¿Qué tal ese título, ah? Extraño,
¿verdad? ¡Ni que estuviéramos en el día de la Mujer!
Porque si titulara EL HOMBRE, “EN SENTIDO
GENÉRICO”, nadie se extrañaría. Quizás ni las mujeres.
A propósito, la disminución social de la
Mujer ante el Hombre, me parece similar a la disminución social que el
trabajador (a) sufre ante el empresario.
Aunque este último hoy en día se diluye
en la expresión ”emprendedor”. Una pillería más del neoliberalismo. Emprendedor
podemos ser potencialmente todos: Yo, tú, él, ella, nosotros, nosotras, vosotros,
vosotras, ellos, ellas (¿?).
Los Listócratas pretenden convencer a mis
compatriotas que si deciden tomar una hipoteca, o un crédito para comprar un
celular, un televisor, un ordenador, etc., es porque poseen espíritu
emprendedor. Si usted adquiere deudas, es un ciudadano emprendedor.
Y muchos Tontócratas, se lo creen. Con el
crédito, se han llenado de chucherías de “última gama”, hasta el punto que al
parecer las chucherías les han matado, o al menos adormecido, el derecho a
reclamar un reparto social más equitativo, un mínimo de honestidad social, económica,
religiosa, política, etc.
“El Crédito” es la cadena más inteligente
que han creado los Neo Esclavistas del neoliberalismo, nacional e
internacionalmente. Sin el crédito, el capitalismo actual moriría de muerte
natural en 48 horas. Y, claro, entonces nos veríamos todos ante la verdadera realidad:
el que tiene tiene y el que no, se jode”. ¿Cool, verdad?
Por lo tanto, no dejan de tener razón los
Tontócratas: prefieren vivir con ilusión, con la ilusión que participan
plenamente de su hermoso modelo. Al parecer no se dan cuenta, o tal vez les
resulta entretenido el hecho que los hayan montado en una cinta rodante sobre
la cual caminan o corren tras el éxito. El éxito, que es como un cascabel de
bebé.
Con el crédito los Tontócratas se sienten
capaces de tener acceso a toda la maravillosa capacidad creadora de bienes de
la mujer, “en sentido genérico”.
Los Listócratas (su existencia cruza transversalmente
la sociedad) se distinguen por su soberbia, es decir por la satisfacción y
envanecimiento ante la contemplación de sus propias prendas con menosprecio de
los demás.
En tanto que los Tontócratas (también existen transversalmente) se distinguen
por su docilidad, obediencia, son fáciles de enseñar.
La sociedad humana, todos los sabemos, durante
su evolución se ha dividido en diversas formas a través de los tiempos: amos y
esclavos; señores y ciervos; ricos y pobres; burgueses y proletarios.
Lamentablemente ninguna de esas formas ha
sido superada radicalmente, y más lamentable aún, de manera pacífica.
Con todo respeto, mirado mi país desde el
exterior, y echando mano a mi bola – de cristal, se entiende -, pareciera que Chile
se divide hoy en dos grandes bloques: Listócratas y Tontócratas. Las próximas
elecciones – si las hay -, o el posible pronunciamiento de una Asamblea
Constituyente, nos mostrarán el porcentaje.
Sin embargo pese a todo, no sólo el magma
suele hacer erupción en Chile. Sucede que entre Listócratas y Tontócratas, hay un
interesante sector intermedio, sector que le otorga “suspense” a la farsa,
comedia o tragedia que allí podría vivirse en un futuro más o menos próximo.
Quizás sea este último sector quien
defina el género y estilo de la “mis en scène”.