martes, 28 de diciembre de 2010

IN MEMORIAM. A JAIME SILVA

Jaime Silva y Begoña Zabala, Ensayo La Comedia Española

Hace años atrás, entre 1997-2004 estuve en Chile 6 años. Al poco tiempo de haber llegado me parecía que nunca había estado fuera del país. Diríamos que recuperé mi status artístico anterior, desde 1950 hasta 1973. En esta nueva estadía, obtuve premios y distinciones y sobre todo el afecto callejero que me dispensó la gente. Trabajé en teatro, en cine y televisión.
Fue esta última actividad la que me permitió vivir con holgura económicamente. Fue ella también la que me permitió trabajar a su vez en teatro, a veces invitado, otras, en producciones de autogestión.

Y fue, finalmente, la actividad televisiva – específicamente las teleseries - la que me permitió “existir” públicamente en Chile hasta 2004. Alguien me lo había dicho a poco de llegar allí en 1997: “Si quieres existir como actor, tienes que trabajar en la televisión”. Y así fue, a pesar que las teleseries en las que trabajé en Canal 13 tuvieron un bajo “rating”.
Me permitió existir…, repito, públicamente…

Durante esos mismos años, entre 1997 y 2004, había muchos compañeros, colegas teatristas, no sólo en Santiago, sino a través del país, que hacían una magnífica labor teatral… Pero no “existían”, excepto para los espectadores que ocasionalmente presenciaban sus espectáculos, porque no trabajaban en la televisión. Magníficas actrices, actores y directores de teatro, autores, escenógrafos, etc., no recibían el apoyo, antes por el contrario, eran ignorados por los medios de comunicación. Ignorados sus hechos culturales.

Muchos de estos compañeros, la mayoría, vivían precariamente. Porque bien se sabe que el teatro, en países como Chile, no es precisamente la “gallinita de los huevos de oro”. Los teatristas en Chile, eran en aquellos años – como lo fueron siempre – especie de anacoretas hedonistas – paradojas de la vida - , especie de sacerdotes sin iglesia.

Hace un par de días (26 de diciembre de 2010), ha muerto en Chile uno de esos teatristas que pasó sus últimos largos años, inadvertido: el magnífico hombre de teatro, autor, director y profesor teatral – maestro, para muchos – Jaime Silva.
Más de alguien que lea estas líneas, aun siendo chileno, se preguntará, ¿quién es Jaime Silva?

Jaime, es el autor de una obra infantil maravillosa que iluminó el corazón de niños y adultos en los años 60: “La Princesa Panchita”. Jaime, es el autor de otro gran éxito teatral: “El Evangelio según San Jaime” (puesta en escena en lo que actualmente es el Teatro Nacional). Obra polémica en su tiempo, sobre todo para quienes no comprendieron la clave de humor, sarcasmo e ironía, de la relación pagano-religiosa que ha mantenido siempre el pueblo chileno – del mismo modo que universalmente otros pueblos – con sus divinidades.
Conocí a Jaime, cuando ambos éramos alumnos de la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile, por allá por los años 55. El pertenecía a la promoción de Alejandro Sieveking, Tomás Vidiella, Víctor Jara, y otros más que mi memoria no retiene. Todos, teatristas que han aportado su singular talento por años, para placer de los espectadores chilenos.

Jaime, aquel muchacho rubio y de actitud modesta, ya desde sus tiempos de alumno denotó una cultura singular, exquisita, que continuó desarrollando a través de los años. Cultura teatral y universal, que le permitió ser un excelente director y maestro teatral. Y como tal vivió casi en el anonimato. Muchos de sus alumnos son hoy destacadas figuras de la televisión, el teatro y el cine nacionales.

Aquí en Montréal, provincia del Québec, hay también un buen número de ex discípulos que tuvieron el privilegio de trabajar bajo su dirección. Y aquí también, Jaime, destacó como autor con su obra “La Comedia Española”, obra dedicada a su amiga entrañable, Begoña Zabala.

Jaime Silva, gracias a su curriculum teatral, obtuvo la autorización del mismo Samuel Beckett para traducir varias de sus obras, las que pusiera en escena aquí en Montréal, primero, y posteriormente en Chile.
Sin embargo Jaime Silva, desde aquellos años de su extraordinario éxito con “El Evangelio según San Jaime”, no brilló en las páginas ni escritas ni televisivas. Jaime, no “existió” durante largos últimos años. Un maestro teatral, un intelectual de primera línea en toda la extensión de la palabra, no existió para los estamentos y autoridades culturales de Chile. Me temo que ni siquiera “existió” en Chile, ahora, en el momento en que dejó de existir.

Jaime, sé que durante todos estos últimos años viviste con gente a la que quisiste y te quisieron, quienes te seguirán queriendo. Quizás, finalmente, sea esa la verdadera manera de “existir”.

NOTA: Esta crónica en versión anterior equivocó la autoría de "Ánimas de día claro", atribuyéndola a Jaime. En realidad, su autor es Alejandro Sieveking. Mis excusas.

sábado, 18 de diciembre de 2010

ANTES DE QUE NOS PONGAN LA MORDAZA...

de Otto Dix

La filtración de los documentos de Wikileaks, ratifican la obsolescencia de nuestros actuales aparatos de dominación y gobiernos. Demuestran en realidad nuestra decadencia cultural. No, por sus contenidos, sino sobre todo porque aceptaremos la impunidad en la que seguirán ejerciendo el poder los personajes y estamentos denunciados.

El Poder, en todas sus formas, económicas, políticas y morales ha sido cuestionado en dichos documentos. Y por supuesto, el Poder responderá a esos ataques con todas sus armas si es necesario. Lo hará de tal manera que entenderemos que hay que cerrar la boca. ¡Chitón!, será la orden implícita y explícita.
Quiero decir, que aparte del comentario de sobremesa de nosotros los huevonócratas, y las ganancias coyunturales que obtienen los medios de comunicación escandalizando respecto de estos últimos 250.000 documentos de wikileaks, todo seguirá igual.

Y seguirá igual, quizás porque en el fondo – de acuerdo al modelo cultural en que vivimos – todos nosotros pensamos, que puestos en circunstancias similares a los personajes esta vez denunciados, actuaríamos de la misma manera.
Sin embargo, llamaradas de paja se ven hoy por todas partes del mundo. Llamaradas reivindicativas: salarios; seguridad en el trabajo; huelgas; ¡incendios de cárceles!; derecho a la casa propia; pensiones; autonomías de varios pueblos - incluso luchas independentistas -, etc. etc. También se ven otras llamaradas, que más bien parecen hogueras: los pueblos que luchan por expulsar a los invasores.
Todas causas muy legítimas. Pero son muy pocos los que aún insisten en luchar por un profundo cambio cultural, que implica reconsiderar nuestra concepción misma del Poder y su ejercicio.

Conste que no estoy sugiriendo desterrar el capitalismo. Mientras no encontremos otro sistema que aporte sobre todo una “ilusión”, que contenga también un valor “mágico”, tenemos que resignarnos con el mito de la libertad individual, de la democracia, la justicia es igual para todos, en fin, el esfuerzo individual, etc. Aunque filtraciones como las de wikileaks demuestren precisamente su falsedad.
Pero hablemos claro, ya que a usted le gustan las “verdades reveladas”. Tengo que decirle que si aún no es capaz de confiar en el otro, si todavía no es capaz de actuar unido tras la utopía de que otro mundo es posible - para qué lo voy a engañar -, usted seguirá perteneciendo a la huevonocracia. Y un huevonócrata consecuente no tiene derecho a quejarse. Acepta su condición sin chistar.
¿Y sabe quién ha escrito esto? Un consecuente huevonócrata. *


*NOTA: Amigas fraternales me han criticado el término “huevonócrata”, por considerarlo sexista, con intención de género. Aunque bien se sabe que ser huevón es una condición sicológica, que no designa género ni cualidad testicular. Me han propuesto el término “úterohuevonócrata”. Sin embargo, a riesgo de ser denunciado por wikileaks, he decidido por mayoría absoluta rechazar tal propuesta.

viernes, 10 de diciembre de 2010

LA NEIGE


de Idoia, Mont-Tremblant

¿Han visto alguna vez una bandada inmensa de aves blancas migratorias cubriendo el cielo entero? ¿Han visto esas bandadas descender en el valle o sobre un gran lago, transformando aquello en una sábana blanca extendida más allá de vuestra vista?
Así, así llega la primera nevada aquí en el Québec. Tal si fuera una bandada de aves migratorias, viene dejando caer un granizo leve que invade campos y jardines, árboles; techumbres, sillas y mesas de verano; automóviles estacionados. No hay capital, ni fortaleza que se resista a sus pinceladas blancas que terminan en gráciles plumas...

En ese momento, el reino de la blancura ha emplazado su trono. Desde hace ya tres días, la nieve es la reina del Québec. Hoy, por ejemplo, 10 de diciembre, estamos a 14º bajo cero. Y si corren algunas brisas, estaremos acercándonos a los 20º bajo cero. Sin embargo, mientras el frío sea un paisaje, es hermoso (“…blanco, que te quiero blanco…”, parodiando a Lorca).
Han de saber ustedes – a riesgo de cometer una infidencia – que la Nieve tiene un amante: el Silencio. (¡Qué coincidencia! Mi madre se llamaba María de las Nieves, y mi padre era bastante silencioso).

Pero en fin. Al igual que las primeras lluvias, las nieves iniciales de temporada también provocan una especie de atontamiento en calles y carreteras. Los conductores de vehículos no se resignan a bajar la velocidad de sus coches y camiones: allí, una cadena de pequeños choques; allá un camión volcado… Los 20 minutos que tomabas para ir al trabajo, ahora pueden transformarse en hora y media, y también en dos horas.

En estas circunstancias, nadie quisiera ser peatón con 20º bajo cero, pero claro, los hay. Son ojos, que caminan. Sí, ojos. Es lo único que queda al descubierto, luego del gorro metido hasta cubrir las orejas, y la bufanda cubriendo la boca. (“Qué injusticia, dirá una mujer musulmana. Me quieren prohibir el “Niqab”, ¿y sin embargo todos estos ojos que veo caminar…, qué?”).
Si en un día como hoy te quedas una mañana solo en casa, todo es blanco, quieto y silencioso…

¡Qué contraste! ¡Qué diverso es nuestro mundo! ¿Ven? Es el silencio… Es la blancura, que intenta traer a mi memoria tanta nieve sucia en diversos puntos de este globo azul… Pero debo aprovechar este instante de placidez y… ¿olvido?...
Nuestra actividad humana ensuciará la nieve…, sin duda… Pero vendrán otras blancas bandadas migratorias a imponer su limpidez, y el silencio… Carpe Diem.

martes, 7 de diciembre de 2010

GÜIKILIK, TIKI KAKA


(Documentos Secretos)

-COMO EN EL JUEGO DEL CUBILETE, YO, POBRE AVE CONSUMIDOR, LEYENDO LOS DOCUMENTOS DE WIKILEAKS, POR EL MOMENTO, “PIDO POR ABAJO…” (¿?)

-LO MISMO ME PASA CON LA JUSTICIA CHILENA. CADA VEZ SON MÁS LOS CASOS EN QUE SE ESTIGMATIZA A DIVERSAS PERSONAS SIN QUE ANTES LOS FISCALES REÚNAN PRUEBAS ACUSATORIAS SUFICIENTES. DE MANERA QUE RESPECTO DE LA JUSTICIA EN CHILE: “PIDO POR ABAJO…” (¿?)

-AQUÍ EN MONTRÉAL, PUBLICA HOY EL DIARIO « LA PRESSE » (EXISTE EN LA ACTUALIDAD UNA INSISTENTE CAMPAÑA DENUNCIANDO LO QUE TODO EL MUNDO SABE: LA INFILTRACIÓN Y DOMINIO DE LA MAFFIA EN EL CAMPO DE LA CONSTRUCCIÓN):

« En virtud de la Ley sobre la construcción, las empresas de Construcción Louisbourg et Simard-Beaudry arriesgan de ver suspendida su licencia si ellas son declaradas culpables de fraude fiscal. En cuyo caso, teniendo en cuenta la importancia de dichas empresas, la industria de la construcción del Québec conocería un trastorno sin precedentes.

Las dos sociedades y sus 10 filiales, dirigidas desde hace años por Tony Accurso, han tenido la misma licencia de la Dirección general de la construcción. Desde 1990, estas empresas han obtenido alrededor de mil millones de dólares en contratos públicos en el Québec, lo que hace del señor Accurso uno de los más importantes, si no el más importante de la industria. De este modo sus empresas también están muy presentes en el sector privado.

En una declaración fechada en 1994 y depositada en la Corte de Justicia de Ontario, el dirigente de una gran sociedad norteamericana que quería establecerse en Canadá, hizo notar: “ninguna firma podría hacer negocios con éxito en la industria de la construcción en Ontario y el Québec sin la plena cooperación de ciertos líderes de la industria, quiero decir, sin la cooperación del señor Tony Accurso”.

A buen entendedor, pocas palabras. De manera que respecto de la penalidad que pueda sufrir el Señor Accurso y sus empresas: “PIDO POR ABAJO”… (¿?)