jueves, 21 de febrero de 2013

¿Y?... ¿CÓMO ANDAMOS POR CASA?






El 2 de febrero de 1905 nació en San Petersburgo la filósofa y escritora Alissa Zinovievna Rosenbaum, más conocida en el mundo de las letras por el pseudónimo de Ayn Rand, y falleció en marzo de 1982 en New York.

Nunca fueron más oportunas las palabras de la autora de esa magnífica novela que es - Atlas Shrugged -, traducida al español como "La rebelión de Atlas", una suerte de anticipo de lo que nos está pasando a los españoles, y, en mayor o menor medida, a todo el mundo:



"Cuando advierta que, para producir, necesita obtener autorización de quienes no producen nada;

cuando compruebe que el dinero fluye hacia quienes trafican, no bienes, sino favores;

cuando perciba que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias, más que por el trabajo,

y que las leyes no lo protegen contra ellos, sino, por el contrario, son ellos los que están protegidos contra usted;

cuando repare que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un auto-sacrificio,

entonces podrá afirmar sin temor a equivocarse, que su sociedad está condenada."



Ayn Rand (1950)

NOTA: Si donde usted vive no está pasando lo descrito, quiere decir que el Paraíso existe.

lunes, 11 de febrero de 2013

MARAVILLAS DE LA DOMESTICACIÓN

 


Existen en la red numerosos videos que muestran la capacidad del hombre en domesticar variados animales.

Es increíble cómo el hombre logra enseñar a un animal a obedecerle, o a ejecutar ciertas habilidades.

Los adiestradores siempre llevan consigo pequeñas porciones de algún alimento preferido del animal en cuestión. Pequeña porción con la que premian el desempeño del animalito luego que ha mostrado su habilidad.

Ahora bien, si nos detenemos un momento, observándonos a nosotros mismos en tanto consumidores o ciudadanos - como usted lo prefiera -, se dará cuenta que es difícil establecer la diferencia entre un animal domesticado y nosotros, la gran masa de ciudadanos.

También a nosotros, el poder social, político, económico y cultural, nos mantiene haciendo numeritos de circo, o a la vera de sus pies, y nos suele conceder pequeñas porciones de satisfacción.

Qué quiere que le diga, me veo a mí y a los ciudadanos del mundo, igual que esos perritos lanudos, levantando las manitos, siguiendo la varita mágica del domesticador. O pegada mi cabeza a la pierna de mi amo, sabiendo que con ello obtendremos una remuneración (los que no están en la cesantía).

Y hay que reconocer que nos han adiestrado magníficamente. Porque emitimos pequeños ladridos, pero son sólo parte del número para el cual nos han adiestrado. El abuso y la corrupción de nuestros domesticadores hoy no tiene límites, pero nos han adiestrado para hacer nuestro número, no para rebelarnos.

Por ejemplo, en Chile, mientras los ciudadanos no sean capaces de exigir y establecer una Asamblea Constituyente, seguirán levantando las manitos, sonriendo con la lengua fuera de la boca y dando pequeños ladridos.

“Noblesse oblige”…


lunes, 4 de febrero de 2013

CAPRICIEUSE MÉMOIRE

 





A propósito de escopeta, hace un par de días, mi memoria me trasladó al dormitorio de mis padres, allá en Chillán (Chile), en donde estaba instalada su última adquisición: una magnífica radio Zenith, de mueble. En las noches invernales solía escuchar junto a ellos, además de una o dos empleadas de la casa (en esos tiempos las « asesoras del hogar » era como gente de la familia), un radioteatro histórico, transmitido desde Santiago (400 kilómetros al norte), en onda corta por supuesto.

A pesar de la « moderna radio Zenith » - última generación se diría hoy en día – las ondas radiales eran inestables. De manera que a ratos, en medio de múltiples interferencias, estábamos obligados a imaginar el texto que estaban diciendo los personajes del radioteatro. Y sin embargo, ahí estábamos en las noches, deleitándonos con las aventuras de Manuel Rodríguez, las dificultades de Bernardo O´Higgins, etc.



Recordar esta deficiencia técnica de 1950, en la actualidad me resulta tan extraño, como si fuera un sueño. Y cómo no, si hoy día puedo escuchar diferentes radios nacionales o internacionales con audición perfecta, y ya no en un aparato radial, sino a través del computador.

Y sin embargo – donde hay abundancia da asco, dice el refrán -, siento cierta nostalgia por aquellas audiciones radiales que más que ondas, parecían olas que llegaban a trompicones hasta nuestros oídos…

La memoria, que es tan antojadiza, me obliga a recordar las interminables lluvias del invierno chillanejo de aquellos años: 15 días, a veces un mes, lloviendo ininterrumpidamente día y noche. El brasero en medio de la habitación; la tetera en el fuego, el mate…

Las clases de la escuela suspendidas a causa del temporal… El Estero de Las Toscas, que en esos años aún no estaba canalizado en la parte Este de la ciudad, buscando el camino más corto, se desbocaba por las calles del pueblo que corrían de Este a Oeste. Hasta 40 centímetros de altura alcanzaba el raudal de aguas que pasaban frente a nuestra casa, en calle Constitución.

Todas las aguas corrían hacia el Oeste…, hacia el Oeste… « La suerte del pobre », hacia el Oeste estaban los barrios más humildes…

Mi maestro Merardo lo testimonió en sus décimas :

Villa Alegre se llamaba
el barrio del Cementerio.
Ese se anegaba en serio.
Pobres muertos, se inundaban
y en las urnas navegaban
sobre las aguas inmundas,
abandonando sus tumbas,
porque el estero Las Toscas
violaba las santas fosas
y hasta la muerte iracunda.

Poco tiene que ver ese mundo provinciano de hace más de 63 años, no sólo respecto de la tecnología actual, sino con costumbres, comportamientos, cultura (modo de vida y concepción de la vida). Menos aún aquel pasado tiene relación con el clima actual y las estaciones del año.

Sin embargo, no agregaré que « todo tiempo pasado fue mejor », porque mañana todo esto que escribo será pasado. Y tal como están las cosas no me puedo quejar de mi presente. Sólo que este presente me exige hacer el esfuerzo constante de la fuga: imaginándome que las perfectas imágenes y sonidos que me entregan las noticias a diario, son aberraciones que algún cineasta perverso construye para ganar el rating.