Yo también
estoy en guerra. Sí, estimada ciudadanía, así de claro. Hace rato que lucho
denodadamente en contra del atentado aterrorizante del pesimismo. ¡Oh, hados
que me habéis abandonado!
No sé si son
mis ojos o mis lentes empañados, el hecho es que no logro ver la manija del
futuro. De manera que estoy prisionero en el presente. ¡”Qué delito cometí
contra vosotros naciendo”!
El pasado no
me sirve de refugio. Como dice mi mujer “aguas pasadas no mueven molino”.
Sin embargo
eso de mi prisión en el presente - que sonaba de lo más bonito -, también se ha
ido a la mierda, hablando crudamente. Resulta que los físicos nos han jorobado
la “magnitud Tiempo”: que si la Física clásica, que si la cuántica, etc., etc…
De manera que
Presente, Pasado y Futuro son puras pamplinas.
Ni siquiera puedo afirmar que
los sucesos que ¡suceden…, suceden, por la cresta!, por aquello que se le
ocurrió al ocioso de Schrödinger: “el gato muerto… también está vivo…”
¿Comprenden como es la cosa?
En vista de lo
cual ¿qué? ¿Puedo afirmar que estoy
pesimista y a la vez optimista?
¡Claro que sí!
Gracias,
Schrödinger. ¿Tenemos futuro entonces?
Hmm… Sí… y…
No… Acuérdate de Heisenberg…
¿Los muertos
están vivos? ¿Los atentados están sucediendo? ¿El Poder es un monstruo
insaciable de Poder?
Sí… y… No…
¡Necesito
respuestas claras!
¡Epa!
Cuidado…, cuidado con las respuestas categóricas y definitivas, que de ahí al
fanatismo…, y de ahí a la cadena de “ismos” que venimos arrastrando desde que
surgió el sexo entre las células…
¿Entonces qué?
¿Tranquilo el perro?
Sí… y… No…
¡Vete a la
mierda!