El nuevo hospital inaugurado
recientemente aquí en Montréal es sencillamente una fábula. En realidad, el
ambicioso proyecto logró fundir tres hospitales en uno: el antiguo Hôtel Dieu,
Notre Dame y Saint-Luc, este último en proceso. Todos ellos forman actualmente
el CHUM (Centro Hospitalario de la Universidad de Montréal).
Además de su moderno estilo de
construcción, el CHUM cuenta con la tecnología de vanguardia que lo coloca
entre los primeros del mundo, si no el primero. Estando ligado a la Universidad,
el Hospital cuenta con un Centro de Investigaciones, además del beneficio para
los estudiantes de Medicina y Ciencias ligadas a ella.
¿Y a qué viene este entusiasmo se
preguntarán quienes no viven en el Québec?
Estimados amigos: de ese hospital, como
del resto de otros locales de la Salud, quienes vivimos en el Québec podemos
recibir sus servicios gratuitamente: hospitalización, curaciones, exámenes
sofisticadísimos, cirugías mayores, etc., sin pagar un dólar. Como le he escuchado
decir a un cómico: “No me lo superes, ¡ iguálamelo !”
Yo, que soy más chileno que los antiguos
porotos, debo reconocer con vergüenza que en mi país la Salud es uno de los
“negocios más florecientes”.
Yo, que debo recordar con rabia lo que me
decía un taxista chileno en 2012: -“Aquí, don Nelson, el que se enferma y no
tiene plata se muere nomás pus. Por ejemplo yo mismo”.
Yo, que recuerdo con indignación que una
señora que nos ayudaba en el servicio doméstico no podía hacerse una operación
porque le cobraban $ 6.000.000 de pesos. De sólo recordarlo se me sube la
leche.
En fin. ¿Comprenden entonces el motivo de
mi alegría al conocer la inauguración del CHUM?
Todos los países que consideran la Salud
y la Educación como un derecho ciudadano cuentan con todos mis respetos. Del
mismo modo que cuentan con mi aliento y admiración quienes luchan por obtener
esos derechos.