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Esta mañana, rodeado de nieve que cubre el césped de los jardines, como el animal que se sacude al salir del agua, decidí abandonar lecturas disciplinadas, dedicándome a “picotear” lo que el clic me deparara en la red. Y zas, apareció mi viejo amigo Heródoto, con su entretenida Historia, que tanto ofendió a Plutarco y otros contemporáneos.
Cuento corto, me encontré con la anécdota del Rey Candaules, de Lidia, de cuyo rey derivaría la palabra “candaulismo”, registrada en el Diccionario: “Candaulismo o candalagnia, son términos médicos que se refieren al impulso psicológico de un sujeto de exponer a su pareja sexual o imágenes de ella o él, ante otras personas, con el fin de obtener gratificación erótica.”
Reconozco, que desconocía la palabreja. En fin. Heródoto, cuenta que Candaules, elogiaba a su esposa, insistentemente ante su servidor de confianza, Giges. Y ante el excesivo respeto y recato que Giges guardaba ante los elogios de Candaules, éste, le propuso que lo llevaría a su dormitorio a escondidas de su mujer, para que la admirara desnuda mientras ésta se desvestía. Giges, obligado por el rey, le acompañó al dormitorio escondiéndose donde Candaules le ordenó. Luego que Giges, contemplara la belleza desnuda de la esposa, cuando ésta se fue a la cama con su señor, Giges abandonó el dormitorio sigilosamente, aunque la esposa alcanzó a percatarse de su presencia...
Al día siguiente, la esposa llamó a Giges: «No hay remedio, Giges, le dijo; es preciso que escojas, en los dos partidos que voy a proponerte, el que más quieras seguir. Una de dos: o me has de recibir por tu mujer, y apoderarte del imperio de los lidios, dando muerte a Candaules, o será preciso que aquí mismo mueras al momento, no sea que en lo sucesivo le obedezcas ciegamente y vuelvas a contemplar lo que no te es lícito ver. No hay más alternativa que ésta: es forzoso que muera quien tal ordenó, o aquel que, violando la majestad y el decoro, puso en mí los ojos estando desnuda.»
Giges, fue el próximo rey de Lidia. ¿?
