A lo largo de mis años como actor he
dirigido varios Talleres de Actuación, en mi país y en el extranjero. El último
no recuerdo bien si lo dirigí aquí en Montréal o en Estocolmo, Suecia. Como
quiera que sea, de esto hace unos 35 o quizás 40 años. Mucha agua ha pasado por
debajo de los puentes.
Y a veces me pregunto qué haría hoy,
quiero decir, cómo enfrentaría un Taller de Actuación, luego de rondar los 67
años de práctica artística. Comencé a los 13 años, en Chillán, mi ciudad natal.
Para empezar, tengo la impresión que
cuando presenciamos una buena actuación, ese actor-actriz, además de sus 5
sentidos, ha empleado adicionalmente, al menos, otros 15. Capacidad esta última
factible de ser desarrollada, entrenada.
Por otra parte, hoy, no me sería posible
afirmar categóricamente esto o aquello a los miembros del Taller. Pienso que
hablaría poco de las tradicionales “técnicas de actuación”. Más bien tentaría
traer a colación nociones sobre la física cuántica, por ejemplo.
¿Cómo podríamos dejar de mencionar e
indagar durante el Taller sobre la incidencia que el principio de incertidumbre
tiene en la práctica artística del actor-actriz?
Este principio, me parece algo inherente
a nuestra práctica artística. Nuestra imaginación es una especie de destello en
escena: “somos y no somos a la vez”, “estamos y no estamos a la vez”.
Hace 40 años atrás me afirmaba en la
“causalidad”, hoy me atengo más bien a la “probabilidad”.
La ficción, ayer y hoy, continúa creando
un Universo que nos envuelve a espectadores y actores, atraídos unos a otros. ¿Por
las mismas leyes que rigen la realidad natural…?