martes, 30 de agosto de 2011

LA ESPERANZA..., LO ÚLTIMO QUE SE PIERDE

Van Gogh






Verticalidad… versus… horizontalidad. That is the question, en este comienzo de siglo. La ponchera está revuelta… Veremos cómo queda este trago cuando los frutos reposen.
A propósito, recordé unos versos de mi amigo (Q.E.P.D.), el maestro Merardo:

 Claro que me gustaría

creer en algo divino,
sentir que tengo un camino.
¡Entonces qué no podría!,
si así, con mis averías,
andando lleno de dudas,
al punto de quedar muda
mi alma - de desencanto -,
persiste en ligarse al parto
aunque se quede desnuda.
             *
¡Qué más quisieran las flores: que el sol alumbrara siempre!,
sin luchar en su simiente
hasta sacar sus dolores,
que arriba son de colores
descompuestos por la luz,
y que los vemos yo y tú
como si fuera real,
aunque el pigmento es virtual,
¡maravillosa virtud!

                 *

De modo que la esperanza - lo último que se pierde -
será que esta pobre “liendre”,
no olvide que la templanza
- virtud que también se cansa -
es cualidad de lo Humano
que mira por sus hermanos,
y que más que en los placeres
se interesa en los deberes,
impulsados por su arcano.

domingo, 21 de agosto de 2011

RAÚL RUIZ Y OTROS FLECOS...


de Dalí, metamorfosis de Narciso


Hace ya unos días que estoy como un futbolista, haciendo fintas para esquivar el tema…, el tema de la muerte, de la muerte específica: de las amistades y compañeros de trabajo.
Tal vez mi suegro-amigo tenía razón: no hay que hablar ni de hospitales ni de cementerios. Pero el sentimiento insiste tozudamente: hemos llegado a una edad en que vas pasando por el bosque, desbrozando los matorrales, mientras algunos de tus amigos y/o compañeros van quedando en el camino.
Cuatro creadores artísticos, amigos chilenos, han caído en lo que va del año: Jaime Silva, brillante autor, profesor y director teatral; Andrés Racz, querido amigo cineasta (nunca mejor dicho, malogrado, porque esperábamos de él su plena madurez como creador); Brisolia Herrera, magnífica actriz, con destacados trabajos en lo que hoy es el Teatro Nacional, para luego regresar al grupo teatral que ella ayudó a fundar, el TUC de Concepción (Chile); y recientemente Raúl, Raúl Ruiz, prolífico cineasta que logró ser señalado por los círculos especializados, especialmente de Francia, como un renovador del cine.

 Brisolia, actriz y profesora teatral – con más de 60 años de profesión - se desarrolló fundamentalmente en teatro, y precisamente por eso, pasó inadvertida para un gran número de chilenos: el audiovisual se ha impuesto en estos tiempos como el medio masivo de comunicación artística, y a la vez como un medio de popularización de actores y actrices.

Pero quienes tuvimos la oportunidad de trabajar con Brisolia en el TUC de Concepción, y los numerosos espectadores que presenciaron su talento, recibimos emociones inolvidables de parte de ella.
Siempre he pensado y sentido que en el trabajo artístico teatral, todos aprendemos de todos. Y en lo personal, además de su rigurosidad y modestia en el trabajo artístico, aprendí de Brisolia a dar y recibir la amistad y compañerismo con la sencillez de una mano extendida siempre.

Brisolia y Raúl, son amigos y compañeros de los que fui separado por circunstancias involuntarias, y luego por nuestro mutuo desarrollo profesional.
En definitiva, me doy cuenta que los cuatro amigos mencionados, son o fueron amigos de la vieja guardia. De Brisolia, volví a tener noticias suyas indirectamente, a través de otra amiga y compañera de la vieja guardia, quizás después de 40 años, o más. Se dice fácil 40 años. ¡Pero qué de cosas habían pasado cuando vi una foto suya…! Como dije al comienzo, hemos llegado a una edad en que nos vamos quedando en el camino.

De Raúl… En los años 68-70, un grupo de actores instalados en Santiago – quienes coincidentemente habíamos iniciado nuestra vida profesional en el TUC de Concepción, y ya consolidados en el ámbito nacional -, decidimos colaborar con este “cabro gordo, que había escrito unas obras raras, y un proyecto de cine a medio terminar”.

Los actores éramos Delfina Guzmán, Shenda Román, Jaime Vadell, Luis Alarcón y yo. Todo comenzó cuando Raúl nos vio en una puesta en escena de “Tres Tristes Tigres”, una obra teatral de Alejandro Sieveking, una comedia sarcástica que nos estaba sacando de un hoyo económico. Provenientes todos del TUC de Concepción habíamos decidido fundar un grupo teatral, “Teatro El Cabildo”, de corta vida.
La obra teatral estaba teniendo una excelente conexión con los espectadores, de manera que cuando Raúl nos propuso llevarla al cine, supusimos alegremente que nuestro éxito artístico se transformaría en un éxito económico. De ilusiones también se vive…

“OK, por nosotros no hay problema. Hay que hablar con Sieveking”.
Y entonces comenzamos a conocer las “rarezas” de este “gordo”, que al correr de los años sería consagrado por la sofisticada revista francesa “Cahiers du Cinéma”, como un innovador del cine.

Sin embargo, en aquellos años 68, el grupo de actores sólo podíamos tomar con humor la manera estrafalaria en que Raúl planteó el proyecto de producción de “Tres tristes Tigres”, y sobre todo el comportamiento de Raúl dirigiendo: varias escenas en el apartamento de sus padres, llegando al set con hojas sueltas acabadas de tipear, que suponían un guión de diálogos: “Pueden cambiarlos o acomodarlos a su gusto…”.
Todo el rodaje de ese film fue tan responsablemente irresponsable, que se inscribe entre los rodajes más entretenidos de los que tenga memoria. Todo era complicidad entre el equipo, pura y simple complicidad. Todo parecía un chiste, un chiste en serio, pero un chiste. Porque nos reíamos muchísimo aguzando nuestro sentido crítico respecto del comportamiento “chileno”, tan incierto, tan ambivalente…

De tal modo que la “rareza” del cine de Raúl, quizás no tenga otro punto de partida que el medio cultural en el que nació y se crió: todo puede ser y no ser a la vez. Al menos esa era la percepción de él y el grupo de actores que le acompañamos en sus primeros largos en Chile.
Me ha tocado residir en lugares fuera de Chile, en los que el cine de Ruiz no llegaba habitualmente. Sin embargo por lo poco que he visto de sus producciones posteriores, y de acuerdo a otras tantas lecturas críticas sobre su cine, pienso que la “realidad humana” – o la realidad en general - continuó siendo percibida por Raúl como algo subjetivo. Al parecer, el “principio de incertidumbre” se ajustó perfectamente a lo que él intuía, motivado por el comportamiento chileno.

 Un lenguaje cinematográfico, derivado de las percepciones anotadas, es difícil que cuente con una recepción unánime. De momento, nuestra condición innata nos hace percibir la realidad como algo objetivo, coherente y evolutivo. Estimulado, además, por hermosas historias tradicionales de dioses encarnados, con psicología, vida pasión y muerte.


Mientras eso no cambie, si es que puede cambiar, Raúl no será un director de éxitos de taquilla, sino un director de culto para un público restringido, como otros cientos de creadores en la historia de las artes.
Para mí, por el momento, lo más importante es que se han quedado en el camino cuatro talentos chilenos, recordados y queridos amigos, uno de los cuales trascendió con creces el ámbito nacional.

domingo, 14 de agosto de 2011

"LOS SUEÑOS, SUEÑOS SON..."

Rembrandt, oldman sleeping



Abisidio, separó las nubes y tomando el gran megáfono preguntó:
-Terráqueos, ¿qué nos une en estos tiempos?
Y el Coro respondió:
-Los especuladores financieros, la política y el desencanto…
-Lleváis razón, alimento de bacterias, dijo Abisidio, mientras se esfumaba en medio de una tempestad de rayos y truenos.

Me dice Ricardo que en ese momento despertó. Eran las 6,30 de la mañana. Como el resto de su familia dormía, se levantó silenciosamente con la idea de escribirme un par de letras:
A propósito de ese sueño que te cuento, mi estimado amigo, considero que es cierto: la famosa globalización es el mejor invento que pudieron imaginar los grandes grupos económicos. Nos tienen jodidos pagando sus crisis, creadas exclusivamente por sus especulaciones financieras. Porque estos cabrones ya no ganan el dinero produciendo bienes y servicios, lo ganan especulando.
Han armado la trenza entre la banca, “los inversores”, las mafiosas agencias de riesgo y los políticos. Entre todos ellos han organizado un casino de lo más emocionante. He leído por ahí, que los billones que se transan “cada día” en el mercado de divisas, suman más de 200 veces el producto industrial bruto (PIB), diario, de los 15 países europeos más avanzados económicamente. Sácale punta al lápiz.

Entonces, mi estimado amigo, ¿por qué no pagan ellos sus propias crisis? Ah, porque para eso nos tienen a los millones de estúpidos a quienes nos suben los impuestos, nos echan al paro, recortan beneficios sociales, nos suben los precios de los bienes de consumo, etc.

¿Sabes que te digo? Aunque no tengo nada de “médium”, el sueño medio apocalíptico que me ha despertado esta mañana sugiere que estamos hasta más arriba de las narices, en todas partes del mundo. Y como no logremos que se controlen los mercados, las instituciones financieras, las mafiosas agencias de riesgo, nuestros políticos seguirán prostituyéndose transformando en intocables a los que crean - para su propio beneficio - las crisis cada vez más continuas y graves.
Las clases medias y populares, aun los estados, no podemos ser los eternos “paganinis”.

Todos los estados, sus constituciones, contienen un arsenal de leyes que pueden aplicarse a los “infractores económicos” (quizás deberíamos hablar de delincuentes económicos). Si yo cometo una infracción conduciendo mi vehículo no es el Estado quien paga la multa… Y no necesitamos dictadores para aplicar nuestras propias leyes…

Me río cuando me acuerdo del sofisma que el mercado era capaz de regular todo…
Menos mal que aquí en Chile, los estudiantes la tienen clara. Aquí se está armando una bola de nieve que a ratos recuerda la década del 80. Quién sabe si se logra una verdadera consulta nacional. Ojalá no vaya a aparecer esta vez otra agrupación política tipo Concertación, desvirtuando el movimiento popular.
En fin, no te lateo más… Ya sabes, un mal despertar lo tiene cualquiera. Dale saludos a tu pior es na. Un abrazo. Ricardo Calderón de la Barca.

domingo, 7 de agosto de 2011

EL DINERO, L´ARGENT, THE MONEY

de Rembrandt, Belshazzar´s feast


El dinero… ¡Carajos!: El Dinero... En alguna encuesta leí que el dinero tiene más atractivo incluso que el Sexo. En todo caso, según nos relacionemos con ellos, ambos pueden hacernos felices o arruinarnos (¿?)…
Muchos habrán visto aquel film norteamericano “Una propuesta indecente” (An Indecent Proposal). Film que ratifica una vez más que es falso aquello de “esas historias solamente suceden en las películas”. El arte en general nunca ha tenido ni podría tener otra fuente de inspiración que la realidad humana. Aun, el arte más fantasioso o abstracto, siempre tendrá como referente lo humano… Pero no nos dispersemos, otro día nos metemos con la maravillosa estética…

Porque maravilloso y sorprendente también es el fenómeno del dinero, que nos tiene alucinados hace miles de años. Evidentemente una invención humana que se pierde en los tiempos. Y no es precisamente el mundo “occidental y cristiano” el gestor de tan lúdico fenómeno.
Como es sabido, las primeras muestras de escritura datan del año 3.200 a. C., recogidas en la ciudad de Mesopotamia, Uruk. Y ya en dichas escrituras, se describen depósitos “bancarios” – y ¡chúpate esa! -, transacciones en “moneda extranjera”; préstamos con y sin garantía tanto en el nivel local como de las ciudades-estados vecinas.


La historia al respecto, es tan fascinante como el dinero mismo: las primeras leyes bancarias oficiales formaron parte del Código de Hammurabi (circa 1750 a. C.)

Más aún: el banco privado más antiguo cuyo nombre se conservó, fue el llamado “Los Nietos de Egibi”, creado en Babilonia en el siglo VII a. C. (Asociación: ¿sería un banquero el Genio de Aladino?)

Alguien ha dicho que estos bancos babilónicos, “por su minuciosa organización, el número de empleados y filiales, los registros y cuentas diarias que se llevaban del capital conservado en ellos, bien pueden compararse con los más grandes bancos de los siglos XIX y XX”. (Heichelheim, F.M., “An Ancien Economic History”: 122, Leiden, 1958, vol. III).


¿Sabe usted amigo lector (a) dónde se creó el primer papel moneda de estilo moderno? Fue emitido en China durante el reinado de Hien Tsung (806-821) como sustituto temporario de las tradicionales monedas de bronce.

Y ojo, a China en el año 1020, también le cabe el dudoso honor de haber padecido la primera hiperinflación en papel moneda, debido a la emisión excesiva, cuyo valor nominal era en total de 2.830.000 onzas de plata. Como los dueños de las fortunas siempre se las han arreglado para seducirnos con el dinero, los chinos de aquella época, para darle un mayor atractivo al papel moneda, lo hicieron con “una mezcla de papel y seda perfumada”. A pesar de ello no pudieron parar la crisis que fue tan devastadora como la que sufrieron Alemania y Rusia después de la Primera Guerra Mundial.


Según cuenta Bernard Lietaer en su libro El Futuro del Dinero: “el mundo occidental se enteró – con total incredulidad – de la existencia del papel moneda gracias a Marco Polo, quien estuvo en China entre 1275 y 1292.

Dent, J.M, en su libro The Travels of Marco Polo: 202-05, cap. XVIII, Londres, 1908, hace decir a Marco Polo: “En esta ciudad de Kanbalu se encuentra la máquina de acuñar dinero del Gran Khan, de quien bien se puede decir que posee el secreto de los alquimistas, ya que sabe cómo fabricar papel moneda… A los ejércitos del soberano se les paga con esta moneda, que para ellos es lo mismo que el oro o la plata. Teniendo en cuenta esto, puede afirmarse que el Gran Khan posee un tesoro más vasto que el de cualquier otro monarca en el universo”.


Esa moneda del Gran Khan - el dólar de la época (¿ahora será el Yuan?) -, fue una de las primeras monedas internacionales, ya que era aceptada desde la China continental hasta el Báltico, unos quinientos años antes de que esta costumbre se difundiera por Europa.

¿Así es que, si venimos bregando con el dinero desde hace un poco más de 5.000 años, seremos capaces de liberarnos de su distorsión fascinante? Las poderosas trenzas que ha creado la tenencia del dinero hace difícil pensar en otro sistema monetario que el actual.


Sin embargo no olvidemos que después de todo, el dinero es solamente un “acuerdo” entre las partes. Y el sistema monetario actual, sin duda ha alentado la competencia de manera tan desmedida, que ha llegado al punto de mostrarnos el abismo cada vez más cerca.


Quizás Bernard Lietaer, esté en lo cierto: en el futuro no lejano, las monedas “complementarias” que desde hace años vienen utilizando diversas comunidades, pueden convertirse en monedas nacionales o coexistir con ellas, en tanto al contrario de alentar la competencia, las monedas complementarias alientan la cooperación.

miércoles, 3 de agosto de 2011

JUGANDO CON EL HORIZONTE

de BZ, Mundaka forever

Mirando el horizonte de una porción del golfo de Bizkaia que admiro todos los días desde uno de los balcones de “Itxas Begira”, suelo jugar con la imaginación intentando reconstruir el instante emocional que sufrieron los aborígenes del Caribe, cuando en 1492 vieron acercarse, atónitos, las carabelas de Cristóbal Colón.
Dicho juego, es motivado por las diversas embarcaciones que aquí en Mundaka regresan en las tardes al pequeño puerto. Dependiendo de la luz, motoras; lanchas; veleros; pequeños yates – a lo lejos -, son sólo puntos negros o grises que se confunden con las sombras y brillos de las ondas marinas. Esos puntos aparecen y desaparecen detrás de la línea del horiznte…

Sin embargo, poco a poco, lentamente, esos objetos lejanos, confusos, comienzan a tomar forma… Entonces los reconozco, los identifico…, son embarcaciones… Y en se momento comienza mi juego: ¿y si esos objetos me fueran desconocidos…?
Para los aborígenes del Caribe, en 1492, las embarcaciones no eran desconocidas – se utilizaban canoas, piragüas -, pero no concebían el tamaño…, y el velamen… (respecto de las velas, aún se discute si eran utilizadas por los navegantes prehispánicos).

En mi infancia conocí las avionetas Cessna en el aeródromo de mi ciudad natal. Y cuando más tarde estuve informado de la existencia del avión Jumbo, la primera vez que estuve frente a él y monté en su interior (dos pisos, bar incluido), confieso que no podía creer que aquello se elevaría (en alguna otra ocasión contaré la terrorífica experiencia de mi primer vuelo en Jumbo).
Mirado el avión Jumbo desde la loza, simplemente me pareció un monstruo que sobrepasaba todo lo que mi mente concebía como un avión, un aparato construido para elevarse sobre la tierra, pero no aquello que era un edificio con alas…

¿Sería algo similar lo que le aconteció a aquellos aborígenes que desde la altura de algún monte comenzaron a distinguir aquellos objetos que en el horizonte crecían monstruosamente flotando sobre las aguas? ¿Y qué eran esas enormes alas que se inflaban con el viento…?

En la actualidad, el cine fantástico o de ciencia ficción, quizás nos tiene mejor preparados que a los aborígenes de ayer, del Caribe y resto del continente, para un encuentro con lo desconocido. Aunque pienso que ante un encuentro con extra terrestres, seguramente sentiríamos el mismo estupor que nuestros antepasados… (A propósito, no tengo el menor deseo de encontrarme con alienígenas. Tengo serias sospechas que sabiéndose ellos tecnológicamente superiores, actuarían con nosotros igual que los conquistadores de América).

Y en esta placentera ociosidad me encuentro algunas tardes en el balcón de la casa: entretenido, intentando adivinar qué tipo de embarcación es aquel punto gris o negro que comienza a perfilarse allá en el horizonte… Y por deformación profesional de actor, intento imaginarme y recrear el estado atónito que les supongo a mis antepasados aborígenes…