Santa Katalina, Ogoño e Izaro vistos por mi |
Si
retiro el ojo del microscopio puedo ver un paisaje hermoso. Un paisaje que he
descrito otras veces: un pedazo de mar del Golfo de Bizkaia; a mi derecha la
antigua ermita de Santa Katalina; detrás de ésta el imponente peñón de Ogoño, y
a mi izquierda, quizás a dos o tres millas marítimas del peñón, la isla de
Ízaro, semejando un gran pez espada dispuesto a dar una estocada a Ogoño.
Sin
embargo, no resulta fácil escapar del microscopio: se me revuelve el alma
leyendo lo que pasa en Palestina, la masacre que sufre el pueblo palestino a
manos de su verdugo, ¿Yahvé? ¿Será este Dios que siempre me ha resultado
iracundo, quien está incitando una vez más en su historia a la violencia
desmedida?
Ajusto
el microscopio y leo: "... amarás a tu prójimo como a ti mismo..."
(Lev 19, 15, 18). Sin embargo, afinando el lente, me doy cuenta que aquí el
"prójimo" no se refiere a todas las etnias, sino a sus compatriotas,
a sus congéneres: ... " No odiarás a tu hermano. No guardarás rencor
contra los hijos de tu pueblo...". Sí, así de claro. De "su
pueblo", de su pueblo elegido. Yahvé nunca tuvo problemas para ordenar a
sus congéneres el exterminio de otros pueblos.
Este
Dios de los judíos, el del Antiguo Testamento - de la Biblia - no tiene nada
que ver con la bondadosa buena intención de "Amaos los unos a los
otros", mucho más tardía,
Y
en lo personal, cuando los dioses caen en la tentación de enviar a sus pueblos
a exterminar a otros pueblos, se me caen de la sinagoga, del templo o de la
iglesia.
Sean
dioses mesopotámicos, egipcios, griegos, orientales, asiáticos, africanos,
etc., etc., se me caen de sus pedestales.
Prefiero
mirarle la cara al cabrón que manda matar descaradamente por dogmatismo,
porque es racista, o para apoderarse de
lo que los otros tienen, así, sin encubrirse ni en versículos ni mitología ni
narices.
El
gobierno de Israel, hoy, se queda con el culo al aire - arrastrando en ello a
su pueblo -, ante todos quienes aspiramos a la paz y la equidad social entre
todos los pueblos, etnias y credos.
YHWH,
se irá quedará solo, incluso desobedecido por muchos miembros de su propio
pueblo.
En
definitiva, sólo el exterminio nazi en contra de los judíos había provocado
tanta repugnancia como la que hoy provoca el exterminio de los palestinos por
parte de Israel.
Cualquiera
que mañana diga que no supo de la impunidad del Gobierno de Israel será tan
cabrón como lo fueron quienes dijeron ignorar el exterminio de los judíos.