jueves, 12 de junio de 2008

Peligroso virus ataca Chile






Ahora que Bush ha recibido su premio por su política prepotente, tendrá que sacar cuentas de cuántos de sus amigos seguirán siendo sus amigos. Hoy en día son pocas las amistades que siguen siendo fieles con los perdedores. El propio Runsfeld lo ha abandonado para dedicarse a defender su multibillonaria fortuna, parte de la cual está invertida e incrementándose precisamente en Irak.




Pienso que el amigo más connotado que le va quedando a George W., es Bin Laden, quien le ha servido de pretexto para justificar sus peores aberraciones.
Y digo que es su amigo porque Bin Laden posee la facultad de aparecer y desaparecer justamente cuando Bush lo necesita [sin olvidar que aquél fue instruido por los “good fellas” de Langley].Pero en fin, la política en general tanto interior como exterior, y en todas partes, siempre ha necesitado el apoyo de las técnicas conspirativas. Técnicas que desideologizadas derivan fácilmente en corrupción.Aunque esta última tiene antes que nada su fuente nutricia en un ambiente cultural individualista, banalizado, desiguales oportunidades sociales, y una excesiva diferencia entre ricos y pobres, que provoca finalmente el desencanto.


Por ejemplo en Chile, allí hay un medio ambiente cultural excelente que permite disminuir notablemente el sistema inmunológico de la población, propiciando el ataque del virus AA.Don Pedro de Valdivia y su pandilla de mataindígenas, al igual que los Conquistadores peninsulares del resto de América, además de ser portadores del exterminador virus de la viruela, todos ellos, fueron portadores de otro virus mucho más infeccioso y persistente, el virus que en Chile se denomina AA. En un medio cultural como el descrito más arriba el hálito de la corrupción no sólo invade al delincuente habitual sino a variados sectores de la sociedad. Tanto, que los que se salvan, todos los días se preguntan si son… o se hacen... En dicho medio no se necesita ser ni presidente de un Banco ni ser un poderoso empresario. Para ser infectado por el AA tampoco se requiere ser Dictador, porque en cuyo caso la infección pasa a nivel de septicemia, tal como le ocurrió al honorable Benemérito de las FFAA chilenas.


Homo chilensis éste que se dio cuenta rápidamente que no infectándose con dineros privados, tenía cancha libre para contaminarse con el AA.Este virus no es ni clasista ni racista, a pesar que es respetuoso de las estratificaciones sociales, contamina a cada uno en su nivel. El debilitamiento del sistema inmunológico es simple: “el pajarito nuevo” una vez llegado a un mínimo puesto de decisión y viendo cómo se cocina allí el pescado, se guarda “el gil” – con el que todos nacemos - en la cartera, y piensa: si todos están infectados, por qué no yo. Y listo, la contaminación con el AA es casi automática.Es importante tener presente que Chile, socialmente, es como una escalera. Ojo con esto. Ello quiere decir que hay implícitos muy estrictos, por tanto no hay que olvidar las pildoritas de “ubícatex”: cada uno debe saber infectarse en el peldaño que le corresponde, porque el que se equivoca de peldaño paga prenda: ¡güenas peras te mandó saludos! Esto último puede sucederle especialmente a los que sacan cuentas que si antes tenían la oportunidad de 6 años, ahora sólo tienen 4 para contaminarse.




Y así como años atrás la gente en Chile saltaba gritando “el que no salta es momio”, hoy la consigna es: “el que no se contamina es huevón” [tengo entendido que actualmente hay una película chilena que habla algo de esto].
Porque como digo, el AA es un virus habitual en mi país, se está reproduciendo en Chile desde los tiempos de la Conquista. Y hoy los muchachotes de la Alianza y otros, que se rasgan las vestiduras a propósito del Benemérito, de Chiledeportes, del reparto de industrias y capitales durante la dictadura, y un tremendo e histórico ETC., ETC., ETC., no deberían estropear su vestuario y pensar más bien en lo que sabiamente ellos mismos escribieron en la Ley chilena, conscientes de la tradicional situación viral: “En Chile se es inocente hasta que alguien te destape la olla”.


¿Se figuran ustedes la que quedaría en ese país, si la acuciosa investigación – debería decir inoficiosa - que se le ha hecho al Benemérito, se la hicieran a connotados personeros de los poderes del Estado histórico chileno, a Empresarios, políticos, y al almacenero de la esquina? “¡Dios mío, prefiero morir virgen!”, como decía doña Eduviges. La Derecha chilena tiene el descaro hoy de reclamar por los rebrotes del virus AA, virus gracias al cual esa Derecha se convirtió en la clase dominante. Derecha que está emparentada con Conquistadores [mataindígenas, encomenderos y violadores] y Colonizadores [usurpadores de tierras y pulperos explotadores, además de malversadores de los dineros reales], y que una vez lograda la Independencia - gracias a la sangre de los “peones” -, siguieron contaminados con el AA y se hicieron cómplices con todos los infectados, desde 1818.




De manera que cuando hoy a esa Derecha se le ve rasgar vestiduras, uno teme que la impudicia los deje en pelotas. Porque no ha habido ni año ni siglo en que todos ellos no se hayan enriquecido de manera más que ilícita. La prueba más evidente, indesmentible, es la histórica e injusta distribución del ingreso que la han mantenido desde los tiempos de la Conquista. El gobierno actual, o los gobiernos de la Concertación mejor dicho, no son responsables de la contaminación del AA, ellos no han hecho otra cosa que administrar un sistema o modelo, que con variantes, preserva la tradición histórica: si quieres surgir en Chile, “debes saber agarrarte a la teta” [síntesis ideológica expresada por el empresario don Felipe Lamarca].


Me ha venido a la memoria el gobierno del general Ibáñez [r] en su período presidencial como civil. Una vez más en aquellos años el sistema inmunológico en Chile estaba bajísimo. Cuando un Ministro de Hacienda tuvo que abandonar el cargo porque aquél también hacía un cuadro de septicemia, los periodistas le comentaron al general:-“Presidente, el Ministro fulano se va muy triste…”-“Triste se irá, pus, pero no pobre”, contestó Ibáñez.Y si alguien no me cree que el virus AA es de vieja data en Chile puede leer a Alonso de Ercilla y Zúñiga:“El felice suceso, la victoria,/ la fama y posesiones que adquirían/ los trujo a tal soberbia y vanagloria,/ que en mil leguas diez hombres no cabían;/ sin pasarles jamás por la memoria/ que en siete pies de tierra al fin habían/ de venir a caber sus hinchazones,/ su gloria vana y vanas pretensiones”. [La Araucana, canto I]Y aprovecho de citar estas otras perlas de Francisco Núñez de Pineda y Bascuñán en “Cautiverio Feliz”, refiriéndose a los administradores de justicia en tiempos de la Conquista: “… sólo cuidan y solicitan sus aumentos y sus mayores medras a costa de la sangre de los pobres…”Y el último fragmento de don Francisco, para no latear, refiriéndose a quienes tenían la misión y posibilidad de buscar la pacificación con los indígenas: “… hallamos lo contrario en algunos que han venido y vienen [entre otros moderados y atentos en sus acciones], que a cara descubierta y sin rebozo roban, quitan y destruyen, no tan solamente ellos, sino también sus confidentes y allegados…”


Así es. Desde aquella época sufrimos el flagelo del virus AA, popularmente conocido como el “agarra Aguirre”. Y les ahorro recordar la percepción que tenían Recabarren y Alejandro Venegas del Chile del primer centenario de la República, 1910 [¡que dijeron lo suyo, vaya que lo dijeron!]. De manera que los que hoy escandalizan con el rebrote del robo y la corrupción en tono de “¡ésto aquí nunca ha pasado, m´hijita!”, generalmente tienen la bolsa bajo la manta, o han roto sus espejos. Cada día se hace más difícil tirar la primera piedra en aquel balcón del Pacífico [hago una excepción muy clara de la señora presidenta]. Porque la corrupción crea trenzas, complicidad implícita, cofradías y aun mafias.


Y por sobre todo se hace difícil tirar la primera piedra por la simple y clara razón que el virus del “agarra Aguirre” a todas luces es el valor supremo de la vida, según el modelito chileno.En un país en el cual la cultura del idiotismo reina con el mejor rating, y el reparto siempre ha sido “one for you, five thounsand for me”, es contradictorio pegarle en las manos a cualquiera que las meta en alguna bolsa. Con razón los infectados alegan que sin “poderoso caballero es don Dinero” no se puede participar en el jolgorio del mercado.




Así, el siguiente axioma, en Chile, lo maneja hasta el más gil de los torrejas: “más vale que te procesen por haber agarrado, que recibir lumazos en la calle por exigir tu parte”.No obstante, y en un rapto de chauvinismo a favor de Chile, les contaré una anécdota que le sucedió a un compatriota cuando salió al exilio a otro país latinoamericano. Aquél compañero era un profesional que simplemente no estaba contaminado. Sin embargo sus colegas de oficina en aquel país le hicieron un vacío ostensible al correr de las semanas. Ni siquiera le hablaban. El compañero, incómodo, se acercó al nativo que le había conseguido el trabajo para contarle su situación.-“Muy simple”, le contestó el amigo. “Este fin de semana a la vista de todos llévate algo de la oficina. Algo, una máquina de escribir, algo.”


Llegado el fin de semana mi compatriota se debatía en las dudas. Pero pese a su vergüenza el compañero se decidió por tomar dos resmas de papel. Se las puso bajo el brazo, tosió para evidenciar su delito y salió caminando. Todos los colegas lo miraron, pero sin chistar. Sin embargo cuando el lunes regresó al trabajo:-“¡Hola, chileno, cómo has pasado tu fin de semana!”, lo palmoteó quien tenía más cara de sinvergüenza, acompañado de las risitas de los colegas.Todo claro, por fin el chileno también estaba pringado, era uno más de ellos. Estoy seguro que habrá muchos chilenos que no han necesitado salir del país para contar una experiencia similar, eso sí, respetando su peldaño.Pero a todo esto tengo una duda que agradecería a los lectores me la aclararan: ¿habrá sido Francisco de Aguirre, el Conquistador, quien agarró en demasía, o le habrán cargado el muerto con el virus AA?


Para terminar con mis inocentes intenciones de “asepsia nacional”, les dejo con un parrafito de San Agustín - obviamente en su etapa marxista -, y que ratifica que en todos los tiempos y lugares se han cocido habas:“…adonde los príncipes que gobiernan son lobos hambrientos para chupar la sangre y el sudor del pobre, es fuerza que falte la justicia, y con su falta ¿qué pensáis que son los reinos, sino un depósito de ladrones, cuyos robos y maleficios los hacen depravados y perversos?”. -


¡Guau!, el cardenal Medina seguro que se habría opuesto a su beatificación!




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