Fotografía de Sebastiao Salgado |
Me resulta tan alarmante la arbitraria violencia armada que está sucediendo en los EE. UU., que no puedo dejar de rogar a las juventudes de diferentes países que no permitan que tal arbitrariedad se apodere de los suyos. Mantengo la esperanza que la juventud sabrá encontrar el camino de los cambios que aseguren los servicios sociales, pero sin necesidad de matarse unos a otros.
Me aventuro a pensar que, en los EEUU, el publicitado “sueño americano”, ha creado una gran frustración social en miles de habitantes de ese país, creando una violencia anidada en lo que algunos llaman el “inconsciente colectivo”.
Las grandes mayorías tienen claro, que no todos pueden realizar el sueño de enriquecerse en dólares en tres semanas. Está claro que la libertad y la igualdad ante la justicia no son beneficios que reciba todo el mundo. Y el racismo, un prejuicio que resulta aún más estúpido en un país formado y desarrollado por miles de inmigrantes, cobra sin embargo hasta el presente, una cuota diaria alarmante de víctimas.
¿Cuántos muertos tenemos hoy? Es la noticia diaria de la televisión y diarios norteamericanos. Las propias juventudes norteamericanas están comenzando a movilizarse en contra de la violencia con armas de fuego: no puede ser un “derecho civil” matarse unos a otros. La NRA (National Rifle Association) no puede seguir esgrimiendo la “segunda enmienda” para continuar con el negocio de las armas.