domingo, 23 de abril de 2023

LA RESPUESTA DE LOS HECHOS


Fotografía de  Idoia  Prieto  Zabala 







Alguien dijo que “el hombre es un animal de costumbres”. Y qué puedo responder, estimadas amistades. Debido a una tempestad de “pluie verglaçante” (lluvia con nieve) que azotó a gran parte del Québec, un millón trescientos mil habitantes, quedamos sin electricidad desde el miércoles 5 hasta el viernes 7 en la noche. Tres días, con el comercio cerrado y los pocos que pudieron abrir, contando con generadores, solo podían vender pagando cash (billetes). Con la existencia de las cartas de crédito hemos perdido el hábito de tener dinero en casa o en los bolsillos, y las cajas de los Bancos no tenían electricidad. De manera que hubo que rebuscar en el refrigerador lo que quedara, y eso, antes que los alimentos se descompusieran. Comida fría durante tres días, y en el caso nuestro, con visitas de la hija y nietos que viven en Inglaterra.
Gruesas ramas del árbol que tenemos frente a casa se desgajaron con el peso de la “pluie verglaçante”, desastre que ocurrió en numerosos lugares del Québec.
Cuando las baterías de los celulares se agotaron, quedamos sin comunicación con el exterior. Por supuesto sin televisión, sin internet, sin noticias fuera de casa. Aunque intentamos divertirnos entre nosotros – felizmente nos queremos unos a otros -, por momentos, la oscuridad y el silencio lograban crear una atmósfera incierta...
Las velas, nos devolvieron a la Edad Media.
Cuando el viernes en la noche se restableció la electricidad, nuestro corazón saltó de alegría. En realidad, fue nuestro sistema nervioso que se agitó jubiloso, ese primitivo aparato que se desarrolló en nosotros antes del fuego y de la luz, y que, dadas las circunstancias, el viernes, se conectaba con nuestro pasado, en tanto especie... La luz fue nuestra protección...
¿Hydro-Québec podrá actuar con mayor eficiencia en futuras emergencias?
¿Somos un animal de costumbres?
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La fotografia es de Idoia Prieto Zabala.