A pesar de todo, persiste la voluntad humana en gestionar acciones de paz, y sobre todo de solidaridad. En acciones individuales de solidaridad hemos tenido la suerte de conocer personas, y también organismos: algunos modestos, con sacrificio individual de sus integrantes, otros, por vocación religiosa, y no todos con apoyo financiero de sus Iglesias.
No está demás recordar que la solidaridad es distinta a la “caridad”.
Provoca alegría constatar que existen varias ONG que despliegan su labor solidaria, a veces en los lugares más apartados de este Globo Azul, incluidas las guerras de los genocidas que insisten en dominar al prójimo.
No voy a dar cifras de las necesidades de la infancia ni de las mujeres en el mundo, no voy a dar cifras del drama de subsistencia en que viven millones de seres humanos.
Por el momento me escurro detrás de la esperanza, la esperanza que nos crea la existencia de las acciones solidarias individuales y colectivas.
Bego y yo, modestamente, seguiremos aportando nuestra pequeña cuota a la ONG elegida hace ya varios años.
Amistades, con los mejores deseos les envío mis saludos.