jueves, 16 de octubre de 2008

EL PESO DE LOS TESTÍCULOS


de Roberto Matta

Nosotros, los ciudadanos comunes y corrientes, los consumidores, nosotros, “recursos humanos”, los que pagamos nuestros impuestos religiosamente, somos unos “pobres aves” (personas absolutamente vulnerables), un atado de huevones (huevones: en una de sus múltiples acepciones: “el peso de los testículos nos inhibe la capacidad de lucha”), víctimas de la descarada ambición de los grandes grupos económicos internacionales (cabrones frescos de raja). Está a la vista.




Nos asaltan periódicamente a mano armada, a cara descubierta y a plena luz del día, y a los asaltantes no les sale “ni por curao” (ni siquiera el cobro de una infracción por andar ebrio en la vía pública). ¡Eso es ser un delincuente verdaderamente profesional! ¡Eso es saber hacer bien las cosas! No hay duda.




¿Me puede decir usted, estimado lector (lector: huevón que pierde el tiempo leyendo estas líneas), usted que se cree tan ciudadano como yo, cuántos miles de dólares le ha puesto el gobierno o el Estado de su país para que usted arregle su propia crisis? ¡Pichula! (nombre infantil del pene), perdonando la expresión.




Usted y yo, seguiremos pagando los costes a través de nuestros dineros que el Estado (aparato digestitivo del Poder de los frescos car´e raja) recolecta de nosotros - los huevones - anualmente, y que ahora se los donan a los pobres grupos financieros - los frescos citados más arriba - para que sigan especulando. Seguiremos pagando la crisis además a través del Libre Mercado (Libre Mercado: Dios, que reemplaza a Dios): alza de precios, recorte de empleos, cesantía, etc.




Las Bolsas del mundo (primera acepción: guarida de forajidos) bajaron y subieron en una semana. Y lo seguirán haciendo a su antojo. ¿Alguien sabe quiénes fueron o serán beneficiados con la baja y el alza? ¿Quizás sea usted o yo (los huevones)?




¿O usted es de los que dice “pobres bancos, esos que quebraron”? ¡No, no creo que usted sea “tan de las chacras”! (¡tan, pero tan rehuevón!) Seguramente que no. Usted y yo sabemos que este tipo de crisis es la manera que tiene el capital de cambiar de manos, una especie de trasvasije periódico, que repito, lo pagamos los mat´e huevas.




Hoy justamente aquí en Canadá debo ir a cumplir con mi “deber cívico” (ilusión del ciudadano): tenemos elecciones federales: carnaval de ofertas verbales. Yo votaré por alguien a pesar de todo, pero sólo porque aún aquí en este país restan servicios sociales asegurados por el Estado, como la salud y la educación. En otros países, en donde se admite precisamente que la salud y la educación sean un pingüe negocio (sin aludir a Chile, por supuesto), ¡filo con los políticos!
(Últimas noticias indican que prácticamente el 50% de los canadienses no participaron en la elección. Escepticismo que recorre todas las “democracias occidentales”. Tal vez los huevones estemos en proceso de extinción, después de todo).




Por su parte, los vecinos del sur, EEUU, tienen sus elecciones en noviembre: fuegos artificiales. Con el aditamento del show – los norteamericanos son los reyes del show, hay que reconocerlo - de un candidato ex “matavietnamitas”, y un candidato negro que, en caso de triunfar, no tendrá otra opción que gobernar para los poderosos señores del dinero y de la guerra - los cabrones citados más arriba - que coincidentemente en ese país son blancos (aunque hilando fino, tampoco todos los negros en USA son inocentes palomas).




Y nadie se extrañaría si en un futuro indeterminado viéramos en la CNN un reality-show – no deseable evidentemente -, con asesinatos transmitidos desde el mismo lugar de los acontecimientos, o provocaciones sociales fuera de control, tipo América Latina. Dependerá de que nadie se confunda en quién tiene el Poder realmente en USA.




Ante tanta desvergüenza, quiero decir, ante el tipo de mundo que hemos ayudado a construir, a veces me entra el consuelo del huevón:




“Cerca de mil millones de habitantes – 1.000.000.000 - de los países en desarrollo (subdesarrollados se les llamaba antes) son víctimas del hambre, agravada ahora por las alzas de precio de alimentos esenciales, según un informe de la organización humanitaria británica, OXFAM”.




Menos mal que yo no estoy en esa millonada, me digo y - fresco car´e raja yo también -, sigo leyendo:




“Científicos encontraron que casi ningún área de los mares ha quedado prístina, y más del 40% de los océanos del mundo han sido afectados por la polución”. Y entonces como huevón me digo: Quiere decir que todos comeremos pescados podridos. ¡Esa es democracia, mierda!




Y como sigo leyendo asuntos relativos a la ecología, de puro huevón me entra la onda suicida: ¿Que la naturaleza ya no es capaz de reabsorber el gas carbónico que emite ella misma además del que produce la actividad humana? ¿Y que la biodiversidad por tanto se está yendo a la mierda, extinguiéndose diversas especies cada día, vegetales y animales? ¡Qué bien!, me digo. Así nos vamos todos a la mierda de una vez, ricos y pobres, incluidos los grupos financieros, ¡qué rico!




Ahora bien. Huevón seré, pero no tanto como para no darme cuenta que cuando el agua bebestible se agote en el mundo (es sólo el 2,5%), los vampiros financieros - los cabrones frescos car´e raja citados más arriba - se acordarán que nuestro cuerpo tiene un 70% de agua, y en vez de seguir chupándonos la sangre querrán chuparnos el agua.




Llegado a este punto me invade el colmo de mi huevonería y me pongo a reír. Sí, me río a mandíbula batiente de los cabrones citados más arriba. ¿Sabe por qué? Porque debido a la ambición de lucro de los frescos car´e raja mencionados, el agua que contengo se me ha convertido en mierda.




“Riiidiiii, Pagliaccio…”



¿Y por qué - me pregunto en un golpe de lucidez huevona - dejo que los cabrones me pasen por la cola del pavo? (¡por el culo del pavo, pa que nos entendamos!) Porque me metí en la danza del consumismo, me contesto. Y lo mucho o poco que consumo, no quiero perderlo.



Y justamente el 2009 ha sido declarado el AÑO DEL CONSUMISMO.



Según los más reconocidos expertos en economía, marketing y tendencias del consumidor, el 2009 será el año del... C O N S U M I S M O. Los expertos dicen que:



Usted tendrá que quedarse: consu-mismo coche; consu-mismo sueldo; consu-mismo techo; consu-mismo vestuario; consu-mismo par de zapatos; y ojalá…, consu-mismo trabajo...



¿Y eso nos pasará por…?... ¡huevones!



Termino de desayunar mis huevos revueltos, y como huevón, me digo: no hay que tomarse la vida tan en serio, total, de ella no saldremos vivos.

jueves, 9 de octubre de 2008

EL REGALO





No siempre he estado en Chile para el estreno de un film en el cual he yo he participado como actor.

Esta vez no sólo estuve para el estreno del film El Regalo (a partir del 2 de octubre en cartelera en los cines de Chile), sino que la Productora “Deliriofilms” de Galaz-Ugalde, me invitó a la promoción. Ello me permitió conocer la reacción de diferentes públicos en la capital y en provincia durante una semana.

No tengo que ser yo el publicista de dicho film ni siquiera los medios de comunicación chilenos. Es el llamado, “boca a boca”, quien está haciendo la propaganda. La película ya recibió el Premio del Público en el Festival Internacional de Valdivia (Chile), como la mejor película del cine chileno en la muestra del mencionado festival. Y los espectadores asisten a los cines a través del país para ver El Regalo con tanto entusiasmo que ya augura un éxito de taquilla.

Por mi parte hacía años que no había recibido el afecto directo del público en las diferentes exhibiciones en el cine Hoyts. Un afecto entusiasta, alegre, emocionante.

Claro, es la primera vez que participo como actor en un film género comedia, y felizmente con un magnífico resultado artístico: la historia, la dirección, fotografía, actuación, etc.

Esta vez, ha sido muy distinto para mí el ánimo, “las vibras” con que se me acercaron los espectadores – jóvenes, maduros y adultos mayores - luego de haber visto una comedia, distinto a aquellas veces cuando habían visto un drama o tragedia.

Es evidente, dirán ustedes, y sí, es evidente. Pero la actitud emocionada de alegría, de optimismo que me transmitieron la multitud de abrazos que me saludaban, para mí fue una sorpresa.

La actitud de los espectadores que me saludaron en El Regalo era casi de agradecimiento por haberlos hecho sentir transportados hacia una ilusión. ¡Ilusión, qué palabra tan en desuso en estos tiempos que corren! Y no obstante al parecer esa es una de las emociones que provoca este film: el espectador sale embargado de ilusión.

Divertirse embargado de ilusión no me dirán ustedes que no es un regalo. Porque claro, ¿quién no se va a divertir pudiendo ver a los padres o abuelos fuera de casa, libres de la pesada carga de tener que servir cotidianamente de parámetros de corrección, pulcritud y ponderación?

Si el amor no tiene edad, El Regalo también nos cuenta que la vida tiene dos fases: en la primera se aprende y la segunda nos sorprende.