de Otto Dix, tríptico |
Desheredados, sí, nosotros, los ciudadanos. Y sin embargo hoy, paradojas de la vida, todos, hasta los más pobres, nos encontramos poseedores de un Poder que estamos desperdiciando.
Un Poder que podemos ejercer sin necesidad de contar con políticos que nos defiendan, ni jueces ni abogados. Poseemos un Poder que no requiere tomar un fusil e irnos al monte; un Poder que podemos ejercer sin necesidad de ser miembros de los directorios de las grandes transnacionales financieras, sin poseer los grandes medios de comunicación; sin necesidad de exponernos a las bombas lacrimógenas y desmanes de la policía o el ejército.
No nos han dejado más que la ilusión de ser ciudadanos, es cierto. Como tales, cada día estamos más lejos y ajenos de quienes toman las decisiones que administran nuestra vida. El afán de crecer infinitamente en un mundo finito, nos está llevando a un precipicio anunciado. Todos los estudios, análisis, etc., lo certifican.
Pero todo el Poder actual de los grupos financieros y sus lacayos, no se funda finalmente ni en su dinero, ni en sus armas ni ejércitos, ni siquiera en su mitología engañosamente ideológica. Su Poder, se sustenta en EL CONSUMO.
Y, ecuación para niños: ¿qué necesita el PODER del CONSUMO? Obvio: CONSUMIDORES.
Y esto último, somos nosotros, todos: consumidores. Aparentemente es una denominación peyorativa. Y sin embargo: ¿si tomamos conciencia de ello, y de capital pasivo lo transformamos en capital activo, se da cuenta, el inmenso Poder que poseemos? Esto es exactamente lo que en dialéctica, se llama una “contradicción”: los grandes grupos económicos, que han convertido a los políticos en sus cómplices y servidores para arrebatarnos nuestro derecho a una vida digna, nos han otorgado al mismo tiempo “la llave maestra” del poder actual: ser consumidores.
Ser consumidor – que no contempla ni izquierdas ni derechas -, hoy en día es una potencialidad de poder que ni siquiera los luchadores sociales han intentado organizar. Quizás, mejor así.
¡Y qué! ¿Con todo esto, lo estoy llamando al extremismo de dejar de consumir? ¿Le estoy invitando a dejar de comprar kerosén para la cocina o calefacción? ¿Lo quiero incitar a que no compre zanahorias, un computador, un celular, un auto, el vestido precioso que vio en la tienda ayer tarde?
Nada de eso. Sólo quiero llamarle su atención sobre la necesidad de ejercer el Poder que usted y yo tenemos. Solamente le sugiero que comencemos a administrarlo, a racionalizarlo, individualmente. ¿Puede usted, en estos momentos, eliminar o disminuir en algo su consumo? De momento no se preocupe si su vecino hace lo mismo. Ni siquiera intente normativizar la vida de sus cercanos: hijos, marido, esposa, hermanos, novia o novio, etc. No. Comencemos por nosotros mismos, individualmente, usted y yo.
Sin darnos cuenta, racionalizando nuestro consumo individual, ese Poder, el poder de nosotros los consumidores, se irá convirtiendo en algo colectivo. Y quién sabe, llegará el día en que nos pondremos de acuerdo – por el método de boca a boca y/o vía internet - para ejercer nuestro poder de boicotear a los abusadores, a los que insisten en llevarnos al barranco. Será el día en que colectivamente habremos tomado el Poder del Consumo, en nuestras manos.
Por el momento, retengamos esta idea - “claro como una lámpara/ simple como un anillo”, como diría el poeta -: SIN CONSUMO NO HAY CRECIMIENTO. Que es lo mismo que decir, racionalizando nuestro consumo, racionalizamos el crecimiento, y disminuimos el Poder de los poderosos.
De manera que gracias a nosotros – los ciudadanos desheredados, reducidos hoy día solamente a “recursos humanos” de la producción y el consumo - en un futuro próximo, quien desee crecer, deberá someterse a las reglas de nuestro Poder Racional del Consumo, y por tanto, de la producción.
Hoy mismo, probemos de no comprar alguno de los artículos que no nos sea imprescindible. Y con esa simple acción, habremos comenzado a ejercer nuestro Poder.
¿He pretendido decir algo novedoso? No. Solamente que ya es tiempo que comencemos a ejercer nuestro poder los que aún no hemos comenzado…