En este Octubre tan trágico en
el recuerdo nacional chileno como el mes de Septiembre, me encontré en You Tube
con el disco completo de Karaxú. Un grupo musical chileno que fundáramos en
París (1975) apoyando la resistencia del MIR en contra de Pinochet. Inspirador éste
seguramente de muchos políticos y ladrones de cuello y corbata que actualmente
crecen como champiñones en Chile.
Las canciones de Patricio
Manns adquieren mayor calidad y significación con el tiempo. Así mismo las dos
canciones de Viglietti.
Pienso que Manns y el Karaxú
han dejado un expresivo testimonio artístico del sentimiento y convicción que
nos impulsó a millones de personas a intentar establecer un mundo más justo.
Y José Durán (mi seudónimo en
aquella ocasión), piensa que sin duda esa lucha continúa, con diversos nombres
y tal vez con distintos métodos. No es posible detenerla porque por desgracia,
en particular en nuestro país se formó una clase dominante torpe, que obnubilada
por la codicia ha optado por la explotación históricamente.
Contrapuesto a ese egoísmo y
mezquindad, en nuestro país nacieron héroes, hombres ejemplares como Miguel Enríquez - muerto en combate - y Bautista van
Shouwen, muerto bajo tortura por los esbirros de Pinochet. Verdugos que no
lograron sin embargo arrancarle su dignidad revolucionaria.
El poeta Patricio Manns le
rinde un homenaje a ese querido compañero en el disco Karaxú.
Fragmento de la última estrofa de “LA
DIGNIDAD SE HACE COSTUMBRE”:
“Eso es todo.
Así es todo de simple, compañeros.
En el duro momento de los hechos
es tajante como agua de cascada
y declara invencible su silencio,
se doctora en metal enfurecido,
se gradúa en bosque indescifrable.
Se viste de eficacia, de coraza en
conciencia.
Ha humillado las garras
que araron su piel.
Y así es que su tormento se convierte
en surco,
y al golpearlo en la tierra
lo dejaron
semilla”.