jueves, 30 de mayo de 2013

LA BUENA NUEVA DE FELIPE BERRÍOS

 


Resulta estimulante ver y escuchar a un sector de la Iglesia Católica comprometerse con “los humildes”. Sobre todo a los sacerdotes que no solamente dan el discurso, sino que han mantenido una actitud consecuente en los hechos. Y en ese sentido, Felipe Berríos no está solo, ni al interior de la Iglesia ni entre sus feligreses.

Las palabras de Felipe Berríos en la entrevista que le hicieran en TVN, además de ratificar lo que reclaman históricamente en Chile quienes han vivido de un sueldo y/o salario (digo, los que han tenido la suerte de tener trabajo), esas palabras, a la vez han ratificado también que es verdad que en Chile han existido y existen “los momios”.

La derecha económica y política de mi país recibió ese apelativo del diputado  Mario Palestro, hace ya muchos años. Y de acuerdo a las reacciones que provocaron las palabras del Padre Berríos en los diversos sectores del Poder, se puede colegir que el Momio en Chile existe en la realidad física y temporal. No es una metáfora ni una figura para asustar a los niños. Peor aún. Yo diría que al correr de los años el fenómeno “momial” ha tenido el efecto de la mancha de aceite en el mantel. Quiero decir que la actitud retrógrada, egoísta y explotadora de nuestra clase dominante, ha contagiado mayoritariamente a todos aquellos que han logrado algún capitalito, amén de algunas reservas morales.

Hay que reconocerlo. De momento, esa es una batalla ideológica o cultural ganada por el momiaje. Es triste constatar que amplios sectores sociales y políticos de mi país han ido entrando en la esfera momial, en la medida en que han ido aceptando, identificándose con el modelo de país que se viene construyendo luego de los hechos acaecidos en septiembre de 1973.

Por ello mismo, aunque resulte preocupante la odiosidad que se ha exacerbado en estos días debido al periodo electoral, es alentador, sin embargo, observar la existencia también y el tesón de las fuerzas sociales horizontales, que exigen superar precisamente la descripción de injusticia denunciada, esta vez, por el padre jesuita Felipe Berríos.

Rasgan vestiduras todos los aludidos en la entrevista de Berríos a pesar que todos ellos saben que han creado una sociedad, un modelo de país imposible de soportar indefinidamente para las grandes mayorías.  A diario saltan a borbotones las aberrantes injusticias que afectan a los más variados sectores nacionales.

Alguna vez le escuché a un hombre de Derecho decir que la mejor manera de conocer las injusticias que cometió la Corona Española en América Latina (hispánica para el caso) durante toda la Colonia, era la atenta lectura de las innumerables y detalladas Leyes de Indias, supuestamente impugnadoras de los abusos de los colonizadores.

El recuerdo viene a cuento. Porque quizás en la actualidad chilena, la mejor manera de indagar lo que falta en nuestro país, la denuncia más evidente de los abusos del modelo, la legitimidad de las reivindicaciones que exigen las grandes mayorías, se desprende de las promesas publicitadas de los diferentes candidatos parlamentarios y/o presidenciales, de todos los colores.


Y a propósito de elecciones:

LA BUENA IDEA

-Yo no voto personas, ¡yo voto ideas!

-¿Y si te doy 100.000 dólares?

-En ese caso voto a quien sea, porque la idea no es tan mala.

viernes, 17 de mayo de 2013

UNA TRISTE REALIDAD EXCELENTEMENTE BIEN ESCRITA

 
17 de Mayo de 2013
Pedro Lemebel
Lemebel escribe sobre Escalona

"Ahora que te veo en la tele con tu terno tan parlamentario, caigo en cuenta que, tal vez, nunca fuiste de los nuestros, ni siquiera con el puño en alto atragantándote con esas frases rojas que les discurseabas a los estudiantes", sostuvo el escritor. 


En una crónica urbana, de memoria y siempre transgresora, el escritor Pedro Lemebel publicó —a través de su cuenta Facebook— un relato retrospectivo de la infancia del senador socialista Camilo Escalona.

“Si hago el esfuerzo de recordar al Camilo de entonces, tengo que mirar la población en retrospectiva, cuando las familias atorrantes llegaron a ese barrio nuevecito, recién pintado, con plaza, escuela y mercado por allá en el año sesenta. Tengo que ver los camiones y las risas de los cabros chicos descargando sus camas Cic y sus comedores Normandos, y todo el traperío chillón de los pobres que trasladaban del Cerro Blanco o Cerrillos para habitar las casas y bloques, que los panaderos y molineros habían logrado levantar en la Gran Avenida a puro ahorro y esfuerzo”.

“Si lo pienso pendejo de apenas nueve o trece años, no puedo dejar de ver el acuario de sus ojos, que era lo único verde que chispeaba en el descolorido paisaje de la zona sur, en esos bloques de tres pisos que para nosotros eran tan altos, cuando jugábamos a ser trapecistas descolgándonos por sus barandas y fierros, a los gritos aterrados de alguna mamá tapándose los ojos para no ver el equilibrio suicida de los niños en el vacío de los bloques”.

“Los edificios de la pobla, esas cajas de cemento para almacenar familias de mapuches panaderos  que eran nuestros vecinos, nuestros compañeros de juegos esas largas tardes del verano proleta. Esos calurosos e interminables eneros, cuando el ocio infantil, sin televisión, nos hacía imaginar el mundo como una aventura, como una historieta de revista, de esas revistas de monitos que cambiábamos por un peso todos los días para creernos Mizomba, Turok, Roy Rogers, o Mawa, la Reina de la Jungla, en mi caso”.

“Entonces soñábamos tantos mundos, Camilo, y las leyendas de esos comics se hacían reales en el verano haragán de esos niños tirilludos, entretenidos en tirar piedras, cazar lagartijas o robar frutas en esas casas quintas de la Gran Avenida. Recuerdo difusamente esos inocentes delitos, veo entre los carbones oblicuos de los ojos mapuches, tus pupilas de agua marina que te coronaban líder, y eras el primero en trepar la muralla sin temor a los perros y cuidadores”.

“Eras el más ágil, el único que alcanzaba los damascos maduros, tan arriba esos soles niños que mordía tu boca jugosa. Nunca tuviste vértigo por la altura, quizás por eso fuiste el único que vio venir el futuro nublado, a diferencia de toda esa camada de huachos que después crecieron pateando tarros y neumáticos en el fragor de las barricadas”.

“Fuiste el único que apretó cueva al exilio después del golpe, debe ser porque los rubios siempre apretan cachete cuando arde la selva del indiaje. Y ahora que lo pienso, ahora que te veo en la tele con tu terno tan parlamentario, caigo en cuenta que, tal vez, nunca fuiste de los nuestros, ni siquiera con el puño en alto atragantándote con esas frases rojas que les discurseabas a los estudiantes para que te eligieran presidente de la FESES (Federación de Estudiantes Secundarios de Santiago), en el liceo Barros Borgoño donde también yo estudiaba”.

“Nunca te creí del todo, Camilo, y tú nunca me viste. ¿Cómo me ibas a ver desde las alturas del Marxismo Leninista? ¿Cómo ibas a mirar al mariquilla de la pobla, un colijunto temeroso que no se atrevía a realizar las hazañas de los niños machos. Un niño raro que te veía boquiabierto chuteando la pelota en la polvareda de la plaza, que se moría por tocar el pelaje dorado de tus muslos enrojecidos por el día de playa”.

“Un solo día al año en que madrugaba la población por el paseo de la Junta de Vecinos. Entonces, los niños no dormían soñando con esa primera vez que verían el mar. Y sumaban y sumaban mares de revistas hasta el infinito. Pero igual les faltaban pozas para completar el horizonte marino. Y cuando llegaban al mar de Cartagena, frente a la inmensidad de ese cielo aguado, se quedaban cortos, mudos, acezantes ante ese abismo salado y azul. Y sólo entonces, se decidían a crecer, para poder mirar un día frente a frente al dios de las aguas”.

“Pero ninguno creció como tú Camilo, ninguno recorrió el mundo ni vio de cerca los paisajes de las revistas. Ninguno se fue de la población a otros barrios más pudientes. Ninguno fue a la universidad, ni menos llegó a presidente del partido socialista. A ninguno le bastó esa mancha azul, ese relámpago de mar para izar con triunfo su futuro. Ya todos esos niños del cuento, se los fue tragando lentamente el pantanoso destino proletario. Alguno murió en dictadura, otros en peleas de borrachos, y el resto se pudrió de cesantía, alcohol, drogas o delincuencia en alguna celda de la cárcel. Al último lo encontraron colgado de una baranda en los bloques, como si volviera a ser niño jugando al trapecio para huir de la depresión angustiosa llamada pasta base”.

“Como ves, en la población está todo casi igual, a no ser por todos los que faltan, los que se fueron esperando el día triunfal de tu regreso. Todos tenían algo que pedirle al parlamentario orgullo de la población. Todos deseaban al menos sacarse una foto contigo, para mostrarla a sus nietos y decirles que un día, ya esfumado por el alzheimer, corretearon con un famoso por los potreros de San Miguel, cuando todos los sueños infantiles cabían en unos ligeros zapatos rotos”.

miércoles, 15 de mayo de 2013

DEL MAESTRO MERARDO




Ofrecer el Paraíso
en el Mundo, ¡en este Globo!,
es querer hacer de un lobo
un conejo asustadizo.
Que por eso otros más listos
pusieron tierra por medio:
“si aquí no encuentra remedio
la Muerte, que nos espanta,
la Vida es una esperanza
para ganarnos el Cielo”.

Nos hacemos la ilusión
de ser el último fin
que Dios puso en su listín
cuando hizo la creación.
Y armados de esa razón,
miramos el Universo
como quien dijera “eso,
es parte de mis haciendas
que Dios me las encomienda
porque soy su hijo dilecto”.

Es tanta nuestra arrogancia
que construimos de muestra
un Dios perfecto y a nuestra
imagen y semejanza
¡Qué apestosa petulancia!
¡Y qué afán de hipocresía,
decir que a los siete días
nos hizo un Gran Creador
signándonos Superior,
llenos de sabiduría!

miércoles, 8 de mayo de 2013

¿LA CULTURA EN CHILE? A PALOS CON L´ ÁGUILA.

 



De muestra un botón:

Cartas
Martes 07 de mayo de 2013
Falta de políticas culturales
Como Director Artístico del Centro de Investigación Teatro La Memoria quisiera expresar mi punto de vista a propósito de algunas aseveraciones manifestadas en la edición del domingo 5 de mayo, como así mismo las declaraciones en torno al tema del ministro Cruz Coke aparecidas en "El Mercurio" el 28 de abril.

Quisiera en primer lugar aclarar algunos rumores que dicen relación con este artículo y es que, debido a la crisis por la que atraviesa el Teatro La Memoria se habría vendido este espacio a una clínica vecina a nuestro teatro y que es debido a nuestra "mala gestión" que nos encontramos en esta situación crítica. Ambas aseveraciones son falsas.

El Teatro La Memoria en sus siete años de existencia ha recibido dos Fondart para "habilitación", es decir infraestructura y restauración de una sala que data de fines de 1.800 como fábrica textil. Es decir, lo que se realizó con fondos concursables otorgados por el Estado fue recuperar un patrimonio en riesgo de perderse y quien concurra a nuestra sala puede verificar su espectacular infraestructura, comodidad y lo acogedor que resulta esta sala para los espectadores, y cómo los creadores que ahí trabajan pueden hacerlo con la dignidad que merecen. Estos fondos recibidos no son de gestión.

La crisis que afrontamos varias salas de teatro la conocemos en profundidad solo quienes día a día, durante años, vivimos en la desesperación de la "fortuna" de obtener un fondo concursable o no obtenerlo. Por esto me siento en condiciones de señalar que para la existencia de compañías de teatro con proyectos reflexivos y profundos, que ahonden con creatividad y calidad sus proyectos, es necesario no cerrar salas, sino tener salas con viabilidad de recursos permanentes que permitan su permanencia en el tiempo.

No concuerdo con el ministro Cruz Coke cuando argumenta que "salas para pocas personas" y "un poco más experimentales en su programación (...) suelen no tener una gestión de público que permita tener más ingresos". Yo lo invito a revisar los proyectos de Teatro Camino y Teatro La Memoria presentados al Fondo y especialmente creados para este tipo de Pymes culturales, que son los que conozco y que han tenido igual suerte: su rechazo. Ahí encontrará planes claros de gestión que además venimos realizando durante muchos años.

El ministro nos critica y trata de ser simplista en nuestros análisis, de hacer gestiones de mala calidad, de no conocer nuestros costos fijos, no saber cuantos recursos públicos hemos recibido y desconocer los flujos de caja. Le puedo asegurar que esa información está en los proyectos de Teatro Camino y La Memoria. Pero hoy debemos cerrar salas, porque no se nos asignan recursos permanentes para continuar nuestra entrega, porque se nos han negado los fondos para organizaciones culturales creadas el 2011.

El ministro afirma que no hemos buscado "mecanismos creativos y de gestión", y que debemos "reflexionar sobre las obras que montamos, el tipo de público que convocamos y buscar la generación de recursos propios". ¿Vamos a permitir, en el caso de que existiera interés de algún privado, que éste intervenga en nuestros repertorios y proponer ellos las obras que montamos y decidir ellos, los empresarios o la empresa privada, el público al cual dirigir nuestras creaciones?

El señor ministro puede dar testimonio y fe que el Teatro Lastarria 90, que según sus palabras él "administraba", y que cumplió una labor magnífica durante años, debió ser dada en arriendo una vez que el privado que los apoyaba a él y su socio Felipe Braun, terminara su contrato de colaboración. Pero yo no podría, como lo hace el ministro aducir mala administración o mala gestión de parte de ellos, al contrario.

Invito al señor ministro, a mis colegas, a los creadores de este país, a pensar juntos cómo cambiar y trabajar por un bien que va solo en beneficio de la comunidad, de ayudar a un país más sensible, más instruido afectiva y críticamente, a consolidar un imaginario heterogéneo, diverso, inclusivo, de ciudadanos sensibles e instruidos, que puedan aportar a la formación de un imaginario cultural común.

Y quisiera convocar a quienes nos debemos: al público, a nuestros espectadores, a nuestros verdaderos críticos y cómplices, a exigir y defender su derecho a la cultura.

Alfredo Castro
Director artístico

Teatro La Memoria

lunes, 6 de mayo de 2013

INVASIÓN IMPRESIONISTA

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Renuncio a todo hoy día: a mi conciencia social, a los millones que se mueren de hambre, entre ellos numerosos niños; renuncio a referirme a los "señores políticos", a los empresarios de la explotación  - no a los que todavía producen bienes de servicio -, renuncio a referirme a los ambiciosos especuladores que además de sus ganancias nos han impuesto el Dinero como el valor fundamental de esta época. En fin, renuncio a todo hoy día, excepto a dos cosas: al Amor y a la Primavera.

Este momento emocional, surgió sencilla y espontáneamente porque tuve la buena idea de sentarme bajo el “gazebo” instalado en la terraza de mi casa que da al jardín posterior. Y aquí es evidente que la vida está renaciendo una vez más - una vez más - desde hace catorce mil millones de años. Y ese hecho me provocó una agradable fuga (la fuite, como diría Henry Laborit).

Tal vez éste sea el primer año en que observo la Primavera paso a paso. Y digo bien paso a paso, porque ha sido durante mis caminatas habituales, una vez que el Invierno comenzó su retirada, que he percibido el desarrollo de la porfiada Vida. Y todo sucedió durante una semana.

Primero, fue el sol, insistiendo en derretir los islotes de nieve que todavía quedaban en los jardines. La segunda señal de la Primavera fue el caudal del río que aumentó notablemente; luego, fueron los tímidos pasos de la clorofila que forzó los incipientes brotes de los árboles; a las 48 horas se escucharon entonces piares aislados de pájaros que seguramente se aprestaban para sus primeras citas; dos días más tarde uno que otro mosquito voló sin saber exactamente hacia donde dirigir sus alas. Y de pronto, los niños..., sí, los niños, que hasta hace unos días ni siquiera se sabía que existían. Las calles desiertas y silenciosas a causa de la nieve habían callado sus gritos y sus risas.

Así es que aquí me encuentro, en un mediodía de fin de semana, sentado bajo el gazebo percibiendo la Primavera. Percibiendo la Vida sin necesidad de microscopio.

Decidí describir todo esto porque de pronto me he sentido identificado con todas aquellas antiguas comunidades humanas para quienes su Diosa tutelar era la Tierra, el planeta Tierra, este hermoso globo azul.

Me encanta darme cuenta que en este traspatio de mi casa todo es colaboración, cooperación: cada brizna de césped, cada hormiga, cada hoja de árbol, en fin, toda flor, FLOR - las mismas que aparecieron al tiempo que los primates - están  imbricados con todo lo que les rodea.

Y como la ociosidad me permite continuar escribiendo, me emociona saber que esos añosos árboles al fondo del jardín tienen en definitiva mi misma estructura molecular. Somos dos seres vivos compartiendo la vida que nos otorga la Naturaleza. Las apariencias físicas, corrientemente nos hacen pensar que los humanos somos seres únicos, diferentes al resto de la naturaleza. Sin embargo somos Naturaleza, igual que el árbol, con la excepción que esos árboles son más "civilizados" que nosotros: no son depredadores, no se alimentan de otros seres vivos, como yo.

¿La fotosíntesis, será algún día cualidad también de los Hombres, de estos animales tardíos que somos, expropiadores de grutas y cavernas?

Toda esta suave luz y agradables brisas, este verdor de la maravillosa clorofila que me rodea por todas partes…, esta Primavera…, con mi mujer esperándome en el interior de la casa… Oh, sí, mis amigos... Todo este momento bien vale una cerveza fría. Salud.