|
Piedra recogida con Bego al borde del mar en punta Arenas |
Desde hace años en los medios de comunicación chilenos, aparecen
informes de especialistas – siquiatras, sicólogos, sociólogos, etc. - señalando que Chile es un país “brutalmente
enfermo”. Y las cifras o estadísticas que suelen acompañar ese análisis son
lapidarias.
No es fácil aceptar la veracidad de dichos informes. Para
quienes vivimos en Chile hasta el año 74 del siglo XX nos resulta doloroso
pensar que el lucro en la educación es en realidad una “estafa”, como lo dice
una autorizada periodista de mi país.
¿Chile tiene la tasa de depresión más alta del mundo?, dice
un siquiatra.
Chile y Corea del Sur son los únicos países donde el
suicidio en niños y adolescentes va en aumento.
“Oh, Chile, largo pétalo de mar, y vino, y nieve…”
La “anomia” – preferiría que se tratara de momias – que es
la pérdida de la confianza en que existe un colectivo, ensombrece el alma de mi
pueblo.
“No quieren que te quiera,
Negrita Mía,
porque hemos visto
tanta hipocresía”
Uno de cada 10 niños chilenos reporta que ha sido víctima de
abuso sexual. (Evito referirme al horror de una investigación realizada por
CIPER respecto de los niños en hogares infantiles. Evito repetir tantas otras
cosas).
“Velloncito de mi carne,
que en mis entrañas tejí,
velloncito friolento,
¡duérmete apegado a mí!”
Las dos causas principales de muerte entre jóvenes y
adolescentes, es muerte violenta, ya sea por suicidio o por homicidio.
“Patria, mi Patria…
vuelvo hacia ti la sangre…”
En fin – dice uno de los informes –, estamos atravesando por
una gravísima crisis de salud mental inédita en occidente…
Me pregunto: ¿Cuál será la diferencia entre ser dominado y
domesticado?
Me he detenido para mirar el paisaje nevado de límpida blancura...
Jadeo entre vahos... 16º bajo cero...
El sol engañoso no hace más que aumentar las gélidas brisas.
Doy tres pasos. Escucho el crujido de la nieve… El crujido…, el crujido… La
arena ardiente de las costas de mi país…
Me quito los guantes y agarro dos puñados de nieve…, abro
los brazos en cruz apretando fuerte la nieve en mis manos… Arde… La brisa me
quema los pómulos…
“Tengo unas ganas locas de gritar
Viva la Cordillera de los Andes
Muera la Cordillera de la Costa…”