miércoles, 22 de enero de 2014

UN VERANO SOFOCANTE



William Adolphe Bougereau



Hay momentos en que me busco a tientas… Divagaciones… Miras, o aparentemente miras… Por la ventana… En realidad no ves…  Probablemente sea la quietud y blancura de la nieve… Supongo que mi mirada es blanca… La nieve y el frío silencio…

¿Por qué recuerdo el “Carroussel” que llegaba a mi ciudad natal y el algodón azucarado? Es tonto, completamente. Déjà vu.

Me busco a tientas… Pinturas arbitrarias de Bougereau irrumpen en mi memoria. Tiemblan mis labios… Sacudo la cabeza e intento recuperar la mirada blanca sobre la nieve…

Una parva de paja. Su perfume… ¿De quién?... Su perfume…
La parva está sobre una colina.

“Cuerpo de mujer/ blancas colinas…” (Neruda).

Tú hablaste del corazón hasta por los ojos/ tú hablaste del fuego hasta por la nieve » (Braulio Arenas)

El blanco de la nieve… No veas… Solamente mira…

El calor invade mi cuerpo… El calor tiembla entre las colinas. El calor tiembla en mi cuerpo…

Hay momentos en que me busco a tientas…


lunes, 13 de enero de 2014

LA CALLE



(Del latin callis, senda, “camino”)


Que los aparatos de Estado, universalmente están en un proceso de extinción, se evidencia a través de la protesta social que hoy en día inunda las calles de variados y diversos países.

Las autoridades políticas, religiosas, económicas, judiciales y policiales han perdido legitimidad en todas partes. Es impredecible saber cuáles de ellas y por cuánto tiempo podrán restituir su legitimidad.

Basta mirar las imágenes de las “protestas callejeras”, para verificar que las instituciones del Estado Nacional creadas hace unos cinco siglos no dan solución a la vida humana.



El número de personas que aún se sienten identificadas con el Estado, sus valores (¿?) y sus autoridades, disminuye diariamente. Hoy la pirámide de la jerarquía social está erosionada. Luego de haber iniciado su construcción de manera lenta y zigzagueante hacia el último tercio del S. XVII, el “edificio” ha venido siendo profanado, violado y corrompido por aquellos mismos a quienes, confiadamente, se les ha estado encomendando la tarea de preservar nuestra convivencia e identidad en esa instancia institucional.

Constatando que nuestros supuestos representantes en el “poder prostituido”, se han dedicado cada día más descaradamente a crear instancias de poder político y económico en beneficio propio, ha emergido una vez más en la historia La Calle, la calle, la plaza pública en diversos países del mundo. La calle vuelve a ser “el camino”, el embrión de las nuevas estructuras sociales del S. XXI que se avizoran confusas aún entre gritos, pancartas, muertes y heridos.



Haciendo un símil, “el fantasma que hoy recorre el mundo es La Calle”.

Cada nuevo Siglo parece aportar una nueva esperanza que no siempre se ha construido coherentemente desde el comienzo, en forma lineal – y lo peor –, pacíficamente.

En Chile, por ejemplo, mal que les pese a los profanadores del edificio, la juventud y los trabajadores han estado y seguirán estando en la calle, anunciando quizás no la reparación ni la renovación, sino la demolición del edificio del Faraón y sus trapacerías.
La Historia es lenta “pero se mueve”…



Aparentemente  en las calles y pueblos de Chile han estado exigiendo reivindicaciones sectoriales. Aunque sus reverberaciones adquieren una proyección inusitada y autónoma que se interconecta globalmente. Luces intermitentes que sugieren una energía aún inmanejable …

Sin embargo, por el momento, aunque el discurso aquí o allá, no tenga la fuerza orgánica deseada, con sus reclamos globales ante promesas incumplidas, La Calle, como primer paso al menos, está bajando a los rapaces del “pedestal de sus estatuas”.



La Calle, aquí y allá, pareciera estar desprendiéndose de un edificio que en 500 años no ha permitido – antes por el contrario – que la condición humana viva y se desarrolle en el mundo que le corresponde, que realice su recóndita necesidad de vivir en un mundo de la estética de la justicia social; de la estética de la cooperación, un mundo solidario…



miércoles, 1 de enero de 2014

LOS SUEÑOS DE MI PADRE





Si mi padre supiera que he sobrevivido al 2014, pensaría que vivo en Marte o en algún exoplaneta.

Él tenía mucha curiosidad e ilusión por la llegada del año 2000. No alcanzó a cruzar esa frontera.

El comienzo del segundo milenio mi padre lo imaginaba como un salto cultural de la humanidad: “el Hombre será diferente en el 2000. Habrá cambiado el sentido de su vida. No existirán los países, se habrá terminado la pobreza… Nadie pagará dinero para trasladarse de un lugar a otro, sea dentro de las ciudades o lugares lejanos. El hombre pensará: necesito o me gustaría ir a tal lugar…y… ¡zaz!, allí aparecerá. La energía de su pensamiento será el medio de transporte…”

Ficción, ciencia ficción que los niños de provincia escuchábamos extasiados a la orilla del brasero: sueños de los hombres de bien que primero canalizaron los brujos y sacerdotes de la tribu, y posteriormente…, para qué seguir…

Mi padre soñó un Siglo XXI fantasioso, liberador, como tantos escritores, poetas, artistas y aun científicos…

Y resulta que entrando ahora al 2014 -  prácticamente una década y media del S. XXI -, excluyendo a mi familia, amigos y miles de personas de bien – aunque dispersas por el momento – no veo nada de lo que soñaba mi padre.

Me da pudor desilusionarlo. Él, alcanzó a ver que la perrita Layca, Gagarin y Amstrong - “precursores de la nueva humanidad”, según él -, comenzaban a hacer realidad sus fantasías.

Pero está a la vista que esos “adelantados” no lograron evitar que el S. XXI naciera contaminado con el S. XX.

Sin embargo, pese a todo, y como siento que los sueños de mi padre y de tantos otros merecen convertirse en realidad, seguiré echando mi granito de arena a toda causa que se encamine hacia las utopías paternas.

Después de todo, provengo de los tiempos en que los campesinos detenían sus labores para saludar el paso de los trenes de pasajeros…


Soy de los tiempos en que luego de abrazar a mi familia la noche de Año Nuevo, salía corriendo por las calles de mi ciudad para abrazar a todos quienes se cruzaban en mi camino, porque todos aquellos habían salido de casa con el mismo objetivo: un momento de emocionante fraternidad humana inolvidable…

viernes, 20 de diciembre de 2013

SIDARTE: SINDICATO DE ACTORES DE CHILE





He tenido una hermosa alegría informándome que SIDARTE se ha incorporado a la Central Única de Trabajadores (CUT).

Aunque soy actor chileno residente en el extranjero desde hace ya muchos años, no disminuye para nada la satisfacción que me ha provocado la noticia.

El hecho que me considere uno de los primeros miembros de SIDARTE lo certifica un carnet que aún conservo, en el que figuro como socio número 51, a partir del 1 de Octubre de 1968 (SIDARTE se fundó el 14 de Septiembre de 1967).

En otro carnet posterior – supongo, en alguna de las estadías en que he estado en Chile – figuro con el número 748, luego de haber pagado una cuota, al parecer.

Como quiera que sea, me siento plenamente identificado con la iniciativa de SIDARTE de afiliarse a la CUT, objetivo que – si mal no recuerdo - fue fijado en aquellos años de su fundación.

Resulta curioso recordar aquellos años de la fundación de SIDARTE, en los cuales durante algún tiempo se nos acusó de “divisionistas” por parte del Sindicato ya existente dirigido por Alejo Álvarez. Sindicato éste que agrupaba a varios actores de tradición, pero que los más jóvenes considerábamos falto de energía para insertarse en el ascenso del movimiento social que desembocaría finalmente en el triunfo electoral de Salvador Allende en 1970.




Aníbal Reyna fue nuestro presidente fundador. Y sin menospreciar varios logros materiales que consiguiera Alejo Álvarez durante los años que condujo su Sindicato – digamos tradicional -, Aníbal, sí, Aníbal como aquél de los elefantes, echó a andar a la juventud de actores con la sensibilidad social que se necesitaba para apoyar la emergencia de un movimiento popular que tocaba las puertas del poder.

“Ave, SIDARTE”, les saludo con el mejor de los deseos que sigáis inscribiendo vuestra presencia en los cambios que Chile necesita.


EL SOCIO 51, Nelson Villagra G.

jueves, 28 de noviembre de 2013

Un filósofo dice










Un filósofo dice : “¿La felicidad es nuestro objetivo en la vida? Sin duda. Pero el camino es la verdad. Vale más una tristeza verdadera que una falsa felicidad. Es mejor la verdad, aunque nos haga mal, que una mentira que nos haga bien.”




¿Qué piensa usted?