientos, o sobre experiencias singulares que cuentan diversas personas. No creo ser escéptico dogmático. Pero me gusta conocer las evidencias y estrujar primero mi razonamiento antes de aceptar historias extrañas. Aceptando eso sí, la extrañeza inexplicable de nuestra existencia en este espacio infinito. Al respecto, la astrofísica avanza día a día buscando la explicación que, en última instancia, todavía resulta insondable. Pero el “vicio” de querer saberlo todo supongo que es intrínseco a nuestra existencia.
Nuestro diario vivir en este planeta está en permanente cambio, un diario vivir desastrosamente desigual y escasamente solidario. A pesar de que no tenemos idea adónde nos lleva este viaje astral, y a pesar de que tenemos conciencia de no ser más que una brizna en el universo – también nuestro sistema solar –, vivimos en permanente competencia, en guerras unos contra otros.
Hace milenios, muchos seres humanos, pese a su primitivismo, sintieron la necesidad de protección y se aferraron a la idea o sentimiento de que existía un ser protector. Para ellos es un alivio pensar que el paso por la tierra es efímero porque más allá les espera la eternidad, junto a su protector.
Todo esto me parece mucho más asombroso que los que se pretenden “psíquicos”, o aquellos que pretenden tener poderes extrasensoriales, etc., la mayoría de ellos simples embaucadores.

VIVIR MÁS ALLÁ DE LA RAZÓN







imagen de la red






Resulta sorprendente la cantidad de gente que participa en la explotación del “negocio de lo paranormal”. Dicho negocio, cuenta con la participación de científicos que asesoran y argumentan a favor de los más descabellados experimentos, que no cuentan con la rigurosidad de la verificación, pero que llevan la firma del “doctor en Física... patatín patatá...”
En los EEUU son numerosos los best sellers anuales, cuyo contenido puede ser el caso o experiencia vivida de quien recibió un mensaje de Julio César, o de quien ha comprobado “genéticamente” ser hijo de un extraterrestre.
Y a propósito, pretender ser original informando que usted ha sido abducido por una nave extraterrestre, en los EEUU le contestarán, “Ah, sí, yo tengo un vecino que estuvo viviendo una semana en una nave extra-terrestre”.
Yo he dicho que me considero escéptico ante lo paranormal porque nunca he tenido una experiencia de esa índole, pero acepto que mucha gente haya tenido experiencias inexplicables. Nuestro cerebro parece ser tramposo y engañador, y las primeras víctimas son nuestros cinco sentidos..., aunque..., aunque hoy..., la ciencia piensa que tenemos un sexto sentido que le llama propiocepción. “Su trabajo es recopilar información de los músculos y las articulaciones sobre nuestros movimientos, postura y posición en el espacio, para luego transmitirla a nuestro sistema nervioso central".
Y en este punto me detengo, porque dentro de mi ignorancia logro comprender que la complejidad de nuestro Ser es infinita. De hecho, mi trabajo como actor me ha hecho experimentar situaciones que no las explicaba mi razón. Es algo que actrices y actores han vivido y viven permanentemente, provocando con ello, además, una experiencia especial en el espectador, quien tampoco puede explicar racionalmente su emoción, idéntica al vecino, pero a la vez con infinitas diferencias...
Quizás todos quisiéramos vivir más allá de la razón...






jueves, 6 de julio de 2023

MEMORIA EMOTIVA


Compartido con: Solo yo
Nelson Villagra en El Chacal de Nahueltoro




Una anécdota contada en la red por Begoña, mi mujer, a propósito del film que yo protagonizara, EL CHACAL DE NAHUELTORO, impacta profunda la memoria emotiva mía.
Para quienes no son chilenos, brevemente: Jorge del Carmen Valenzuela Torres, aturdido por el alcohol se convirtió en un séxtuple asesino: mató a su conviviente de hacía pocos días y a sus 5 hijos. Entre los nacionales, se nos ha hecho costumbre pensar sobre todo en Jorge, olvidando a Rosa, la mujer, y sus cinco hijos, seres desvalidos lo mismo que él.
Como intérprete de ese personaje real, intenté comprenderlo durante el rodaje del film, pero hasta el día de hoy me es imposible justificarlo. Sin embargo, a pesar de todo, siempre estuve en desacuerdo en que la Justicia dictara su fusilamiento.
El Jorge fusilado ya no era el Jorge alcohólico “habitado por el Mal”. Y esta última expresión la empleo consciente de que me he desarrollado como ser humano dentro de la cultura judeo-cristiana o greco-cristiana como algunos suelen denominarla.
Cómo podría ser habitado por el Bien, alguien que sólo había recibido el Mal desde su más tierna infancia.
Solamente en la cárcel conoció la humanidad.
El Bien y el Mal y la Justicia de Clases, son los dos temas evidentes que se desprenden del caso y del film. Pero esas evidencias motivan un sin fin de reflexiones, incluidos los valores estéticos del film.
Durante el S. XX creo que dos films han quedado como
pivotes de nuestro cine nacional: El Húsar de la Muerte, de Pedro Sienna, y El Chacal de Nahueltoro , de Miguel Littin.
El primero, develando de manera optimista el arquetipo del Héroe Naciona, constructor de la Patria (1925).
El segundo, cuarenta y tres años después (1968) , develando una Patria excluyente e injusta.
Quizás sea esa bipolaridad la que restringe nuestra potencialidad nacional.

miércoles, 28 de junio de 2023

BOMBEROS A LA VISTA







Bomberos de Chile y de Vaudreui-Dorion



Actualmente se está construyendo un Cuartel de Bomberos – una caserna - a treinta metros de nuestra casa. Sí, sí, a 30 mts.
Ignoramos si ello representará un beneficio para el barrio o el Cuartel afectará nuestra plácida tranquilidad, tomando en cuenta, además, que a dos cuadras de nuestra casa se construyen sesenta apartamentos en un edificio que limita con la avenida principal de nuestra pequeña ciudad.
Y, claro, esperamos que el Cuartel de Bomberos, contiguo a la casa, no tenga una sirena que aúlle durante los incendios. Porque en Chillán, en 1943, a una cuadra de nuestra casa, en el techo de un galpón de madera que albergaba un molino, habían instalado una sirena que aullaba terriblemente cada vez que había incendio, expandiendo el pánico en toda la ciudad. Los bomberos voluntarios, advertidos por la sirena, vestidos de civil corrían por las calles en dirección a la caserna, acompañados en su carrera por numerosos vecinos motivados por la angustiosa curiosidad. Don Mario, el almacenero de la esquina, bombero voluntario, corría agitadamente con sus 90 kilos – corría es un decir -, acuciado por las preguntas de los vecinos “dónde es el incendio don Mario, dónde”. Todos querían saber el lugar de la desgracia.
Los niños llorábamos por un miedo impreciso viendo tanta gente angustiada, angustia heredada del terremoto que hacía pocos años había asolado la ciudad.
La sirena continuaba aullando, exacerbando la atmósfera de la tragedia.
En la Caserna, abogados, cajeros de banco, profesores, comerciantes, etc., vestidos ya con el uniforme de bombero se aprestaban a salir en los carros-bomba que también alteraban los nervios con sus sirenas que pedían vía libre a los coches de caballos, las carretas con bueyes y escasos autos de aquellos años...
Un Chillán que aún se reconstruía, con calles de adoquín y algunas otras con piedra de huevillo...